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Opinión
Etiquetas | Teatro | Bullying | Niños
Obra de teatro basada en la historia real de la niña que se suicidó a los 15 años a consecuencia del bulliyng

Y cumplirás dieciséis

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ACTO I

[Escena de gran alegría. Los alumnos acaban de salir de clase y están hablando antes de irse a casa. Amanda es “la nueva” –es el segundo colegio al que va, huyendo de su acosador de internet, pues en el anterior ya envió a sus compañeros de clase fotos de ella con el pecho desnudo-, y las chicas y chicos conversan alegremente con ella, interesándose por su vida, gustos… Entonces comienzan a sonar los móviles con pitidos de llegadas de mensajes sms. Los compañeros de Amanda leen los mensajes, unos sin hablar y otros los leen en voz alta.]

COMPAÑERA:

“Aquí tenéis a la nueva estrella porno!”.

COMPAÑERO:

“Aquí tenéis a la nueva estrella porno!”

OTRO:

“Aquí tenéis…”?? Esta eres tú, Amanda!

(Amanda se pone muy nerviosa, se echa a llorar. Se tapa la cara con las manos. Una compañera se ríe. Otro también. Amanda se marcha corriendo y los compañeros estallan en una risa colectiva.)

(Nota sobre las risas: Primero ríe una, y luego exactamente las demás la remedan, con un mimetismo estúpido. Lanza un “ja ja ja”, y las otras, al unísono, lanzan el mismo “ja ja ja”. Después, la misma lanza un “ja”, y las otras a la vez profieren el mismo “ja”. Posteriormente, otra de ellas es la voz cantante en la risa: “ja ja ja” y las otras, mimetismo. Al menos debería repetir el grupo la risa de dos personas distintas, para que se viera que siempre hay líderes en la burla y que los demás sólo imitan, ridículamente y por miedo a dejar de formar parte de un grupo que les aporta seguridad y con el que, de disentir o alejarse, se verían enfrentadas y en problemas. Las repeticiones de las risas “madre” podrían ir acompañadas de gestos estúpidamente teatrales como inclinar las cabezas y espaldas hacia atrás exageradamente.

(Se van marchando, todavía riendo, con risas esta vez más relajadas y desordenadas. Entonces se detiene una de ellas, señalando al cielo. “Mira, una bandada de pájaros, es preciosa. Forman como un corazón!”)

OTRO:

Mi padre es cazador.

LA QUE NOMBRÓ LOS PÁJAROS:

Y mata muchos pájaros?

(El chico le contesta):

Según… sólo puede morir el que la bandada deja atrás.

ACTO II


[Escenario en penumbra. En su centro, una montañita negra. Es Amanda, acurrucada en el suelo cubierta de una sábana negra. Silencio durante unos segundos. Suena la canción de Amanda.

Amanda, eres como el trigo al alba, Amanda,

Y eres como el sol, eres como el viento,

un camino.


No te caigas nunca,

que la rosa no cae, ni la rama

mientras son un fuego.


Eres llama

Eres alma

Por el mundo

Yegua blanca


Tú no caigas nunca, Amanda,

que eres yegua blanca,

que eres fuego y alma

(Termina la canción y silencio. Suena un despertador; se ilumina el escenario. Es de día. Hay que volver de nuevo a ese colegio que ya se ha vuelto, como el anterior, indeseable. Amanda tiene la cara muy blanca y con las cuencas rojas o rosáceas, es la viva imagen de la soledad y el dolor)

AMANDA:

Él me sigue allá a donde vaya, corra cuanto corra, me oculte donde me oculte. Es como si estuviera en el aire. Un aire del mundo que no me quiere.

No quisiera que nada de lo que pasó hubiera ocurrido. Cometí un error. Y él se aprovechó. Creí que era un amigo, le enseñé mi pecho por la cámara web y él lo fotografió; ahora lo va mostrando a todo el mundo. Es como si me abrieran el corazón y se lo mostrasen en las manos a toda la gente en un mercado enorme. Me siento tan avergonzada y tan pequeña… Soy tan sola…

Nadie me quiere…

Si alguien me escuchase… Mis padres me aman, pero lo que yo quiero hablar ellos creo que no lo entenderían…

(Suena un sms en su móvil. Amanda lee en voz alta.)

“Hola, Amanda, soy el que se sienta detrás de ti en el instituto, me gustas mucho. Ya sabes que tengo novia pero me gustaría quedar contigo, verte un rato, hablar, eres tan hermosa...”

