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Etiquetas | Medio Ambiente
proteger no es impedir que los humanos hagan nada

Red “contra-natura” 2000

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Otra vez la Conselleria de Infraestructuras, Territorio y Medioambiente de la Generalitat Valenciana está jugando con fuego, con nocturnidad y alevosía. Si hace unos años procedió a delimitar de forma totalmente arbitraria las zonas LIC (Lugares de Interés Comunitario) y las zonas ZEPA (Zonas de Especial Protección para las aves) sin más criterio que el de llegar al porcentaje que exigía Europa, ahora toca exponer al público las normas de gestión de aquellas barbaridades, en periodo de Magdalena, Fallas, Semana Santa, Pascua y unos cuantos fines de semana que también son inhábiles.

No quisiera que viera usted en mí un talibán urbanista que no quiere que haya ni suelo protegido, ni que los pobres pajarillos no tengan donde vivir en paz. Todo lo contrario, mi pretensión es que cada uno tenga lo suyo. Y, a ser posible, sin molestarse.

En la actualidad, un aguilucho cenizo puede encontrarse, gracias a la Conselleria, conque en su hábitat de una montaña de Castellón en un término municipal determinado, esté totalmente protegido y, nada más pasar la ficticia raya de termino al pueblo vecino, siendo la misma montaña, la rapaz se encuentre en suelo que el Europa y la Conselleria no consideran digno de protección. Repito: es la misma montaña, con las mismas características y con la única diferencia que están en términos municipales diferentes. Posiblemente uno de amigos y otro de contrincantes políticos. Esa casualidad se da frecuentemente.

Pero eso no es lo peor. Lo más grave es que, después de una severa advertencia por parte de Bruselas porque no se cumplían los porcentajes mínimos de protección, la Conselleria “corrigió” las zonas de protección cargándolas únicamente en una sola provincia. En aquella que menos votos da al conjunto de la comunidad. Aquella en la que sus políticos no se enteran: ¡Claro! La provincia de Castellón.

Y así, han pasado los años sin que nadie le diera la más mínima importancia. Pero la tiene, y mucho. Porque una protección del territorio que sólo se basa en la necesidad de proteger suelo hasta llegar a un porcentaje determinado nos lleva a cometer injusticias graves. Por ejemplo, en el norte de la provincia de Castellón y en el Alto Palancia, estén los municipios gobernados por el PP o por el PSPV-PSOE, van a ser los “paganos” de esta cuestión. Hay términos municipales enteros incluidos dentro de las zonas de protección de la Red Natura 2000, incluyendo los centros urbanos que dan cobijo a los pocos humanos que todavía se atreven a tener colonizado el interior de la provincia y que son los encargados de que todavía amplias zonas del interior de Castellón no sean verdaderos desiertos.

Porque el ser humano y sus asentamientos tradicionales son necesarios para mantener y cuidar la naturaleza. No es suficiente que un decreto de un Conseller o Consellera proteja una zona. Es necesario que en ella se lleven a cabo unos mínimos trabajos de mantenimiento y que se puedan regenerara economías tradicionales ligadas a estos asentamientos.

Si la Conselleria protege hasta el campanario de la iglesia, difícilmente en esos pueblos de interior se van a poder plantear su crecimiento y modernización. Que, como todos sabemos, no es a base de campos de golf y macro-urbanizaciones residenciales, como en la desprotegida costa. Solo necesitan poder ubicar en aquellas zonas que realmente son óptimas para ello, actividades ligadas a la ganadería y a la agricultura. Pequeñas instalaciones industriales y ganaderas que permitan subsistir a los pocos habitantes que tienen la valentía de seguir viviendo en nuestras zonas de interior. Y eso, con la anárquica delimitación de zonas protegidas se está impidiendo.

Ahora tenemos una nueva oportunidad de cambiar las cosas. De poder con armonizar zonas que deben ser protegidas (que las hay, y muchas) con zonas destinadas a usos de los humanos que se esfuerzan por mantener una forma de vida que debemos proteger y potenciar para tener un territorio estructurado y realmente protegido.

Porque proteger no es impedir que los humanos hagan nada. Son siglos de colonización humana, incendios inmisericordes y repoblaciones de especies vegetales y animales no autóctonos para que ahora nos creamos que podemos tener unos bosques “vírgenes” sin intervención humana.

Cualquier día tendremos que hacer zonas ZEPORRI (Zonas de Especial Protección para Otros Residentes Resistentes del Interior). Y es que, en realidad este invento de la Conselleria es una Red “Contra-Natura” 2000.

