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El Ministerio de Educación hace tiempo y las comunidades autónomas, después, han puesto en marcha decenas de programas desde tiempo inmemorial

Abandono temprano del sistema educativo

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¡Lo que nos faltaba por oír! Me gustaría saber quién ha soplado en la oreja al secretario general de CCOO, Ignacio Fernández Toxo, para que salga a los medios de comunicación hablando de la conveniencia de ampliar a los 18 años la edad obligatoria de escolarización. De entrada ya me parece una barbaridad en toda regla.

Según él es una forma de acercar de nuevo al sistema educativo a los jóvenes parados que abandonaron dicho sistema antes de tiempo. Le ha faltado decir que sería conveniente también que volviera el Servicio Militar para los jóvenes parados entre 16 y 18 años, de forma que recibieran una formación y, a la vez, un sueldo.

No hace falta que nos recuerde, Fernández Toxo, que España tiene unas tasas de abandono escolar y de fracaso que superan el 32%. Los números están muy encima de las que conocemos dentro de la Unión Europea. Durante mucho tiempo en España ha cegado a un sector de la juventud el hecho de poderse incorporar al mundo del trabajo, donde se ganaba dinero fácil y también ‘en negro’ muchas veces y en muchas empresas. Buena parte de esos jóvenes se ven hoy con lo puesto y con un nivel muy bajo de formación para afrontar las exigencias de los nuevos tiempos. Esa realidad se puede comprobar en los actuales centros de educación de personas adultas.

Por cierto, el secretario general de CCOO debería saber que en todas las comunidades autónomas existen este tipo de centros, así como que son un importante elemento sustentante, tanto para quienes regresan al sistema educativo porque lo abandonaron de forma temprana, como para quienes no completaron su formación en los institutos ordinarios. El gran trabajo de este tipo de centros, a quienes no siempre se presta el apoyo debido, ha hecho que muchos de quienes abandonaron de forma temprana el sistema se hayan podido reenganchar, e incluso acceder a otros niveles del sistema educativo.

Esta variante del sistema educativo siempre ha sido un punto de enganche para actualizar, fomentar y desarrollar la formación de personas jóvenes y no tan jóvenes. Pero esto no es nuevo: el MEC primero y las comunidades autónomas, después, han puesto en marcha decenas de programas desde tiempo inmemorial. Pero claro, el sector de educación del sindicato comunista nunca ha prestado excesiva atención a la educación de adultos, ni a la presencial y a la modalidad a distancia.

Es fácil advertir que, la afirmación del secretario general de la Federación de Enseñanza de CCOO, Francisco García, no requiere de un especial estrujamiento de cerebro. García parece estar convencido de que el “abandono temprano de la educación es el principal problema de nuestro sistema". Pues no, señor García, ese es uno de los problemas, pero le aseguro que hay más, muchos más. Gran parte de ellos se arrastran desde 1990, momento en que se aprobó la LOGSE. Hoy estamos viendo las consecuencias de aquella nefasta ley y de los revoltijos que han supuesto leyes posteriores como la LOPEGCE y la LOE. Lo que nos traiga la LOMCE será otro tema, aunque de momento el anteproyecto no ilusiona.

No le voy a recordar al señor García la falsa igualdad y el ideológico falso igualitarismo de la LOGSE; ese concepto raro que consistía en igualar a todos por abajo. Tampoco hay que recordarle que el PSOE presumía de sus políticas retorcidas como la “discriminación positiva”, ese concepto tan atragantado para la lógica y contrario a la igualdad de oportunidades.

Hay algo en lo que García sí tiene razón: estamos por encima de los 800.000 jóvenes sin titulación básica en el segmento comprendido entre los 18 y los 25 años. Incluso voy más lejos, creo recordar que se supera ese dato. No dude que una gran obra está haciendo en ese aspecto la red de centros y las aulas de adultos. Pero lo mismo que le doy la razón en algún aspecto, también le digo que CCOO no es nada del otro jueves en cuanto a poner medios para revertir la situación.

Es importante lo que plantea Francisco García al Gobierno: un plan urgente para recuperar a los jóvenes desempleados que abandonaron la enseñanza. Hay comunidades que ya lo han hecho y otras utilizan los citados centros y aulas de adultos para recuperar a esos jóvenes. ¿Pero sabe una cosa, señor García? Hay jóvenes que pasan de eso porque supone esfuerzo y sacrificio, mucho de ambos. Y a ciertas edades eso es muy difícil de asumir y reconducir, sobre todo cuando se ha manejado dinero fácil y se ha mirado por encima del hombro a quienes seguían pegados a los libros en busca de un futuro mejor.

Hablar de despilfarro de capital humano en España es acertar, pero no se puede hablar de ello sin matizar. Muchos jóvenes parece que han renunciado al trabajo y al éxito. Lo compruebo a diario, no es necesario que me lo cuenten. No hay más que pasarse por ciertos lugares a determinadas horas. Lo que también es verdad es que la llave del éxito en la vida es el conocimiento del valor de las cosas; al menos así lo creo y así lo afirmaba John Boyle.

