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Adrián Candal

Un punto negro

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El Mundial de Alemania 2006 terminó de forma agónica, con una Italia que llegaba como favorita y se alzó con el triunfo frente a una Francia que jugó muchísimo mejor que su rival. Pero el fútbol, muchas veces, parece que está hecho para que lo mimen otros y triunfe Italia. Este es el cuarto título mundial que logran los azzurros, a solo un entorchado de la incuestionable selección Brasil. Pero por lo que muchos recordarán la fecha de 9 de julio no será por el triunfo italiano, sino por la inexplicable actitud del que iba camino de ser el mejor jugador de esta Copa del Mundo de la FIFA.

Corría el minuto 110, la segunda parte de la prórroga, un momento crucial, en el que nadie quería ni podía permitirse cometer fallo alguno. En este momento Zinedine Zidane arremetió un cabezazo tremendo a Materazzi que dejó en el suelo al italiano. Seguramente nunca se sepa lo que hizo o dijo Materazzi para alterar así al genio marsellés, pero la actitud del capitanísimo es intolerable para un jugador de una calidad increíble. Seguramente estemos hablando de uno de los 5 mejores jugadores de todos los tiempos.

El peaje que ha pagado, y que pagará Zidane es elevadísimo. Estamos hablando de una final de un Mundial, un acontecimiento que no todos tienen la oportunidad de vivir, y para más inri Zidane ha jugado dos veces. Estás representando a tu país, a millones de personas que están pendientes de la televisión para ver si gana su equipo. Y Zizou, con toda la experiencia y títulos que lo preceden ha cometido un error infantil.

No pudo ver la medalla de plata colgada de su cuello, compartir la tristeza con sus compañeros, perdió la oportunidad de ser elegido el mejor jugador del torneo. Pero seguramente lo que sea más doloroso, para él y para el fútbol, es ver como se marchó del campo un hombre que lo ha sido todo. Con abucheos, cabizbajo y con una tarjeta roja. El asunto da para muchos juegos de palabras.

Este grandísimo futbolista menudea lo que vulgarmente se conoce con el nombre de ‘mala leche’. Y tiene mucha. Basta recordar un feroz cabezazo a Emerson, jugador del Deportivo, cuando Zizou aún jugaba en la Juventus. Pero sería muy injusto le venga a la memoria durante mucho tiempo del cabezazo a Materazzi, hay que quedarse con todo lo que dio Zidaneal fútbol. Su exquisito juego, su exquisito historial (13 títulos colectivos y 4 individuales) y sobre todo, su soberbio Mundial, justo aquel en el que le colocaban la etiqueta de ‘jubilado’. Los genios a veces también se enfadan.

Un punto negro

Adrián Candal
Adrián Candal
lunes, 10 de julio de 2006, 20:55 h (CET)
El Mundial de Alemania 2006 terminó de forma agónica, con una Italia que llegaba como favorita y se alzó con el triunfo frente a una Francia que jugó muchísimo mejor que su rival. Pero el fútbol, muchas veces, parece que está hecho para que lo mimen otros y triunfe Italia. Este es el cuarto título mundial que logran los azzurros, a solo un entorchado de la incuestionable selección Brasil. Pero por lo que muchos recordarán la fecha de 9 de julio no será por el triunfo italiano, sino por la inexplicable actitud del que iba camino de ser el mejor jugador de esta Copa del Mundo de la FIFA.

Corría el minuto 110, la segunda parte de la prórroga, un momento crucial, en el que nadie quería ni podía permitirse cometer fallo alguno. En este momento Zinedine Zidane arremetió un cabezazo tremendo a Materazzi que dejó en el suelo al italiano. Seguramente nunca se sepa lo que hizo o dijo Materazzi para alterar así al genio marsellés, pero la actitud del capitanísimo es intolerable para un jugador de una calidad increíble. Seguramente estemos hablando de uno de los 5 mejores jugadores de todos los tiempos.

El peaje que ha pagado, y que pagará Zidane es elevadísimo. Estamos hablando de una final de un Mundial, un acontecimiento que no todos tienen la oportunidad de vivir, y para más inri Zidane ha jugado dos veces. Estás representando a tu país, a millones de personas que están pendientes de la televisión para ver si gana su equipo. Y Zizou, con toda la experiencia y títulos que lo preceden ha cometido un error infantil.

No pudo ver la medalla de plata colgada de su cuello, compartir la tristeza con sus compañeros, perdió la oportunidad de ser elegido el mejor jugador del torneo. Pero seguramente lo que sea más doloroso, para él y para el fútbol, es ver como se marchó del campo un hombre que lo ha sido todo. Con abucheos, cabizbajo y con una tarjeta roja. El asunto da para muchos juegos de palabras.

Este grandísimo futbolista menudea lo que vulgarmente se conoce con el nombre de ‘mala leche’. Y tiene mucha. Basta recordar un feroz cabezazo a Emerson, jugador del Deportivo, cuando Zizou aún jugaba en la Juventus. Pero sería muy injusto le venga a la memoria durante mucho tiempo del cabezazo a Materazzi, hay que quedarse con todo lo que dio Zidaneal fútbol. Su exquisito juego, su exquisito historial (13 títulos colectivos y 4 individuales) y sobre todo, su soberbio Mundial, justo aquel en el que le colocaban la etiqueta de ‘jubilado’. Los genios a veces también se enfadan.

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