Extraño país es este. País al que algunos osados continuamos denominando, con cariño, España. Hace ya muchos años que se consagró el famosísimo “Spain is different”, pero tal grado de diferenciación con el mundo que nos rodea, nos ha llevado a rozar, o a alcanzar de forma diaria la infamia cuando no la ilegalidad.
En este extraño país los políticos, bajo una absoluta normalidad y un aura casi mística, se entrevistan y charlan amistosamente con señores cuyo único mérito en la vida a sido matar a inocentes, ha gentes que pasaban por el lugar equivocado a la hora equivocada, a servidores del Estado y a luchadores por la Libertad. Pudiéndose aunar todas o varias de estas características en una sola persona.
Son tratados de igual a igual, los señores socialistas sabrán por qué, y resulta que los únicos que no quieren la paz y la convivencia pacífica son las víctimas. En este extraño país resulta que los que mueren y sufren persecuciones de todo tipo son los únicos que no quieren la paz.
Así nos va. España sufre un profundo cáncer que corrompe la moral pública día a día sin que nadie pueda o quiera hacer nada.
Por suerte o por desgracia, el único intento regenerador lo constituye el nuevo entrenador del Real Madrid. El fútbol, épica y heroísmo de los tiempos modernos, vuelve a ser metáfora de la vida. España necesita lo mismo que Capello cree que necesita el Madrid. Al igual que él pretende “recuperar el espíritu de la camiseta blanca”, los españoles necesitamos volver a sentirnos como tales para adecentar nuestro país con humildad, trabajo, honestidad y orden (fórmula Capello).Quizás cuando el Real Madrid levante el vuelo también lo haga España, ya que la mayoría solo se acuerdan de ella gracias al balompié.