Cada vez más gente apoya y pide apoyo para Zapatero con el objetivo de poder alcanzar la ansiada y manida Paz. Se habla constantemente de no olvidar, pero si de perdonar y llegar a una “convivencia pacífica”.
Este último concepto es pronunciado casi a diario por la cabeza visible de los batasunos, el “señor” Otegui. Se nos pide diálogo y el gobierno, aunque lo niegue, lo concede al igual que concederá lo inconcedible con tal de apuntarse el logro de la Paz.
Mientras ellos, los luchadores vascos, los luchadores por la libertad del pueblo vasco y otros tantos epítetos que se conceden así mismos, se ríen. Se ríen porque tienen al gobierno de un país, que para ellos es el enemigo, en las manos. Pero lo siniestro es que sus risas son perpetradas ante una familia que recuerda estos días el más profundo de los dolores,un dolor tan inmenso que nos llegó a doler a todos, aunque hasta entonces no sabíamos quien era Miguel Ángel Blanco, ni supiéramos en que lugar del mapa se encontraba Ermua.
Los luchadores por la libertad del pueblo vasco se ríen de que mataron a un hombre inocente e indefenso de varios tiros en la cabeza. De espaldas para que no pudiera acusarlos con su mirada. Gran hazaña la de estos vascos.
A estos cobardes son los que hay que perdonar, son los que Zapatero considera sus interlocutores y son aquellos que se creen que pueden hablar de tu a tu con lo que denominan el Estado español, o sea, lo que de momento es España.
Pero yo ni perdono ni olvido, porque no tengo ni alma de mártir, ni ganas de serlo. Aunque España siempre olvide a aquellos que dieron su vida por ella, yo no lo hago y creo que somos muchos los que no olvidamos.
Ya veremos quien se ríe el último.