Red “contra-natura” 2000

proteger no es impedir que los humanos hagan nada
ZEN
jueves, 21 de marzo de 2013, 11:48 h (CET)
Otra vez la Conselleria de Infraestructuras, Territorio y Medioambiente de la Generalitat Valenciana está jugando con fuego, con nocturnidad y alevosía. Si hace unos años procedió a delimitar de forma totalmente arbitraria las zonas LIC (Lugares de Interés Comunitario) y las zonas ZEPA (Zonas de Especial Protección para las aves) sin más criterio que el de llegar al porcentaje que exigía Europa, ahora toca exponer al público las normas de gestión de aquellas barbaridades, en periodo de Magdalena, Fallas, Semana Santa, Pascua y unos cuantos fines de semana que también son inhábiles.

No quisiera que viera usted en mí un talibán urbanista que no quiere que haya ni suelo protegido, ni que los pobres pajarillos no tengan donde vivir en paz. Todo lo contrario, mi pretensión es que cada uno tenga lo suyo. Y, a ser posible, sin molestarse.

En la actualidad, un aguilucho cenizo puede encontrarse, gracias a la Conselleria, conque en su hábitat de una montaña de Castellón en un término municipal determinado, esté totalmente protegido y, nada más pasar la ficticia raya de termino al pueblo vecino, siendo la misma montaña, la rapaz se encuentre en suelo que el Europa y la Conselleria no consideran digno de protección. Repito: es la misma montaña, con las mismas características y con la única diferencia que están en términos municipales diferentes. Posiblemente uno de amigos y otro de contrincantes políticos. Esa casualidad se da frecuentemente.

Pero eso no es lo peor. Lo más grave es que, después de una severa advertencia por parte de Bruselas porque no se cumplían los porcentajes mínimos de protección, la Conselleria “corrigió” las zonas de protección cargándolas únicamente en una sola provincia. En aquella que menos votos da al conjunto de la comunidad. Aquella en la que sus políticos no se enteran: ¡Claro! La provincia de Castellón.

Y así, han pasado los años sin que nadie le diera la más mínima importancia. Pero la tiene, y mucho. Porque una protección del territorio que sólo se basa en la necesidad de proteger suelo hasta llegar a un porcentaje determinado nos lleva a cometer injusticias graves. Por ejemplo, en el norte de la provincia de Castellón y en el Alto Palancia, estén los municipios gobernados por el PP o por el PSPV-PSOE, van a ser los “paganos” de esta cuestión. Hay términos municipales enteros incluidos dentro de las zonas de protección de la Red Natura 2000, incluyendo los centros urbanos que dan cobijo a los pocos humanos que todavía se atreven a tener colonizado el interior de la provincia y que son los encargados de que todavía amplias zonas del interior de Castellón no sean verdaderos desiertos.

Porque el ser humano y sus asentamientos tradicionales son necesarios para mantener y cuidar la naturaleza. No es suficiente que un decreto de un Conseller o Consellera proteja una zona. Es necesario que en ella se lleven a cabo unos mínimos trabajos de mantenimiento y que se puedan regenerara economías tradicionales ligadas a estos asentamientos.

Si la Conselleria protege hasta el campanario de la iglesia, difícilmente en esos pueblos de interior se van a poder plantear su crecimiento y modernización. Que, como todos sabemos, no es a base de campos de golf y macro-urbanizaciones residenciales, como en la desprotegida costa. Solo necesitan poder ubicar en aquellas zonas que realmente son óptimas para ello, actividades ligadas a la ganadería y a la agricultura. Pequeñas instalaciones industriales y ganaderas que permitan subsistir a los pocos habitantes que tienen la valentía de seguir viviendo en nuestras zonas de interior. Y eso, con la anárquica delimitación de zonas protegidas se está impidiendo.

Ahora tenemos una nueva oportunidad de cambiar las cosas. De poder con armonizar zonas que deben ser protegidas (que las hay, y muchas) con zonas destinadas a usos de los humanos que se esfuerzan por mantener una forma de vida que debemos proteger y potenciar para tener un territorio estructurado y realmente protegido.

Porque proteger no es impedir que los humanos hagan nada. Son siglos de colonización humana, incendios inmisericordes y repoblaciones de especies vegetales y animales no autóctonos para que ahora nos creamos que podemos tener unos bosques “vírgenes” sin intervención humana.

Cualquier día tendremos que hacer zonas ZEPORRI (Zonas de Especial Protección para Otros Residentes Resistentes del Interior). Y es que, en realidad este invento de la Conselleria es una Red “Contra-Natura” 2000.

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