En una semana donde nos dejan grandes personajes que han contribuido en mayor o menor medida a los campos del arte en todo lo que ello implica, parece que otros que también nos han sorprendido con sus mejores actuaciones, como el Duque de Palma, siguen dando guerra y creando polémica. Lo peor de todo esto, es que encima nos hacemos eco de ello y nada se puede hacer para remediarlo.

La noticia del lunes no solo saltaba con la muerte de Margaret Thatcher o de Saritisima, sino con la vuelta al ruedo deportivo de Don Iñaki Urdangarín. Sin pelos en la lengua y con más cara que espalda, según confirman en los diarios nacionales, el yerno del Rey tiene pensado formar parte del cuerpo técnico de la Selección Qatarí con vistas al próximo Mundial de Balonmano que se celebra allí en 2015. La oferta viene de la mano de Valero Rivera, su mentor, su entrenador durante más de catorce años en un reputado Barça y la Selección Española, su amigo y ahora su cómplice. Y digo esto último no como cómplice en el sentido en el que se mueve ahora, sino como un colega que le brinda una oportunidad en el mejor momento posible para que el “pobrecito” comience a levantar cabeza y a reponerse cuando antes del trajín en el que se ve envuelto.

Cuando he leído la noticia no me lo podía creer. Que Valero, por no llegar a un acuerdo decida seguir su carrera profesional fuera de nuestras fronteras aprovechando los coqueteos de Doha y bajo un suculento proyecto deportivo que le reportará unos 800.00 euros anuales, me parece del todo correcto. Cada uno sabe cómo gestionar su futuro, pero que quiera contar como segundo entrenador, con Urdangarín que ha perdido por el camino de la presunta corrupción todos sus valores y credibilidad, me parece del todo descabellado.

Ambos coincidieron en su exitosa etapa como deportistas de élite. Donde jugaba un Iñaki que poco o nada tiene que ver con el de ahora. Donde el gusto por la alta competición ha pasado a los despachos y donde los valores tanto deportivos como personales distan bastante con los que firman su personalidad actual.

Ante esto la fiscalía anticorrupción nada tiene que decir. Solamente bon voyage y que usted lo pase bien. No tienen pensado para nada retirar el pasaporte a Urdangarín y mucho menos ponerle cualquier tipo de impedimento para que pueda desarrollarse como técnico en Doha. Sí, es un jugador que ha pasado más de 15 años en las canchas que dio todo de sí mismo, pero que jamás en la vida, por muy buen alumno que fuera ha hecho ni estudiado nada que tenga que ver con ser entrenador.

Se puede decir que este puesto que su amigo Valero le reserva en Qatar será instructivo y que le ha venido como anillo al dedo para escaparse de una realidad que es suya y de nadie más, bueno sí, al parecer ahora también de su señora la Infanta. Todos están metidos y nadie saldrá culpable...pero al margen de eso, honestamente no sé como Valero Rivera por muy amigo que sea del Duque, puede ofrecerle un cargo así. Un cargo que si lo acepta volverá a demostrar que no está a la altura de las circunstancias.