AMANDA repite:

“Hablar”, alguien que quiere hablar… conmigo, y que le gusta algo de mí, quizá no sea cierto que yo no valga nada, que causo rechazo a toda la gente y que no merezco ser feliz. Podría intentarlo. Mi voz y otra voz… para esta ave herida parece que comienza a abrirse de nuevo un cielo…

ACTO III


[Escena de baile. Amanda baila con el chico. Animadamente. Alegremente. Románticamente. Suena una dulce canción de amor que los mece en una danza que parece intemporal. Termina la canción y entran a saco en escena varias compañeras y compañeros de Amanda.]

NOVIA DEL CHICO:

Eres una guarra. Todo el mundo te odia.

CHICO CON EL QUE BAILABA (se aparta bruscamente de ella):

Das asco, es la verdad, tía. Eres una don nadie. Y no vales ni pa…

(Risas de todos. Empiezan a empujarla desde un punto a otro del grupo y finalmente le pegan una paliza. Se van, se apagan las luces y Amanda queda en el suelo.)

ACTO IV


[Sale al escenario vacío una actriz, vestida como de presentadora de televisión o como para un anuncio televisivo. Con voz impostada, sobreactuada, dice:]

ACTRIZ:

La lejía se usa para limpiar los suelos, para arrancar y matar la fuerte suciedad, por su alto poder abrasivo. Se la conoce también como cloro o lavandina entre otros nombres. Es una disolución acuosa oxidante, es desinfectante, decolorante… (la actriz pone los brazos en jarra), yo la llamaría directamente FUEGO!

Una vez entró un toro completamente blanco en una casa en la que había una niña sola. Era la niña la que le abrió la puerta. Afuera había un cielo muy azul. El toro entró lentamente al hogar, su piel parecía de margarita, la niña iba vestida de negro y acarició el suave lomo del toro.

El toro miró a la niña con ojos muy tristes. Ella le devolvió una mirada más triste aún, más fría, nocturna. Desde fuera la casa se veía en llamas.

(Se marcha del escenario la ACTRIZ.)

ACTO V

[Este acto es muy plástico, muy visual y como de danza triste contenida. Amanda viste completamente de gris, está en el centro del escenario, con la cabeza gacha. Sus compañeras y compañeros pasan al lado de ella y no la saludan. Se saludan sólo entre ellos, diciendo sus nombres correspondientes, el hola, el adiós. Incluso algunos tropiezan con Amanda como si no la vieran. Otros sí la ven y la empujan un poco para hacer paso para avanzar. Incluso una de ellas introduce sus manos en los bolsillos de Amanda y extrae puñados de ceniza, que se la tira por encima de la cabeza, exclamando: “Eres una chica gris, fantasma, no eres nada. Sólo eres CENIZA. Una sombra.” Se marchan todos y queda Amanda. Se gira, queda de espaldas unos segundos (los que la actriz aprovecha para colocarse dos lágrimas rojas –que simulan un llorar sangre-) y se da la vuelta de nuevo hacia el público. Las lágrimas de sangre resbalan por sus ojos mientras las luces se apagan]

ACTO VI


[Ambiente hospitalario. Amanda, acostada en una cama; su madre sentada a un extremo de ésta.]

MADRE:

¿Por qué tomaste el cloro, hija mía? ¿Por qué, mi amor, por qué…?

AMANDA:

Él me sigue a todos lados, mamá. Si me fuera a la Luna, por sus montañas grises me seguiría. Es una sombra tan alta, y tan grande... Nunca me dejará en paz.

MADRE:

Pero te dijo ya el psicólogo…

AMANDA:

Sé, sé lo que dijeron los psicólogos… He de vivir al margen de ello, he de intentar vivir, intentar ser feliz. No hacerme más… heridas en el cuerpo.

MADRE:

Sí, cariño. Te has autolesionado ya tanto…

AMANDA:

Dejar que salga la sangre es liberar un poco el dolor…

MADRE:

Cariño mío…

AMANDA:

Ya casi lo había conseguido con sus blancas pastillas y sus palabras blancas. Tú lo sabes…

MADRE:

Lo sé…

AMANDA:

Ya casi estaba bien. Colegio nuevo, nuevos compañeros. Ya sentía que podría lograrlo… Y otra vez…

MADRE:

Él…

AMANDA:

Sí… madre, Él…

MADRE:

La policía anda tras sus pasos, cariño. Lo van a detener en muy poco tiempo. Los monstruos no pueden andar mucho tiempo bajo la luz del sol sin ser descubiertos, sin ser vistos.

AMANDA:

Me quema la garganta, y el estómago, mamá (se pone a llorar). Pero más… me quema… mi corazón…

(Se abrazan.)

MADRE:

…Si sólo tienes quince años (ahogada la voz). No querías cumplir tus dieciséis?

(Se hace un largo silencio.)

AMANDA: (Con la voz también ahogada)

…no…

ACTO VII

[Dos o tres chicas, tocadas sus cabezas con coronas de laurel o flores, hacen una representación de la alegría de la primavera.]

UNA:

¿Qué es la primavera?

OTRA:

El abrir de las rosas.

OTRA:

La llegada de la alegría!

UNA:

La juventud del mundo, la alegría abriendo sus colores en el mundo.

TODAS:

¡Primavera es la juventud!

UNA:

¿Qué es la primavera?

OTRA:

Un sol más brillante en los pechos.

OTRA:

Un sol más brillante en los campos y en los cielos!

OTRA:

Todos más felices, todos más alegres.

TODAS:

¡Primavera es juventud!

(Bailan y danzan –aquí puede sonar una música ambiental de naturaleza, sinfónica alegre y con pajaritos cantando-, riendo muy joviales, cambiándose las coronas de flores de una cabeza a otra, correteando por el escenario. La música se corta de golpe, cercenada como por una inmensa guillotina negra que también lo oscurece todo.)

ACTO FINAL

[El suelo del escenario está lleno de flores, las que han tirado las niñas –y habría que poner algunas más-, que siguen allí, es primavera. En un lado del escenario hay una soga colgando. Amanda –con cara blanquísima de fantasma y vestida con un vestido rojo- camina hacia ella.]

SUENA DE NUEVO LA CANCIÓN DEL INICIO, QUIZÁ ENTERA O QUIZÁ SÓLO UN FRAGMENTO. LUEGO SILENCIO.

[Sale el poeta (yo. Puedo ir vestido con una camisa blanca con mangas largas y anchas, como si formase parte del viento, de la verdad del mundo, su belleza que está ante nosotros siempre, y nos asiste y nos habla aunque casi nunca ni la veamos, oigamos o entendamos. O puedo ir vestido con ropa normal mía). Y, mientras Amanda, lentamente, se sube a una silla y se va anudando la soga al cuello, el poeta recita, para Amanda y el público:]

POETA:

15 caballos tristes corriendo sobre el sol.

Amanda, Amanda.

15 precipicios. 15 vagones de tren vacíos.

15 trenes avanzando hacia el mar.

Amanda, Amanda.

15 hombres riéndose desde el corazón de las nubes.

15 Amandas pidiendo permiso para sonreír.

15 árboles sin pájaros.

15 poesías en marzo en marzo.

15. Sólo este número eres toda tú.

Amanda, Amanda.

15 heridas en los senos, en las piernas, en las muñecas.

15 en las muñecas en las muñecas en las muñecas.

Amanda, Amanda.

Te dijeron los nombres de todas las flores,

el léxico de la felicidad

pero te fuiste con la saliva sabiendo a Mentira,

a hiel de hombres, y los puños apretados.


15 corazones llorando en parques vacíos.

15 esperanzas disparadas por cazadores.

15 Tús que no pudieron ser Tú.

Amanda.

Te fuiste por la pena. La estrechísima pena.

Río Lejía. Veredas de sogas.

Pero volverás por la alegría

nombrando sin miedo esta vez todas las flores

Los días de la semana respirando profundo

Los nombres poderosos de la ilusión

y cumplirás dieciséis

Amanda, Amanda.

(Ya tiene fijada la cuerda en el cuello Amanda, se nota que va a empujar la silla para colgarse. El poeta se marcha con actitud abatida mientras se van apagando lentamente las luces. En la oscuridad suena un golpe seco: la silla, que ha caído.)

Y cumplirás dieciséis

Obra de teatro basada en la historia real de la niña que se suicidó a los 15 años a consecuencia del bulliyng
Ángel Padilla
viernes, 30 de agosto de 2019, 09:32 h (CET)

ACTO I

[Escena de gran alegría. Los alumnos acaban de salir de clase y están hablando antes de irse a casa. Amanda es “la nueva” –es el segundo colegio al que va, huyendo de su acosador de internet, pues en el anterior ya envió a sus compañeros de clase fotos de ella con el pecho desnudo-, y las chicas y chicos conversan alegremente con ella, interesándose por su vida, gustos… Entonces comienzan a sonar los móviles con pitidos de llegadas de mensajes sms. Los compañeros de Amanda leen los mensajes, unos sin hablar y otros los leen en voz alta.]

