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Luciano Sabatini

Un Mundial que está castigando el juego

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El Mundial de Alemania está ofreciendo su cara más amarga con los pocos que hasta el momento han intentado proponer algo futbolísticamente. Y muy al contrario está premiando a algunas selecciones que se han mostrado austeras y especuladoras. Con Alemania, Italia, Portugal y Francia como semifinalistas queda poco que decir. Los de Klinsmann tras ser primeros en un grupo ridículo, pasaron sobre la inoperante Suecia que todavía está pensando quien se enfundó la camiseta de su estrella Ibrahimovic, y vencieron a Argentina en un partido en el que no vieron la pelota y merecieron perder. Italia no ha ofrecido nada nuevo, sino lo de siempre. Rácana con la pelota desde el primer día, ha basado su efectividad en sus delanteros, Luca Toni, Alberto GIlardino, Filippo Inzaghi, que no enamoran pero tienen gol, y en el extraño encantamiento al que someten a los colegiados que les arbitran, el último en caer, nuestro Medina Cantalejo que les regaló el pase a cuartos. Portugal es de las cuatro la que mejor cuida la pelota, pero no ha tenido 90 minutos seguidos de brillantez en el torneo.

A los Deco, Figo, Cristiano Ronaldo y Simao se les puede pedir mucho más que pasar sin pena ni gloria ante las grandes potencias del fútbol mundial Irán, México y Angola. La envejecida Francia de Zidane está sobreviviendo gracias a su medio del campo, en especial a Makelele y a Vieira, para los que no parece pasar los años. Domeneq debe dar gracias al descubrimiento de Rivery, ante la torpeza de no contar con Trezeguet. Los galos mostraron un fútbol para olvidar ante Suiza y Corea del Sur, y sin hacer nada del otro mundo simplemente supieron leer mejor sus choques ante España y Brasil. Este es el pobre bagaje que nos dejan los semifinalistas, muchas penurias y poco brillo.

¿Qué es lo quedó por el camino? Mejor, por lo menos que lo tenemos por delante. El juego de la mejor República Checa que enamoró ante EE.UU. se fue diluyendo a la par que perdía a su referente en punta, el gigantón Koller. Con él se esfumó también la clasificación a octavos y una generación de tremendos futbolistas encabezados por el juventino Nedved. A Costa de Marfil se le vieron maneras que dieron que pensar que pudo dar mucho más de sí, y simplemente tuvo muy mala suerte en el sorteo de grupos cayendo en el de Argentina y Holanda. ¿Mala suerte o sistema teledirigido? Yo no entiendo como el campeón de la zona africana tiene que entrar en el tercer bombo con equipos como Japón, Polonia o Angola, y sentenciar así su destino. Ghana, el otro representante africano que apuntó alto mostró mucho más que la todopoderosa Brasil, en su cruce de octavos llegando a disparar 18 veces a puerta, y fue castigada con un excesivo 3-0.

¿Y España? Trajo una de las mejores selecciones hombre por hombre y le faltó hacerse equipo. Pero fue un conjunto que apostó desde el principio por el juego con la pelota, hecho que a mí me parece revelador. Éste es un juego que parte desde la pelota, con una máxima muy sencilla: el que la tiene puede jugar, mejor o peor, y el que no la tiene, simplemente no juega. Ahí me pareció inteligente la propuesta de Luis Aragonés, de incluir en su equipo a todos los medio centros o similares que destacaron entre los españoles. Se marcó un estilo, una pauta de la mano de Cesc, Senna, Xavi, Xabi Alonso, Iniesta, y compañía. Si con un equipo más equilibrado, con bandas y más delanteros se iba a perder como en otras ocasiones, mejor apostar por la pelota; ese sí que es el “sabio de Hortaleza”. A España le faltó hacerse mayor y pasado de campeón, pero para eso tiene tiempo. Sinceramente Francia no fue mejor, sólo cerró mejor los espacios, y aprovechó sus armas con un Vieira en gracia, pero nunca superó con claridad a los españoles.

Pero sin duda la selección que quizá más optó por jugar en torno a la pelota, fue Argentina, valiéndose del toque como la más arraigada seña de identidad. Alrededor de los Riquelme, Cambiasso, Maxi Rodríguez, Lucho Gonzalez, y Mascherano guardando las espaldas, Pekerman intentó construir un equipo que atacara a base de tener la pelota y se defendiera de la misma forma (si el rival no tiene la pelota no puede atacarte). La lectura de Pekerman fue muy acertada. Quizás faltó profundidad en algunas fases decisivas, pero la albiceleste mostró al respetable como hacer fácil lo difícil. Para la memoria queda aquel gol a Serbia el 16 de Junio tras mover la pelota de una banda a la otra y viceversa, adelante y atrás para acabar en un taquito burlón y la incorporación de Cambiasso para firmar una auténtica obra de arte. En el choque de cuartos, Alemania recibió el apoyo de 65.000 seguidores en el Olimpiastadion, de un país entero, de la organización del Mundial, y hasta del árbitro casero Lubos Michel, y ni aún así consiguieron doblegar el juego de los argentinos. Alemania ganó sin juego y sin la pelota, así que quizás se queden su mundial, mientras que la pelota se repartirán España, Holanda, México, Australia, y los propios argentinos para poder seguir jugando, jugando al fútbol.

y con el acabó sin pena ni gloria una generación de grandes futbolistas con Neved

