Hoy entra en vigor el permiso por puntos. Llevan meses explicando el tema día tras día y por fin ha llegado el momento. A partir de ahora, ojito. No sé qué les parecerá la idea, pero a mí me resulta de lo más emocionante. “¿Cuántos puntos te quedan? ¿Sólo seis? Entonces cuidado, no conduzcas a 200 por hora, no vaya a ser que se te agote el crédito”.
Sinceramente dudo que con esto de los puntos vayamos a conducir mejor, como reza el eslogan de la Dirección General de Tráfico. Con suerte, los malos conductores, los locos de la carretera, perderán el carné. Pero claro, eso no significa que dejen de coger el volante, porque ya estamos bastante acostumbrados a ver y leer noticias de accidentes en los que el conductor ni siquiera tenía permiso de conducir, como el caso del bailaor Farruquito, o, peor aún, no llegaba a los dieciocho años.
La cuestión es que de ahora en adelante perderemos dos puntos si superamos en 20 kilómetros por hora la velocidad permitida, o si hablamos por el móvil; tres puntos si nos pasamos en 30 km/h, si no nos ponemos el cinturón o el casco o si no mantenemos la distancia de seguridad; cuatro si nos saltamos un semáforo, y seis si conducimos bajo los efectos del alcohol o de forma temeraria. Me conozco yo a más de uno que perdería los doce puntos antes de salir del garaje de su casa.
Pero claro, para que le resten a uno puntos le tienen que pillar, aunque ese pequeño detalle no lo explican en la campaña de la DGT. Por los anuncios de la tele, da la sensación de que los puntos se van restando solos, como si tal cosa, cada vez que alguno comete una infracción. Pero creo que no, que si no hay un agente que pare al coche del descerebrado de turno, el tipo se va a volver a su casa con los doce puntos en el bolsillo. Como hasta hoy.