Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Sociedad | Política
Los medios se han convertido en simples boletines partidarios

Credibilidad periodística y lectores

|

Se olvida lo que es obvio. No es misión de los medios hacer política partidista. Ni de los partidos gubernamentales ni de la oposición. Cuando caen en este error, se convierten en simples boletines partidarios. Dejan de ser medios periodísticos de comunicación para ser intrumentos de propaganda.

Ya no sirven al interés general, sino al de la fuerza política afín, y principalmente de sus dirigentes. Ni siquiera se preocupan de evitar su censura, ya que incluso se someten voluntariamente a su servicio. Bien por convicción de sus directivos -empresariales o periodísticos- , bien a cambio de soporte financiero.

Si es por convicción, estamos ante un caso de sectarismo, Si es por dinero, se trata de una venta deshonesta de la mente. Ninguno de los dos casos responde a los principios de objetividad e independencia de la profesión periodística.

No es una novedad histórica, pero parecía que íbamos hacia la superación de estas servidumbres con la profesionalización del periodismo, integrado en los estudios universitarios y en colegios profesionales. Incluso con brillantes códigos de ética solemnemente proclamados, a los que casi nadie hace caso.

Al contrario, asistimos a ciertas prácticas de algunos medios que actúan como “brazos armados” o “brazos mediáticos” de partidos políticos. No solo son portavoces de sus ideologías, sino incluso de sus consignas, aquello que tanto repudiamos del franquismo. Más aún, hay medios que colaboran en el juego táctico de las luchas partidistas, como simples instrumentos innobles de sus obscuros regateos y enfrentamientos de poder o intereses. Asqueroso.

En estos casos, ¿dónde está su dignidad? ¿Qué credibilidad pueden tener ante la opinión ciudadana? La respuesta está, lamentablemente, en encuestas recientes que casi equiparan la credibilidad de los medios a la de los políticos. Que mal servicio a la sociedad y a la democracia. Hay que reaccionar, compañeros!.

Y hay que reaccionar, ¡también!, amigos lectores. No todos los medios son iguales, por fortuna. Conviene saber distinguir. Porque hay, principalmente, dos grupos bien definidos de lectores.

Hay lectores, o telespectadores o radioyentes, que a la hora de escoger un medio sólo buscan aquel que les confirme y halague en sus ideas, creencias o sentimientos. Con ello no enriquecen sus conocimientos ni sus opiniones, solamente se sienten complacidos. Esto es empobrecedor y no se inmunizan de las posibles manipulaciones de su medio preferido.

Otros lectores, por contra, buscan contrastar sus informaciones y opiniones con diversos medios de comunicación, distintos y a veces contrarios a las propias convicciones. Esto es abrir la mente, esto es enriquecedor. Hacen caso al filósofo Balmes cuando alertaba a los lectores de “un solo libro”. Y, además, saben hacer una lectura crítica de los medios escogidos.

Mientras los lectores del primer grupo contribuyen a ha creación de una sociedad cerrada y monolítica, propensa al dogmatismo, a la intolerancia y las corruptelas, los del segundo grupo ayudan a la formación de una sociedad abierta, dialogante y saneada, y, al mismo tiempo, a que el sistema comunicativo sea más plural, representativo de la sociedad y transparente de la verdad de las cosas.

A la denuncia del servilismo político y del sectarismo de ciertos medios, hay que añadir esta otra denuncia del comportamiento ciego -la “fe del carbonero”- de algunos lectores, radioyentes o televidentes, que no ayuda al saneamiento social y del sistema comunicativo, pieza fundamental de la democracia. Todos compartimos responsabilidad. .

Credibilidad periodística y lectores

Los medios se han convertido en simples boletines partidarios
Wifredo Espina
martes, 2 de abril de 2013, 07:28 h (CET)
Se olvida lo que es obvio. No es misión de los medios hacer política partidista. Ni de los partidos gubernamentales ni de la oposición. Cuando caen en este error, se convierten en simples boletines partidarios. Dejan de ser medios periodísticos de comunicación para ser intrumentos de propaganda.