COMPAÑERA:

“Aquí tenéis a la nueva estrella porno!”.

COMPAÑERO:

“Aquí tenéis a la nueva estrella porno!”

OTRO:

“Aquí tenéis…”?? Esta eres tú, Amanda!

(Amanda se pone muy nerviosa, se echa a llorar. Se tapa la cara con las manos. Una compañera se ríe. Otro también. Amanda se marcha corriendo y los compañeros estallan en una risa colectiva.)

(Nota sobre las risas: Primero ríe una, y luego exactamente las demás la remedan, con un mimetismo estúpido. Lanza un “ja ja ja”, y las otras, al unísono, lanzan el mismo “ja ja ja”. Después, la misma lanza un “ja”, y las otras a la vez profieren el mismo “ja”. Posteriormente, otra de ellas es la voz cantante en la risa: “ja ja ja” y las otras, mimetismo. Al menos debería repetir el grupo la risa de dos personas distintas, para que se viera que siempre hay líderes en la burla y que los demás sólo imitan, ridículamente y por miedo a dejar de formar parte de un grupo que les aporta seguridad y con el que, de disentir o alejarse, se verían enfrentadas y en problemas. Las repeticiones de las risas “madre” podrían ir acompañadas de gestos estúpidamente teatrales como inclinar las cabezas y espaldas hacia atrás exageradamente.

(Se van marchando, todavía riendo, con risas esta vez más relajadas y desordenadas. Entonces se detiene una de ellas, señalando al cielo. “Mira, una bandada de pájaros, es preciosa. Forman como un corazón!”)

OTRO:

Mi padre es cazador.

LA QUE NOMBRÓ LOS PÁJAROS:

Y mata muchos pájaros?

(El chico le contesta):

Según… sólo puede morir el que la bandada deja atrás.

ACTO II


[Escenario en penumbra. En su centro, una montañita negra. Es Amanda, acurrucada en el suelo cubierta de una sábana negra. Silencio durante unos segundos. Suena la canción de Amanda.

Amanda, eres como el trigo al alba, Amanda,

Y eres como el sol, eres como el viento,

un camino.


No te caigas nunca,

que la rosa no cae, ni la rama

mientras son un fuego.


Eres llama

Eres alma

Por el mundo

Yegua blanca


Tú no caigas nunca, Amanda,

que eres yegua blanca,

que eres fuego y alma

(Termina la canción y silencio. Suena un despertador; se ilumina el escenario. Es de día. Hay que volver de nuevo a ese colegio que ya se ha vuelto, como el anterior, indeseable. Amanda tiene la cara muy blanca y con las cuencas rojas o rosáceas, es la viva imagen de la soledad y el dolor)

AMANDA:

Él me sigue allá a donde vaya, corra cuanto corra, me oculte donde me oculte. Es como si estuviera en el aire. Un aire del mundo que no me quiere.

No quisiera que nada de lo que pasó hubiera ocurrido. Cometí un error. Y él se aprovechó. Creí que era un amigo, le enseñé mi pecho por la cámara web y él lo fotografió; ahora lo va mostrando a todo el mundo. Es como si me abrieran el corazón y se lo mostrasen en las manos a toda la gente en un mercado enorme. Me siento tan avergonzada y tan pequeña… Soy tan sola…

Nadie me quiere…

Si alguien me escuchase… Mis padres me aman, pero lo que yo quiero hablar ellos creo que no lo entenderían…

(Suena un sms en su móvil. Amanda lee en voz alta.)

“Hola, Amanda, soy el que se sienta detrás de ti en el instituto, me gustas mucho. Ya sabes que tengo novia pero me gustaría quedar contigo, verte un rato, hablar, eres tan hermosa...”

AMANDA repite:

“Hablar”, alguien que quiere hablar… conmigo, y que le gusta algo de mí, quizá no sea cierto que yo no valga nada, que causo rechazo a toda la gente y que no merezco ser feliz. Podría intentarlo. Mi voz y otra voz… para esta ave herida parece que comienza a abrirse de nuevo un cielo…

ACTO III


[Escena de baile. Amanda baila con el chico. Animadamente. Alegremente. Románticamente. Suena una dulce canción de amor que los mece en una danza que parece intemporal. Termina la canción y entran a saco en escena varias compañeras y compañeros de Amanda.]

