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Nazareth Heredia

Adiós triste Zidane

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Cuando el ídolo de medio mundo y mucho más dice adiós, todo el mundo espera que se vaya de la mejor forma posible. En este caso, hablamos de Zidane. Debería haberse ido con el gol de la victoria (quizás en los penaltis), con el Mundial bajo el brazo y por supuesto, con el balón de oro. Sí, se fue con un gol que no sirvió de nada al final y con el balón de oro, pero el Mundial se lo dejó en el camino.

La agresión a Materazzi le sobró. Ni siquiera a un crak como él se le pueden perdonar este tipo de acciones, que además, no es la primera vez que las hace. Otra cuestión es si el italiano lo provocó. Dudo mucho que el francés reaccionase así por amor al arte. Los italianos todos sabemos cómo juegan, cómo entran al balón y cómo provocan al que se pone por delante. Pero sea como fuere, no tiene justificación lo que hizo.

Decepcionó a millones de personas con su actitud. Los que tenían que decirle adiós se quedaron con la palabra en la boca. Pasó por delante del gran trofeo en su camino hacia el vestuario y eso fue lo más cerca que quedó de él. Ni siquiera fue a recoger la medalla de subcampeón. Decepcionó, sí. No se fue como debió.

Ayer pidió perdón, pero quizás eso no sea suficiente. Ahora la FIFA estudia quitarle el Balón de Oro, que a pesar de todo, es merecido, porque Zidane ha dado espectáculo, ha demostrado que se fue del Real Madrid, porque el equipo no estaba en lo que debiera y que a él, incluso aunque se vaya, le queda mucho por enseñar en el mundo del fútbol. Se fue la espectacularidad y sobre todo, la elegancia del fútbol.

Adiós triste Zidane

Nazareth Heredia
Nazareth Heredia
jueves, 13 de julio de 2006, 21:30 h (CET)
Cuando el ídolo de medio mundo y mucho más dice adiós, todo el mundo espera que se vaya de la mejor forma posible. En este caso, hablamos de Zidane. Debería haberse ido con el gol de la victoria (quizás en los penaltis), con el Mundial bajo el brazo y por supuesto, con el balón de oro. Sí, se fue con un gol que no sirvió de nada al final y con el balón de oro, pero el Mundial se lo dejó en el camino.

La agresión a Materazzi le sobró. Ni siquiera a un crak como él se le pueden perdonar este tipo de acciones, que además, no es la primera vez que las hace. Otra cuestión es si el italiano lo provocó. Dudo mucho que el francés reaccionase así por amor al arte. Los italianos todos sabemos cómo juegan, cómo entran al balón y cómo provocan al que se pone por delante. Pero sea como fuere, no tiene justificación lo que hizo.

Decepcionó a millones de personas con su actitud. Los que tenían que decirle adiós se quedaron con la palabra en la boca. Pasó por delante del gran trofeo en su camino hacia el vestuario y eso fue lo más cerca que quedó de él. Ni siquiera fue a recoger la medalla de subcampeón. Decepcionó, sí. No se fue como debió.

Ayer pidió perdón, pero quizás eso no sea suficiente. Ahora la FIFA estudia quitarle el Balón de Oro, que a pesar de todo, es merecido, porque Zidane ha dado espectáculo, ha demostrado que se fue del Real Madrid, porque el equipo no estaba en lo que debiera y que a él, incluso aunque se vaya, le queda mucho por enseñar en el mundo del fútbol. Se fue la espectacularidad y sobre todo, la elegancia del fútbol.

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