Ya no sirven al interés general, sino al de la fuerza política afín, y principalmente de sus dirigentes. Ni siquiera se preocupan de evitar su censura, ya que incluso se someten voluntariamente a su servicio. Bien por convicción de sus directivos -empresariales o periodísticos- , bien a cambio de soporte financiero.

Si es por convicción, estamos ante un caso de sectarismo, Si es por dinero, se trata de una venta deshonesta de la mente. Ninguno de los dos casos responde a los principios de objetividad e independencia de la profesión periodística.

No es una novedad histórica, pero parecía que íbamos hacia la superación de estas servidumbres con la profesionalización del periodismo, integrado en los estudios universitarios y en colegios profesionales. Incluso con brillantes códigos de ética solemnemente proclamados, a los que casi nadie hace caso.

Al contrario, asistimos a ciertas prácticas de algunos medios que actúan como “brazos armados” o “brazos mediáticos” de partidos políticos. No solo son portavoces de sus ideologías, sino incluso de sus consignas, aquello que tanto repudiamos del franquismo. Más aún, hay medios que colaboran en el juego táctico de las luchas partidistas, como simples instrumentos innobles de sus obscuros regateos y enfrentamientos de poder o intereses. Asqueroso.

En estos casos, ¿dónde está su dignidad? ¿Qué credibilidad pueden tener ante la opinión ciudadana? La respuesta está, lamentablemente, en encuestas recientes que casi equiparan la credibilidad de los medios a la de los políticos. Que mal servicio a la sociedad y a la democracia. Hay que reaccionar, compañeros!.

Y hay que reaccionar, ¡también!, amigos lectores. No todos los medios son iguales, por fortuna. Conviene saber distinguir. Porque hay, principalmente, dos grupos bien definidos de lectores.

Hay lectores, o telespectadores o radioyentes, que a la hora de escoger un medio sólo buscan aquel que les confirme y halague en sus ideas, creencias o sentimientos. Con ello no enriquecen sus conocimientos ni sus opiniones, solamente se sienten complacidos. Esto es empobrecedor y no se inmunizan de las posibles manipulaciones de su medio preferido.

Otros lectores, por contra, buscan contrastar sus informaciones y opiniones con diversos medios de comunicación, distintos y a veces contrarios a las propias convicciones. Esto es abrir la mente, esto es enriquecedor. Hacen caso al filósofo Balmes cuando alertaba a los lectores de “un solo libro”. Y, además, saben hacer una lectura crítica de los medios escogidos.

Mientras los lectores del primer grupo contribuyen a ha creación de una sociedad cerrada y monolítica, propensa al dogmatismo, a la intolerancia y las corruptelas, los del segundo grupo ayudan a la formación de una sociedad abierta, dialogante y saneada, y, al mismo tiempo, a que el sistema comunicativo sea más plural, representativo de la sociedad y transparente de la verdad de las cosas.

A la denuncia del servilismo político y del sectarismo de ciertos medios, hay que añadir esta otra denuncia del comportamiento ciego -la “fe del carbonero”- de algunos lectores, radioyentes o televidentes, que no ayuda al saneamiento social y del sistema comunicativo, pieza fundamental de la democracia. Todos compartimos responsabilidad. .

Noticias relacionadas

Me he criado en una familia religiosa, sin llegar a ser beata, que ha vivido muy de cerca la festividad del Jueves Santo desde siempre. Mis padres se casaron en Santo Domingo, hemos vivido en el pasillo del mismo nombre, pusimos nuestro matrimonio a los pies de la Virgen de la Esperanza, de la que soy hermano, y he llevado su trono durante 25 años.

Gladio (espada en latín), fue el nombre que se le dio a la "red de agentes durmientes desplegados por la OTAN en Italia y preparados para entrar en acción en caso de que los soviéticos invadieran Europa Occidental", y serían la fuerza aliada que permanecería detrás de las líneas soviéticas para facilitar el contraataque.

El diccionario es permisivo, incluye la rigidez en la delimitación de las entradas y salidas; al tiempo que acoge la pérdida de los formatos cerebrales a la hora de regular las ideas entrantes o las emitidas tras elucubraciones varias. A veces no está tan claro si apreciamos más los desajustes o seguimos fieles a ciertos límites establecidos.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto