¿Hasta octavos o hasta cuartos? Ese suele ser el único dilema en los últimos europeos o mundiales para la selección española. Y no espabilamos. Era ciertamente chocante la euforia que se respiraba por todos lados en vísperas de un duelo tan complicado como el choque ante Francia.

Por no hablar de la bochornosa pitada con la que buena parte de la hinchada hispana presente en el estadio de Hannover saludó el himno francés. Qué falta de respeto.

La selección de Luis ha ido claramente de más a menos, al contrario que en otras citas mundialistas. La apuesta del sabio de Hortaleza ha sido atrevida y coherente con su manera de ver el fútbol, pero la selección se ha diluido paulatinamente cual azucarillo en agua y tres días después de su eliminación, nadie se explica muy bien cómo ni por qué.

Uno ciertamente no entiende la suplencia de Sena y de Luis García ante Francia en detrimento de Cesc y de Raúl. El exbrasileiro le estaba dando al medio campo español una consistencia defensiva que permitía brillar a Xabi Alonso y a Xavi con luz propia en la construcción. Por su lado, el delantero del Liverpool tenía y tiene hoy por hoy más dinamismo y gol que Raúl, por mucho que el capitán haya sido un crack y siga teniendo su peso específico.

Cesc cumplió, cierto es, pero ver frente a Vieira y Makelele a un desdibujado Xavi y al mismo Fábregas era como observar un partido de mayores contra juveniles. Ribery se salió por su banda y Zidane se encargó de cerrar la boca a unos cuantos agoreros prepotentes que ya estaban haciendo chistes con él, tanto aficionados como periodistas.

Y nadie podrá discutir la justicia de la victoria gala. España tuvo más posesión de balón, pero sin profundidad, sin oportunidades, con combinaciones horizontales ... Frente a eso, el orden, la solvencia defensiva y la velocidad y calidad de un par de jugadores arriba bastaron para imponerse a una selección anodina.

Parece que Luis seguirá, hay buen bloque, buenos y jóvenes jugadores. Pero saquemos conclusiones de este Mundial: un partido y 30 minutos de otro francamente buenos, otro malo y el decisivo, mediocre. Escaso balance.

Pero los apologetas del fútbol de toque y técnica seguirán dando caña a Alemania o a Italia como modelos de antifútbol; claro, la presión, el orden defensivo, el juego directo ... eso no es fútbol, será voley-playa ... paciencia. Y al tiempo, uno de los dos se va llevar el Campeonato.

La España de Clemente cayó en EE.UU. en su mejor partido y de modo injusto ante Italia en cuartos; lo mismo le pasó en la Eurocopa en otro gran partido ante Inglaterra. Un equipo enorme, con Caminero, Hierro, Luis Enrique, Bakero, Salinas, Zubi y compañía en plenitud. La España de Camacho - no tan fuerte - idem ante Corea en el pasado Mundial.

Sin embargo, la España de Luis se va del Mundial desangelada, con justicia y sin recursos en ataque. Luis se olvidó a algún delantero en España y de algún que otro hombre desequilibrante en la misma Alemania (Reyes).

En fin, mais do mesmo. A lamernos las heridas y a espabilar, que no sólo del tiqui-taca y de ‘jugones’ vive el fútbol ... por más que el sinsorgo Montes insista en sus surrelistas retransmisiones ... Salinas!