Un Mundial que está castigando el juego

Luciano Sabatini
Luciano Sabatini
domingo, 2 de julio de 2006, 20:40 h (CET)
El Mundial de Alemania está ofreciendo su cara más amarga con los pocos que hasta el momento han intentado proponer algo futbolísticamente. Y muy al contrario está premiando a algunas selecciones que se han mostrado austeras y especuladoras. Con Alemania, Italia, Portugal y Francia como semifinalistas queda poco que decir. Los de Klinsmann tras ser primeros en un grupo ridículo, pasaron sobre la inoperante Suecia que todavía está pensando quien se enfundó la camiseta de su estrella Ibrahimovic, y vencieron a Argentina en un partido en el que no vieron la pelota y merecieron perder. Italia no ha ofrecido nada nuevo, sino lo de siempre. Rácana con la pelota desde el primer día, ha basado su efectividad en sus delanteros, Luca Toni, Alberto GIlardino, Filippo Inzaghi, que no enamoran pero tienen gol, y en el extraño encantamiento al que someten a los colegiados que les arbitran, el último en caer, nuestro Medina Cantalejo que les regaló el pase a cuartos. Portugal es de las cuatro la que mejor cuida la pelota, pero no ha tenido 90 minutos seguidos de brillantez en el torneo.

A los Deco, Figo, Cristiano Ronaldo y Simao se les puede pedir mucho más que pasar sin pena ni gloria ante las grandes potencias del fútbol mundial Irán, México y Angola. La envejecida Francia de Zidane está sobreviviendo gracias a su medio del campo, en especial a Makelele y a Vieira, para los que no parece pasar los años. Domeneq debe dar gracias al descubrimiento de Rivery, ante la torpeza de no contar con Trezeguet. Los galos mostraron un fútbol para olvidar ante Suiza y Corea del Sur, y sin hacer nada del otro mundo simplemente supieron leer mejor sus choques ante España y Brasil. Este es el pobre bagaje que nos dejan los semifinalistas, muchas penurias y poco brillo.

¿Qué es lo quedó por el camino? Mejor, por lo menos que lo tenemos por delante. El juego de la mejor República Checa que enamoró ante EE.UU. se fue diluyendo a la par que perdía a su referente en punta, el gigantón Koller. Con él se esfumó también la clasificación a octavos y una generación de tremendos futbolistas encabezados por el juventino Nedved. A Costa de Marfil se le vieron maneras que dieron que pensar que pudo dar mucho más de sí, y simplemente tuvo muy mala suerte en el sorteo de grupos cayendo en el de Argentina y Holanda. ¿Mala suerte o sistema teledirigido? Yo no entiendo como el campeón de la zona africana tiene que entrar en el tercer bombo con equipos como Japón, Polonia o Angola, y sentenciar así su destino. Ghana, el otro representante africano que apuntó alto mostró mucho más que la todopoderosa Brasil, en su cruce de octavos llegando a disparar 18 veces a puerta, y fue castigada con un excesivo 3-0.

¿Y España? Trajo una de las mejores selecciones hombre por hombre y le faltó hacerse equipo. Pero fue un conjunto que apostó desde el principio por el juego con la pelota, hecho que a mí me parece revelador. Éste es un juego que parte desde la pelota, con una máxima muy sencilla: el que la tiene puede jugar, mejor o peor, y el que no la tiene, simplemente no juega. Ahí me pareció inteligente la propuesta de Luis Aragonés, de incluir en su equipo a todos los medio centros o similares que destacaron entre los españoles. Se marcó un estilo, una pauta de la mano de Cesc, Senna, Xavi, Xabi Alonso, Iniesta, y compañía. Si con un equipo más equilibrado, con bandas y más delanteros se iba a perder como en otras ocasiones, mejor apostar por la pelota; ese sí que es el “sabio de Hortaleza”. A España le faltó hacerse mayor y pasado de campeón, pero para eso tiene tiempo. Sinceramente Francia no fue mejor, sólo cerró mejor los espacios, y aprovechó sus armas con un Vieira en gracia, pero nunca superó con claridad a los españoles.

Pero sin duda la selección que quizá más optó por jugar en torno a la pelota, fue Argentina, valiéndose del toque como la más arraigada seña de identidad. Alrededor de los Riquelme, Cambiasso, Maxi Rodríguez, Lucho Gonzalez, y Mascherano guardando las espaldas, Pekerman intentó construir un equipo que atacara a base de tener la pelota y se defendiera de la misma forma (si el rival no tiene la pelota no puede atacarte). La lectura de Pekerman fue muy acertada. Quizás faltó profundidad en algunas fases decisivas, pero la albiceleste mostró al respetable como hacer fácil lo difícil. Para la memoria queda aquel gol a Serbia el 16 de Junio tras mover la pelota de una banda a la otra y viceversa, adelante y atrás para acabar en un taquito burlón y la incorporación de Cambiasso para firmar una auténtica obra de arte. En el choque de cuartos, Alemania recibió el apoyo de 65.000 seguidores en el Olimpiastadion, de un país entero, de la organización del Mundial, y hasta del árbitro casero Lubos Michel, y ni aún así consiguieron doblegar el juego de los argentinos. Alemania ganó sin juego y sin la pelota, así que quizás se queden su mundial, mientras que la pelota se repartirán España, Holanda, México, Australia, y los propios argentinos para poder seguir jugando, jugando al fútbol.

y con el acabó sin pena ni gloria una generación de grandes futbolistas con Neved

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