Abandono temprano del sistema educativo

El Ministerio de Educación hace tiempo y las comunidades autónomas, después, han puesto en marcha decenas de programas desde tiempo inmemorial
Jesús  Salamanca
viernes, 19 de abril de 2013, 07:38 h (CET)
¡Lo que nos faltaba por oír! Me gustaría saber quién ha soplado en la oreja al secretario general de CCOO, Ignacio Fernández Toxo, para que salga a los medios de comunicación hablando de la conveniencia de ampliar a los 18 años la edad obligatoria de escolarización. De entrada ya me parece una barbaridad en toda regla.

Según él es una forma de acercar de nuevo al sistema educativo a los jóvenes parados que abandonaron dicho sistema antes de tiempo. Le ha faltado decir que sería conveniente también que volviera el Servicio Militar para los jóvenes parados entre 16 y 18 años, de forma que recibieran una formación y, a la vez, un sueldo.

No hace falta que nos recuerde, Fernández Toxo, que España tiene unas tasas de abandono escolar y de fracaso que superan el 32%. Los números están muy encima de las que conocemos dentro de la Unión Europea. Durante mucho tiempo en España ha cegado a un sector de la juventud el hecho de poderse incorporar al mundo del trabajo, donde se ganaba dinero fácil y también ‘en negro’ muchas veces y en muchas empresas. Buena parte de esos jóvenes se ven hoy con lo puesto y con un nivel muy bajo de formación para afrontar las exigencias de los nuevos tiempos. Esa realidad se puede comprobar en los actuales centros de educación de personas adultas.

Por cierto, el secretario general de CCOO debería saber que en todas las comunidades autónomas existen este tipo de centros, así como que son un importante elemento sustentante, tanto para quienes regresan al sistema educativo porque lo abandonaron de forma temprana, como para quienes no completaron su formación en los institutos ordinarios. El gran trabajo de este tipo de centros, a quienes no siempre se presta el apoyo debido, ha hecho que muchos de quienes abandonaron de forma temprana el sistema se hayan podido reenganchar, e incluso acceder a otros niveles del sistema educativo.

Esta variante del sistema educativo siempre ha sido un punto de enganche para actualizar, fomentar y desarrollar la formación de personas jóvenes y no tan jóvenes. Pero esto no es nuevo: el MEC primero y las comunidades autónomas, después, han puesto en marcha decenas de programas desde tiempo inmemorial. Pero claro, el sector de educación del sindicato comunista nunca ha prestado excesiva atención a la educación de adultos, ni a la presencial y a la modalidad a distancia.

Es fácil advertir que, la afirmación del secretario general de la Federación de Enseñanza de CCOO, Francisco García, no requiere de un especial estrujamiento de cerebro. García parece estar convencido de que el “abandono temprano de la educación es el principal problema de nuestro sistema". Pues no, señor García, ese es uno de los problemas, pero le aseguro que hay más, muchos más. Gran parte de ellos se arrastran desde 1990, momento en que se aprobó la LOGSE. Hoy estamos viendo las consecuencias de aquella nefasta ley y de los revoltijos que han supuesto leyes posteriores como la LOPEGCE y la LOE. Lo que nos traiga la LOMCE será otro tema, aunque de momento el anteproyecto no ilusiona.

No le voy a recordar al señor García la falsa igualdad y el ideológico falso igualitarismo de la LOGSE; ese concepto raro que consistía en igualar a todos por abajo. Tampoco hay que recordarle que el PSOE presumía de sus políticas retorcidas como la “discriminación positiva”, ese concepto tan atragantado para la lógica y contrario a la igualdad de oportunidades.

Hay algo en lo que García sí tiene razón: estamos por encima de los 800.000 jóvenes sin titulación básica en el segmento comprendido entre los 18 y los 25 años. Incluso voy más lejos, creo recordar que se supera ese dato. No dude que una gran obra está haciendo en ese aspecto la red de centros y las aulas de adultos. Pero lo mismo que le doy la razón en algún aspecto, también le digo que CCOO no es nada del otro jueves en cuanto a poner medios para revertir la situación.

Es importante lo que plantea Francisco García al Gobierno: un plan urgente para recuperar a los jóvenes desempleados que abandonaron la enseñanza. Hay comunidades que ya lo han hecho y otras utilizan los citados centros y aulas de adultos para recuperar a esos jóvenes. ¿Pero sabe una cosa, señor García? Hay jóvenes que pasan de eso porque supone esfuerzo y sacrificio, mucho de ambos. Y a ciertas edades eso es muy difícil de asumir y reconducir, sobre todo cuando se ha manejado dinero fácil y se ha mirado por encima del hombro a quienes seguían pegados a los libros en busca de un futuro mejor.

Hablar de despilfarro de capital humano en España es acertar, pero no se puede hablar de ello sin matizar. Muchos jóvenes parece que han renunciado al trabajo y al éxito. Lo compruebo a diario, no es necesario que me lo cuenten. No hay más que pasarse por ciertos lugares a determinadas horas. Lo que también es verdad es que la llave del éxito en la vida es el conocimiento del valor de las cosas; al menos así lo creo y así lo afirmaba John Boyle.

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