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Daniel Tercero

Legitimidades y fracasos

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Nadie debería de poner en duda la legitimidad de los resultados del referéndum del pasado domingo en Cataluña. Los resultados, la victoria clara del 'sí', es incuestionable jurídica y legalmente. Y a estas alturas de nuestra democracia cuestionar un referéndum como el del día 18 es rizar el rizo de lo absurdo.

Ahora bien, la legitimidad casa perfectamente con el fracaso. Es esto lo que no reconoce ningún grupo político ni asociación destinada a opinar o influir sobre los ciudadanos de Cataluña para el referéndum. Me explico.

Es un fracaso de la democracia, y en particular de los catalanes, que un ex-consejero Jefe de la Generalidad, y líder de la tercera fuerza política en el Parlamento regional, valide los resultados con un: aceptamos el resultado. No esperaba menos del señor Carod-Rovira. ¿Le quedaba alguna otra opción? ¿No aceptar los resultados? ¿Qué haría entonces?

Mariano Rajoy pidió al presidente del Gobierno que paralizase el proceso estatutario debido a la baja participación. ¿Puede el presidente del Gobierno paralizar el trámite que las Cortes Generales han autorizado y aprobado? Otra cosa será -¿será?- el Tribunal Constitucional. Y, no contento con esto, informó a los periodistas, que se encontraban en la calle Génova de Madrid, que el Estatuto de Cataluña de 2006 había sido el texto estatutario con menos participación de los que se han celebrado hasta ahora. ¿Y el de Galicia? Poco más de un 28% de participación. El señor Rajoy fue miembro de la mesa del Parlamento regional y formó parte del Gobierno regional. ¿Se le olvidó al líder del PP este dato? ¿O no interesaba en ese momento?

José Luis Rodríguez Zapatero, que impulsó todo este proceso de reforma de estatutos por dos razones principales: situarse en contra de todo lo que proponía el PP liderado por Aznar y porque -¡pobrecito!- pensó que el PSC no era un partido nacionalista, está demostrando cada día que pasa que es el peor gestor de los que hemos tenido que sufrir los españoles. “[...] Uno puede, con toda legitimidad, gobernar con el 51 por ciento, pero para construir con legitimidad un orden político, una norma institucional básica, me da igual que sea una constitución o un estatuto político —busquemos la denominación que queramos—, no sirve el 51 por ciento.”. Este entrecomillado está extraído del Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados (en el debate de toma en consideración de reforma del Estatuto de Autonomía del País Vasco, o Plan Ibarretxe, el 1 de febrero de 2005), el poeta que pronunció esta frase es nuestro presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero. Un delirio orgásmico. ¿Dónde están los periodistas en las ruedas de prensa del presidente que no le recuerdan esta frase?

El señor Miquel Iceta, portavoz del PSC en el Parlamento autonómico y viceprimer secretario del mismo partido, el pasado mes de abril en una entrevista en La Razón, a la pregunta de que si una participación inferior al 50%, en el referéndum de junio, sería un fracaso, contestó ras i curt: “Sí. Lo que pasa es que tenemos un sistema que no condiciona la validez del referéndum a la participación. Pero sería muy negativa una participación muy baja.”. No hace falta que añada más. ¿Creen que se estará dando golpes de cabeza contra el mármol de la barra del bar del Parlamento de la Ciudadela?

El grupo de CiU en el Senado presentó, el pasado mes de marzo, una enmienda para reformar la Ley Orgánica para la convocatoria de referéndum y que fijase un mínimo del 50% en la participación para declarar válido el plebiscito. ¿Que senador de la formación separatista planteó tal aberración? (pensarán en la calle Córcega de Barcelona). ¿Esta enmienda está incluida en el ya nuevo Estatuto?

Fracaso. Esa es la palabra que define el referéndum que el pasado domingo sufrieron los ciudadanos de Cataluña. Pero no pasará nada. Hoy por mi y mañana por ti; pero nunca por la ciudadanía. La clase política cada vez está más lejos de la realidad. De la realidad de los ciudadanos. Que es la realidad del municipio, la autonomía o el Estado. Este Estatuto, que es malísimo para los ciudadanos, ha sido ignorado por la mayoría.

Tenemos lo que nos merecemos se dice con bastante asiduidad. Yo digo: no. No nos merecemos estos políticos profesionales de la política. Se necesitan gestores que no se enquisten en los asientos públicos. Necesitamos ciudadanos que dirijan a ciudadanos, y no políticos que dirijan a borregos.

