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Luciano Sabatini

El árbitro de las tres amarillas por expulsión

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“Un jugador, sustituto o sustituido será expulsado al recibir una tarjeta roja o si recibe una segunda amonestación por tarjeta amarilla en el mismo partido. El jugador expulsado deberá abandonar los alrededores del terreno de juego y el área técnica”. Esto es lo que dice sobre la expulsión de un jugador el reglamento de la Internacional Borrad, organismo encargado de regular las normas del fútbol. Es el “do-re-mi” que todo árbitro que se precie debe conocer a la perfección. La FIFA se ha asegurado que el mundial de Alemania sea una ejemplo en el aspecto disciplinario, así, por ejemplo, los encuentros cuentan con cinco colegiados, un árbitro principal, dos jueces de línea y dos suplentes más, en lugar de los cuatro, para evitar males mayores. Pero una vez más, el problema no está en la cantidad, sino en la calidad.

Nuestro hombre es Graham Poll, un británico de 42 años al que le gusta leer, viajar y hacer ejercicio, y que se dedica de forma exclusiva y profesional al arbitraje en la Premier League. El bueno de Poll debutó en estas lides en 1996, y tan sólo un año después ya era colegiado internacional. Alemania 2006 es su segunda cita mundialista, y quizás sea la última. Él era el encargado de arbitrar el pasado jueves el trascendental Australia-Croacia, en el que las dos selecciones se jugaban un puesto en octavos. Si obviamos los dos o tres penaltis a favor de Australia que se fueron al limbo y la irregular actuación disciplinaria de Graham Poll, queda una disparatada decisión arbitral que quedará para la historia: el primer jugador que tuvo que ver tres tarjetas amarillas para ser expulsado.

Corría el minuto 62 del encuentro, y debido a la permisividad que había mostrado el británico con los agarrones en el área y las faltas antideportivas, los croatas que por entonces se estaban quedando fuera del mundial, comenzaron a tomarse la justicia por su mano. Josip Simunic, uno de los defensores más desquiciados todo el encuentro salió a cortar un control de Viduka en el medio, pegándole duro abajo; la cartulina amarilla era obvia, primera de tres. Los esfuerzos croatas fueron en vano, y cuando se cumplió el tiempo reglamentario, Simunic realizaba un placaje digno de la Super Bowl cuando Kewell se escapaba para sentenciar; segunda cartulina, bien merecida… ¿Expulsión? (recordemos: “Un jugador, (…) será expulsado al recibir una segunda amonestación por tarjeta amarilla en el mismo partido”) Pues para asombro de jugadores y espectadores, no. Ni el árbitro principal, Graham Poll , ni ningunos de los liniers, ni siquiera los dos suplentes advirtieron la expulsión. ¿En qué estaban pensando? Simunic continúo entonces danzando tranquilamente por el terreno de juego, y Graham Poll mandó que siguiera el juego. El croata nunca se vio en una igual, y la verdad yo tampoco.

Para ser justos con la ética del juego, como cuando un delantero provoca un penalti que no es y acaba fallándolo, Simunic decidió que de una u otra manera él no podía acabar el partido sobre el césped, y en el 93 saltó a cazar un contrario viendo otra cartulina más… la tercera! Y sí, a la tercera va la vencida, y nuestro querido Graham Poll por fin le expulsaba a la par que concluía el encuentro de forma sospechosa, ¿Se habría dado cuenta de su estrepitoso fallo?

La polémica ha envuelto la acción del árbitro inglés como no podía ser de otra manera, a pesar de que a la postre su decisión no tuvo trascendencia para el resultado final. El miércoles se sabrá la decisión de la FIFA al respecto, aunque puede ser que no se le permita arbitrar más encuentros internacionales. Poll asegura que quizás sea hora de adelantar su retirada, que tenía pensada para los tempranos 45 años, por lo que pueda pasar. La desgracia se ha cebado con este colegiado que ya en el Mundial de Corea y Japón ya fue excluido de la fase final tras su arbitraje en primera fase de un Coracia-Italia, que los balcánicos ganarían por 2-1 y en el que el británico anuló dos goles legales a Italia a instancias de su asistente. Y ahora, en su nueva oportunidad la lía como nunca. Mal día para dejar de fumar, Graham Poll.

