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Las adicciones como algo nos esclaviza

Los juegos de azar, una adicción promocionada

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A dos pasos de mi casa hay una expendeduría de lotería y apuestas y me causa una penosa impresión ver a personas muy mayores hacer cola antes de que se abra el local, tanto en verano como en invierno. Probar suerte una y otra vez, una semana tras otra, me parece una lamentable manera de hacer el tonto. Tabién se puede jugar a la ruleta online en Argentina.

Estos establecimientos promovidos por el Estado no buscan ningún reparto de riqueza sino una forma más del afán recaudatorio de la administración para mantener el gigantesco tinglado de sus gastos.

No dudo que todos los ciudadanos tengamos la obligación de pagar los impuestos que gravan nuestra economía, aunque muchos de ellos representan una doble o triple imposición. Pagamos por lo que ganamos, pagamos por lo que compramos y si adquirimos algún bien por defunción de un progenitor pues a pagar tocan. Hay gente que tiene que renunciar a la herencia por no tener forma de pagar el impuesto de sucesiones.

Pero que además de todo lo que hemos de pagar, quieras o no, que vayas voluntariamente a comprar lotería, quinielas y otras zarandajas, me resulta rematadamente idiota.

Además de las loterías y apuestas del Estado van proliferando cada vez más, en todos los barrios, los salones de juego, donde está meridianamente claro que buscan quedarse con tu dinero y cuentan con una clientela adicta, sin que conozca a nadie que haya venido a mejor fortuna a base de apostar al bingo o a las máquinas tragaperras.

En todas las cadenas de televisión se nos invita a jugar, es decir, a perder tu dinero o el de los tuyos en apuestas on line y te animan a probar regalándote alguna cantidad para que empieces.

Y todavía más, desde los omnipresentes móviles también se nos invita a la perversa adicción al juego y al uso constante del móvil mismo.

Parece mentira que nuestros gobernantes que tanto se preocuparon hace años de que todo el mundo dejara de fumar, pero no parece preocuparles la adicción al juego, sino que la promocionan. 

Todas las adicciones esclavizan: drogas, alcohol, sexo o pornografía, pero si hace algunos años, en las hoy devaluadas encuestas del CIS, los españoles señalaban la drogadicción como problema, ahora ya no. La sociedad parece haber aceptado dándole carácter de normalidad a todas estas aberraciones: fumar porros o cualquier otra droga, tomar alcohol en exceso y luego conducir solo merece la atención sanciones administrativas, aunque ahora en periodo de vacaciones se hable de ello en todos los telediarios, pero la adicción al juego no merece ningún reproche estatal sino claramente se le promociona.

Creo que haber conseguido que la sociedad acepte como normales tantas cosas que no lo son, ni lo han sido, me parece una desgracia con difícil marcha atrás, máxime ante un envejecimiento progresivo de la población y el hundimiento de la institución familiar.

El número de jóvenes que no quieren tener hijos va en aumento al mismo ritmo que crece la pasión por las mascotas ¿será otra adicción? Por lo pronto es un gran negocio como pueden comprobar viendo el espacio que le dedican los supermercados y grandes superficies a la venta de sofisticados piensos y delicatesen para perros y gastos.

Sé que soy un viejo cascarrabias pero por favor, piensen en ello.

Los juegos de azar, una adicción promocionada

Las adicciones como algo nos esclaviza
Francisco Rodríguez
viernes, 2 de agosto de 2019, 09:48 h (CET)

A dos pasos de mi casa hay una expendeduría de lotería y apuestas y me causa una penosa impresión ver a personas muy mayores hacer cola antes de que se abra el local, tanto en verano como en invierno. Probar suerte una y otra vez, una semana tras otra, me parece una lamentable manera de hacer el tonto. Tabién se puede jugar a la ruleta online en Argentina.

Estos establecimientos promovidos por el Estado no buscan ningún reparto de riqueza sino una forma más del afán recaudatorio de la administración para mantener el gigantesco tinglado de sus gastos.

No dudo que todos los ciudadanos tengamos la obligación de pagar los impuestos que gravan nuestra economía, aunque muchos de ellos representan una doble o triple imposición. Pagamos por lo que ganamos, pagamos por lo que compramos y si adquirimos algún bien por defunción de un progenitor pues a pagar tocan. Hay gente que tiene que renunciar a la herencia por no tener forma de pagar el impuesto de sucesiones.

Pero que además de todo lo que hemos de pagar, quieras o no, que vayas voluntariamente a comprar lotería, quinielas y otras zarandajas, me resulta rematadamente idiota.

Además de las loterías y apuestas del Estado van proliferando cada vez más, en todos los barrios, los salones de juego, donde está meridianamente claro que buscan quedarse con tu dinero y cuentan con una clientela adicta, sin que conozca a nadie que haya venido a mejor fortuna a base de apostar al bingo o a las máquinas tragaperras.

En todas las cadenas de televisión se nos invita a jugar, es decir, a perder tu dinero o el de los tuyos en apuestas on line y te animan a probar regalándote alguna cantidad para que empieces.

Y todavía más, desde los omnipresentes móviles también se nos invita a la perversa adicción al juego y al uso constante del móvil mismo.

Parece mentira que nuestros gobernantes que tanto se preocuparon hace años de que todo el mundo dejara de fumar, pero no parece preocuparles la adicción al juego, sino que la promocionan. 

Todas las adicciones esclavizan: drogas, alcohol, sexo o pornografía, pero si hace algunos años, en las hoy devaluadas encuestas del CIS, los españoles señalaban la drogadicción como problema, ahora ya no. La sociedad parece haber aceptado dándole carácter de normalidad a todas estas aberraciones: fumar porros o cualquier otra droga, tomar alcohol en exceso y luego conducir solo merece la atención sanciones administrativas, aunque ahora en periodo de vacaciones se hable de ello en todos los telediarios, pero la adicción al juego no merece ningún reproche estatal sino claramente se le promociona.

Creo que haber conseguido que la sociedad acepte como normales tantas cosas que no lo son, ni lo han sido, me parece una desgracia con difícil marcha atrás, máxime ante un envejecimiento progresivo de la población y el hundimiento de la institución familiar.

El número de jóvenes que no quieren tener hijos va en aumento al mismo ritmo que crece la pasión por las mascotas ¿será otra adicción? Por lo pronto es un gran negocio como pueden comprobar viendo el espacio que le dedican los supermercados y grandes superficies a la venta de sofisticados piensos y delicatesen para perros y gastos.

Sé que soy un viejo cascarrabias pero por favor, piensen en ello.

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