Otra vez. No aprendemos. El favoritismo de Madrid y Barça otorgado por
los medios españoles tuvo una autoritaria y contundente respuesta a lo
largo de la semana. Un zas en toda la boca de la emergente Bundesliga liderada
por sus pupilos más aventajados: Bayern y Borussia. Un brutal 8-1 que
ha servido a los conjuntos germanos para prácticamente conseguir una
cita con la afamada 'Orejona' en la finalísima de Londres.
La estéril posesión azulgrana y la indolencia blanca sufrieron en sus carnes la voracidad y el atropello de un fútbol físico, directo y veloz. Verticalidad unida a talento para dejar los encuentros de vuelta al borde de la intrascendencia. Sólo la fe alimenta una pequeña llama en la oscuridad del colapso intersemanal.
Como ocurrió el año pasado, es más que probable que Barça y Madrid sean despedidos a las puertas de la final, aunque la diferencia con la campaña anterior radica en la forma que pueden salir de la competición. Es difícil, por no decir imposible, pero los dos ogros del fútbol español tienen unos pocos días para reflexionar y revindicarse a través del orgullo y fútbol que les ha permitido disponer del cartel de favorito en los últimos tiempos.
La fuerza del Nou Camp y del Bernabéu no es baladí, pero sorprender al poder alemán establecido sólo será posible si los jugadores están convencidos de la victoria y deciden competir. De ellos solo depende que la vuelta para el oponente sea una tortura o un camino de rosas hacia Wembley. Veremos si los hombres de blanco y azulgrana han dicho la última palabra.
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