Señores, señoras. En el fútbol no son once contra once y gana Alemania. Ya no. En un partido espectacularmente aburrido y lleno, hasta la saciedad, de faltas graves y agresividad, Alemania cayó ante los suyos, en su país. Y es que los italianos son grandes en esto del fútbol. No han brillado por su gran juego, sí por el juego sucio, pero ahí están. Es la selección que no falla en los grandes eventos.
Y ayer Francia. ¡Qué grande! Y pensar que podía haber sido España... Pero fueron los franceses y con Zidane. El ídolo de la afición madridista en estos últimos años, ese indescriptible jugador que ha levantado tantas pasiones por donde quiera que ha ido; él y sólo él ha podido darle la victoria a la francesa. En un partido emocionante, con destellos de calidad por parte de ambas selecciones, con un arbitraje impecable, Francia dijo “hola” a la final.
Ahora llega el momento de posicionarse a favor de una o de otra para el próximo domingo. Países ambos mediterráneos y con un buen fútbol y por supuesto, buenos futbolistas. Se medirán Zidane, Henry, Lucca Toni, Totti y compañía. Partidazo donde los haya en una final inédita. Las dos grandes potencias se medirán en Berlín tras haber dejado atrás a grandes como Alemania o Brasil.
Yo, personalmente, soy de Francia. Masoquismo puede ser si nos ponemos a pensar en que nos eliminaron, pero la calidad y la elegancia en el juego no es comparable con la agresividad de los italianos, que saben anotar cuando tienen que hacerlo. Zidane se marcha y se marchará, eso espero, levantando la Copa del Mundo; la segunda. Se marchó del Real Madrid, porque sabía que el club no estaba a la altura de su nombre. Ahora vuelve a demostrar que es el número uno donde sí se sabe jugar al fútbol; con los suyos. A partir de hoy, tres días para saber quién será el campeón.