NOVIA DEL CHICO:

Eres una guarra. Todo el mundo te odia.

CHICO CON EL QUE BAILABA (se aparta bruscamente de ella):

Das asco, es la verdad, tía. Eres una don nadie. Y no vales ni pa…

(Risas de todos. Empiezan a empujarla desde un punto a otro del grupo y finalmente le pegan una paliza. Se van, se apagan las luces y Amanda queda en el suelo.)

ACTO IV


[Sale al escenario vacío una actriz, vestida como de presentadora de televisión o como para un anuncio televisivo. Con voz impostada, sobreactuada, dice:]

ACTRIZ:

La lejía se usa para limpiar los suelos, para arrancar y matar la fuerte suciedad, por su alto poder abrasivo. Se la conoce también como cloro o lavandina entre otros nombres. Es una disolución acuosa oxidante, es desinfectante, decolorante… (la actriz pone los brazos en jarra), yo la llamaría directamente FUEGO!

Una vez entró un toro completamente blanco en una casa en la que había una niña sola. Era la niña la que le abrió la puerta. Afuera había un cielo muy azul. El toro entró lentamente al hogar, su piel parecía de margarita, la niña iba vestida de negro y acarició el suave lomo del toro.

El toro miró a la niña con ojos muy tristes. Ella le devolvió una mirada más triste aún, más fría, nocturna. Desde fuera la casa se veía en llamas.

(Se marcha del escenario la ACTRIZ.)

ACTO V

[Este acto es muy plástico, muy visual y como de danza triste contenida. Amanda viste completamente de gris, está en el centro del escenario, con la cabeza gacha. Sus compañeras y compañeros pasan al lado de ella y no la saludan. Se saludan sólo entre ellos, diciendo sus nombres correspondientes, el hola, el adiós. Incluso algunos tropiezan con Amanda como si no la vieran. Otros sí la ven y la empujan un poco para hacer paso para avanzar. Incluso una de ellas introduce sus manos en los bolsillos de Amanda y extrae puñados de ceniza, que se la tira por encima de la cabeza, exclamando: “Eres una chica gris, fantasma, no eres nada. Sólo eres CENIZA. Una sombra.” Se marchan todos y queda Amanda. Se gira, queda de espaldas unos segundos (los que la actriz aprovecha para colocarse dos lágrimas rojas –que simulan un llorar sangre-) y se da la vuelta de nuevo hacia el público. Las lágrimas de sangre resbalan por sus ojos mientras las luces se apagan]

ACTO VI


[Ambiente hospitalario. Amanda, acostada en una cama; su madre sentada a un extremo de ésta.]

MADRE:

¿Por qué tomaste el cloro, hija mía? ¿Por qué, mi amor, por qué…?

AMANDA:

Él me sigue a todos lados, mamá. Si me fuera a la Luna, por sus montañas grises me seguiría. Es una sombra tan alta, y tan grande... Nunca me dejará en paz.

MADRE:

Pero te dijo ya el psicólogo…

AMANDA:

Sé, sé lo que dijeron los psicólogos… He de vivir al margen de ello, he de intentar vivir, intentar ser feliz. No hacerme más… heridas en el cuerpo.

MADRE:

Sí, cariño. Te has autolesionado ya tanto…

AMANDA:

Dejar que salga la sangre es liberar un poco el dolor…

MADRE:

Cariño mío…

AMANDA:

Ya casi lo había conseguido con sus blancas pastillas y sus palabras blancas. Tú lo sabes…

MADRE:

Lo sé…

AMANDA:

Ya casi estaba bien. Colegio nuevo, nuevos compañeros. Ya sentía que podría lograrlo… Y otra vez…

MADRE:

Él…

AMANDA:

Sí… madre, Él…

MADRE:

La policía anda tras sus pasos, cariño. Lo van a detener en muy poco tiempo. Los monstruos no pueden andar mucho tiempo bajo la luz del sol sin ser descubiertos, sin ser vistos.

AMANDA:

Me quema la garganta, y el estómago, mamá (se pone a llorar). Pero más… me quema… mi corazón…

(Se abrazan.)

MADRE:

…Si sólo tienes quince años (ahogada la voz). No querías cumplir tus dieciséis?

(Se hace un largo silencio.)

