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Pobrecita princesita…

Corinna, una víctima del copago

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Ya es definitivo, no tiene vuelta atrás. De nuevo cae la guillotina, el sistema se ceba en los más necesitados. En concreto, en una pequeña criatura, desvalida e indefensa ciudadana de Corruptolandia, este país temático que empieza en el estrecho del llanito y termina en los Pirineos. Hay que ponerle coto a esta tiranía, no sé dónde vamos a llegar, Manolita. Qué será, será lo que quieren de nosotros.

Inocente comisionista, Corinna Zu Oriol Pujol Undargarín Sayn-Wittgenstein Bárcenas (Coripuyi para sus amigos) no podrá llevarse al colegio el condumio diario en un tupé guarro, tupperware para los de la EGB. Y todo porque su escuela es gallega y por allí los que velan por la salud y el bienestar de los estudiantes no se fían de lo que estos descerebrados pueden introducir en sus fiambreras. Mejor que aflojen la pasta con el copago de los comedores, medida progresista donde las pueda haber, válgame Santiago apóstol.

Nunca se había visto tan brutal injusticia, tanta falta de consideración. Los desalmados gobernantes no se dan cuenta de que a Coripuyi no le alcanza entre comisiones, iteuves y sobres para sufragarse el papeo. Ni su papá Jordi ni su tito Juancar dan crédito (Bankiarota tampoco). Pero es lo que hay, ¿no?.

La consejería de Educación de la Xunta de Galicia no se considera capaz de garantizar el análisis, la trazabilidad y el principio de cautela (ahí es nada, me lo expliquen, por favor) sobre las comidas elaboradas en el hogar y debe vigilar para que lo que se consuma en los centros escolares sea salubre y nutritivo. Vamos, Coripuyi, que la mierda con la que te alimentas en casa ni se te ocurra traértela al cole. Lacón de primera con grelos talla Nacho Vidal, lo que no sea eso no pasa del zaguán. Así que, dónde vas Coripuyi con esa tortillita y esos macarrones, que en tu casa a los mil euros sí que llegáis, que no estáis como el Undar, que ni cera para los esquíes puede ya comprar…

Fuera de coñas. Disculpad el desvarío, pero es lo que tiene leer y mezclar las noticias cuando el que las lee y las mezcla está harto de aguantar tanta basura. Y es que veréis, entre lo de la Corinna, el hijísimo Oriol, el yernísimo Iñaki, el cabronísimo Bárcenas, el rescate chipriota (experimento ideado para ver hasta dónde se puede estrujar a los paganos de un Estado) y demás tropelías me he encontrado con lo de los comedores gallegos. Y ante esto no he tenido más remedio que ciscarme en la santa que los parió a todos, juntos o por separado. Vosotros me entendéis.

Corinna, una víctima del copago

Pobrecita princesita…
Tomás Salinas
miércoles, 20 de marzo de 2013, 07:55 h (CET)
Ya es definitivo, no tiene vuelta atrás. De nuevo cae la guillotina, el sistema se ceba en los más necesitados. En concreto, en una pequeña criatura, desvalida e indefensa ciudadana de Corruptolandia, este país temático que empieza en el estrecho del llanito y termina en los Pirineos. Hay que ponerle coto a esta tiranía, no sé dónde vamos a llegar, Manolita. Qué será, será lo que quieren de nosotros.

Inocente comisionista, Corinna Zu Oriol Pujol Undargarín Sayn-Wittgenstein Bárcenas (Coripuyi para sus amigos) no podrá llevarse al colegio el condumio diario en un tupé guarro, tupperware para los de la EGB. Y todo porque su escuela es gallega y por allí los que velan por la salud y el bienestar de los estudiantes no se fían de lo que estos descerebrados pueden introducir en sus fiambreras. Mejor que aflojen la pasta con el copago de los comedores, medida progresista donde las pueda haber, válgame Santiago apóstol.

Nunca se había visto tan brutal injusticia, tanta falta de consideración. Los desalmados gobernantes no se dan cuenta de que a Coripuyi no le alcanza entre comisiones, iteuves y sobres para sufragarse el papeo. Ni su papá Jordi ni su tito Juancar dan crédito (Bankiarota tampoco). Pero es lo que hay, ¿no?.

La consejería de Educación de la Xunta de Galicia no se considera capaz de garantizar el análisis, la trazabilidad y el principio de cautela (ahí es nada, me lo expliquen, por favor) sobre las comidas elaboradas en el hogar y debe vigilar para que lo que se consuma en los centros escolares sea salubre y nutritivo. Vamos, Coripuyi, que la mierda con la que te alimentas en casa ni se te ocurra traértela al cole. Lacón de primera con grelos talla Nacho Vidal, lo que no sea eso no pasa del zaguán. Así que, dónde vas Coripuyi con esa tortillita y esos macarrones, que en tu casa a los mil euros sí que llegáis, que no estáis como el Undar, que ni cera para los esquíes puede ya comprar…

Fuera de coñas. Disculpad el desvarío, pero es lo que tiene leer y mezclar las noticias cuando el que las lee y las mezcla está harto de aguantar tanta basura. Y es que veréis, entre lo de la Corinna, el hijísimo Oriol, el yernísimo Iñaki, el cabronísimo Bárcenas, el rescate chipriota (experimento ideado para ver hasta dónde se puede estrujar a los paganos de un Estado) y demás tropelías me he encontrado con lo de los comedores gallegos. Y ante esto no he tenido más remedio que ciscarme en la santa que los parió a todos, juntos o por separado. Vosotros me entendéis.

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