Legitimidades y fracasos

Daniel Tercero
Daniel Tercero
jueves, 22 de junio de 2006, 00:54 h (CET)
Nadie debería de poner en duda la legitimidad de los resultados del referéndum del pasado domingo en Cataluña. Los resultados, la victoria clara del 'sí', es incuestionable jurídica y legalmente. Y a estas alturas de nuestra democracia cuestionar un referéndum como el del día 18 es rizar el rizo de lo absurdo.

Ahora bien, la legitimidad casa perfectamente con el fracaso. Es esto lo que no reconoce ningún grupo político ni asociación destinada a opinar o influir sobre los ciudadanos de Cataluña para el referéndum. Me explico.

Es un fracaso de la democracia, y en particular de los catalanes, que un ex-consejero Jefe de la Generalidad, y líder de la tercera fuerza política en el Parlamento regional, valide los resultados con un: aceptamos el resultado. No esperaba menos del señor Carod-Rovira. ¿Le quedaba alguna otra opción? ¿No aceptar los resultados? ¿Qué haría entonces?

Mariano Rajoy pidió al presidente del Gobierno que paralizase el proceso estatutario debido a la baja participación. ¿Puede el presidente del Gobierno paralizar el trámite que las Cortes Generales han autorizado y aprobado? Otra cosa será -¿será?- el Tribunal Constitucional. Y, no contento con esto, informó a los periodistas, que se encontraban en la calle Génova de Madrid, que el Estatuto de Cataluña de 2006 había sido el texto estatutario con menos participación de los que se han celebrado hasta ahora. ¿Y el de Galicia? Poco más de un 28% de participación. El señor Rajoy fue miembro de la mesa del Parlamento regional y formó parte del Gobierno regional. ¿Se le olvidó al líder del PP este dato? ¿O no interesaba en ese momento?

José Luis Rodríguez Zapatero, que impulsó todo este proceso de reforma de estatutos por dos razones principales: situarse en contra de todo lo que proponía el PP liderado por Aznar y porque -¡pobrecito!- pensó que el PSC no era un partido nacionalista, está demostrando cada día que pasa que es el peor gestor de los que hemos tenido que sufrir los españoles. “[...] Uno puede, con toda legitimidad, gobernar con el 51 por ciento, pero para construir con legitimidad un orden político, una norma institucional básica, me da igual que sea una constitución o un estatuto político —busquemos la denominación que queramos—, no sirve el 51 por ciento.”. Este entrecomillado está extraído del Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados (en el debate de toma en consideración de reforma del Estatuto de Autonomía del País Vasco, o Plan Ibarretxe, el 1 de febrero de 2005), el poeta que pronunció esta frase es nuestro presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero. Un delirio orgásmico. ¿Dónde están los periodistas en las ruedas de prensa del presidente que no le recuerdan esta frase?

El señor Miquel Iceta, portavoz del PSC en el Parlamento autonómico y viceprimer secretario del mismo partido, el pasado mes de abril en una entrevista en La Razón, a la pregunta de que si una participación inferior al 50%, en el referéndum de junio, sería un fracaso, contestó ras i curt: “Sí. Lo que pasa es que tenemos un sistema que no condiciona la validez del referéndum a la participación. Pero sería muy negativa una participación muy baja.”. No hace falta que añada más. ¿Creen que se estará dando golpes de cabeza contra el mármol de la barra del bar del Parlamento de la Ciudadela?

El grupo de CiU en el Senado presentó, el pasado mes de marzo, una enmienda para reformar la Ley Orgánica para la convocatoria de referéndum y que fijase un mínimo del 50% en la participación para declarar válido el plebiscito. ¿Que senador de la formación separatista planteó tal aberración? (pensarán en la calle Córcega de Barcelona). ¿Esta enmienda está incluida en el ya nuevo Estatuto?

Fracaso. Esa es la palabra que define el referéndum que el pasado domingo sufrieron los ciudadanos de Cataluña. Pero no pasará nada. Hoy por mi y mañana por ti; pero nunca por la ciudadanía. La clase política cada vez está más lejos de la realidad. De la realidad de los ciudadanos. Que es la realidad del municipio, la autonomía o el Estado. Este Estatuto, que es malísimo para los ciudadanos, ha sido ignorado por la mayoría.

Tenemos lo que nos merecemos se dice con bastante asiduidad. Yo digo: no. No nos merecemos estos políticos profesionales de la política. Se necesitan gestores que no se enquisten en los asientos públicos. Necesitamos ciudadanos que dirijan a ciudadanos, y no políticos que dirijan a borregos.

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