AMANDA: (Con la voz también ahogada)

…no…

ACTO VII

[Dos o tres chicas, tocadas sus cabezas con coronas de laurel o flores, hacen una representación de la alegría de la primavera.]

UNA:

¿Qué es la primavera?

OTRA:

El abrir de las rosas.

OTRA:

La llegada de la alegría!

UNA:

La juventud del mundo, la alegría abriendo sus colores en el mundo.

TODAS:

¡Primavera es la juventud!

UNA:

¿Qué es la primavera?

OTRA:

Un sol más brillante en los pechos.

OTRA:

Un sol más brillante en los campos y en los cielos!

OTRA:

Todos más felices, todos más alegres.

TODAS:

¡Primavera es juventud!

(Bailan y danzan –aquí puede sonar una música ambiental de naturaleza, sinfónica alegre y con pajaritos cantando-, riendo muy joviales, cambiándose las coronas de flores de una cabeza a otra, correteando por el escenario. La música se corta de golpe, cercenada como por una inmensa guillotina negra que también lo oscurece todo.)

ACTO FINAL

[El suelo del escenario está lleno de flores, las que han tirado las niñas –y habría que poner algunas más-, que siguen allí, es primavera. En un lado del escenario hay una soga colgando. Amanda –con cara blanquísima de fantasma y vestida con un vestido rojo- camina hacia ella.]

SUENA DE NUEVO LA CANCIÓN DEL INICIO, QUIZÁ ENTERA O QUIZÁ SÓLO UN FRAGMENTO. LUEGO SILENCIO.

[Sale el poeta (yo. Puedo ir vestido con una camisa blanca con mangas largas y anchas, como si formase parte del viento, de la verdad del mundo, su belleza que está ante nosotros siempre, y nos asiste y nos habla aunque casi nunca ni la veamos, oigamos o entendamos. O puedo ir vestido con ropa normal mía). Y, mientras Amanda, lentamente, se sube a una silla y se va anudando la soga al cuello, el poeta recita, para Amanda y el público:]

POETA:

15 caballos tristes corriendo sobre el sol.

Amanda, Amanda.

15 precipicios. 15 vagones de tren vacíos.

15 trenes avanzando hacia el mar.

Amanda, Amanda.

15 hombres riéndose desde el corazón de las nubes.

15 Amandas pidiendo permiso para sonreír.

15 árboles sin pájaros.

15 poesías en marzo en marzo.

15. Sólo este número eres toda tú.

Amanda, Amanda.

15 heridas en los senos, en las piernas, en las muñecas.

15 en las muñecas en las muñecas en las muñecas.

Amanda, Amanda.

Te dijeron los nombres de todas las flores,

el léxico de la felicidad

pero te fuiste con la saliva sabiendo a Mentira,

a hiel de hombres, y los puños apretados.


15 corazones llorando en parques vacíos.

15 esperanzas disparadas por cazadores.

15 Tús que no pudieron ser Tú.

Amanda.

Te fuiste por la pena. La estrechísima pena.

Río Lejía. Veredas de sogas.

Pero volverás por la alegría

nombrando sin miedo esta vez todas las flores

Los días de la semana respirando profundo

Los nombres poderosos de la ilusión

y cumplirás dieciséis

Amanda, Amanda.

(Ya tiene fijada la cuerda en el cuello Amanda, se nota que va a empujar la silla para colgarse. El poeta se marcha con actitud abatida mientras se van apagando lentamente las luces. En la oscuridad suena un golpe seco: la silla, que ha caído.)

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Me he criado en una familia religiosa, sin llegar a ser beata, que ha vivido muy de cerca la festividad del Jueves Santo desde siempre. Mis padres se casaron en Santo Domingo, hemos vivido en el pasillo del mismo nombre, pusimos nuestro matrimonio a los pies de la Virgen de la Esperanza, de la que soy hermano, y he llevado su trono durante 25 años.

Gladio (espada en latín), fue el nombre que se le dio a la "red de agentes durmientes desplegados por la OTAN en Italia y preparados para entrar en acción en caso de que los soviéticos invadieran Europa Occidental", y serían la fuerza aliada que permanecería detrás de las líneas soviéticas para facilitar el contraataque.

El diccionario es permisivo, incluye la rigidez en la delimitación de las entradas y salidas; al tiempo que acoge la pérdida de los formatos cerebrales a la hora de regular las ideas entrantes o las emitidas tras elucubraciones varias. A veces no está tan claro si apreciamos más los desajustes o seguimos fieles a ciertos límites establecidos.

 
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