El árbitro de las tres amarillas por expulsión

Luciano Sabatini
Luciano Sabatini
domingo, 25 de junio de 2006, 23:14 h (CET)
“Un jugador, sustituto o sustituido será expulsado al recibir una tarjeta roja o si recibe una segunda amonestación por tarjeta amarilla en el mismo partido. El jugador expulsado deberá abandonar los alrededores del terreno de juego y el área técnica”. Esto es lo que dice sobre la expulsión de un jugador el reglamento de la Internacional Borrad, organismo encargado de regular las normas del fútbol. Es el “do-re-mi” que todo árbitro que se precie debe conocer a la perfección. La FIFA se ha asegurado que el mundial de Alemania sea una ejemplo en el aspecto disciplinario, así, por ejemplo, los encuentros cuentan con cinco colegiados, un árbitro principal, dos jueces de línea y dos suplentes más, en lugar de los cuatro, para evitar males mayores. Pero una vez más, el problema no está en la cantidad, sino en la calidad.

Nuestro hombre es Graham Poll, un británico de 42 años al que le gusta leer, viajar y hacer ejercicio, y que se dedica de forma exclusiva y profesional al arbitraje en la Premier League. El bueno de Poll debutó en estas lides en 1996, y tan sólo un año después ya era colegiado internacional. Alemania 2006 es su segunda cita mundialista, y quizás sea la última. Él era el encargado de arbitrar el pasado jueves el trascendental Australia-Croacia, en el que las dos selecciones se jugaban un puesto en octavos. Si obviamos los dos o tres penaltis a favor de Australia que se fueron al limbo y la irregular actuación disciplinaria de Graham Poll, queda una disparatada decisión arbitral que quedará para la historia: el primer jugador que tuvo que ver tres tarjetas amarillas para ser expulsado.

Corría el minuto 62 del encuentro, y debido a la permisividad que había mostrado el británico con los agarrones en el área y las faltas antideportivas, los croatas que por entonces se estaban quedando fuera del mundial, comenzaron a tomarse la justicia por su mano. Josip Simunic, uno de los defensores más desquiciados todo el encuentro salió a cortar un control de Viduka en el medio, pegándole duro abajo; la cartulina amarilla era obvia, primera de tres. Los esfuerzos croatas fueron en vano, y cuando se cumplió el tiempo reglamentario, Simunic realizaba un placaje digno de la Super Bowl cuando Kewell se escapaba para sentenciar; segunda cartulina, bien merecida… ¿Expulsión? (recordemos: “Un jugador, (…) será expulsado al recibir una segunda amonestación por tarjeta amarilla en el mismo partido”) Pues para asombro de jugadores y espectadores, no. Ni el árbitro principal, Graham Poll , ni ningunos de los liniers, ni siquiera los dos suplentes advirtieron la expulsión. ¿En qué estaban pensando? Simunic continúo entonces danzando tranquilamente por el terreno de juego, y Graham Poll mandó que siguiera el juego. El croata nunca se vio en una igual, y la verdad yo tampoco.

Para ser justos con la ética del juego, como cuando un delantero provoca un penalti que no es y acaba fallándolo, Simunic decidió que de una u otra manera él no podía acabar el partido sobre el césped, y en el 93 saltó a cazar un contrario viendo otra cartulina más… la tercera! Y sí, a la tercera va la vencida, y nuestro querido Graham Poll por fin le expulsaba a la par que concluía el encuentro de forma sospechosa, ¿Se habría dado cuenta de su estrepitoso fallo?

La polémica ha envuelto la acción del árbitro inglés como no podía ser de otra manera, a pesar de que a la postre su decisión no tuvo trascendencia para el resultado final. El miércoles se sabrá la decisión de la FIFA al respecto, aunque puede ser que no se le permita arbitrar más encuentros internacionales. Poll asegura que quizás sea hora de adelantar su retirada, que tenía pensada para los tempranos 45 años, por lo que pueda pasar. La desgracia se ha cebado con este colegiado que ya en el Mundial de Corea y Japón ya fue excluido de la fase final tras su arbitraje en primera fase de un Coracia-Italia, que los balcánicos ganarían por 2-1 y en el que el británico anuló dos goles legales a Italia a instancias de su asistente. Y ahora, en su nueva oportunidad la lía como nunca. Mal día para dejar de fumar, Graham Poll.

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