Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Entre tú y yo
Juan Luis Lara

El buitre

|

Por fin comenzó el Mundial de fútbol, y lo cierto es que la cosa pinta bien. Todas las selecciones han hecho ya su puesta de largo y España ha sido, sin duda, una de las mejores en el primer partido. Cuatro a cero contra Ucrania, el supuesto hueso del Grupo H. Desde aquél cinco a uno que le endosamos a Dinamarca en México 86 no habíamos visto tal demostración de fútbol y goles por parte del equipo nacional en un Campeonato del Mundo.

¿Recuerdan aquellos goles de Butragueño? Grandioso partido de octavos de final, en el que los españoles vibramos como nunca festejando una victoria histórica. En cuartos de final nos mandaron para casa los belgas, pero aquella es otra historia. A lo que iba: los goles del Buitre no pasaron sólo a la historia del fútbol patrio, sino también a la de la propaganda política y la publicidad subliminal. En plena celebración del cuarto gol, delirio nacional, aparecieron sobreimpresionadas en la pantalla de TVE las siglas del partido en el Gobierno, el PSOE.

Esto de usar el aspecto emotivo del deporte para mover a las masas no es nada nuevo, por supuesto. Ya fue utilizado, y de forma muy efectiva, por la Alemania nazi, con aquellos Juegos Olímpicos de 1936; por los soviéticos o, si me apuran, por los emperadores romanos. Hoy en día no hay alcalde que se precie que no quiera salir en la foto cuando el equipo de su pueblo gana el campeonato regional del petanca.

Por eso el pasado miércoles, cuando, entre gol y gol de España, aparecían en la retransmisión televisiva los príncipes en el palco del estadio, no me sorprendí demasiado. Aunque subliminal, lo que se dice subliminal, no fue la cosa. Todos pudimos celebrar la goleada acompañados por Felipe y Letizia, que vibraban, sufrían, saltaban y bebían cerveza en vasos de plástico. Como dos españolitos más.

El buitre

Juan Luis Lara
Juan Luis Lara
domingo, 18 de junio de 2006, 00:53 h (CET)
Por fin comenzó el Mundial de fútbol, y lo cierto es que la cosa pinta bien. Todas las selecciones han hecho ya su puesta de largo y España ha sido, sin duda, una de las mejores en el primer partido. Cuatro a cero contra Ucrania, el supuesto hueso del Grupo H. Desde aquél cinco a uno que le endosamos a Dinamarca en México 86 no habíamos visto tal demostración de fútbol y goles por parte del equipo nacional en un Campeonato del Mundo.

¿Recuerdan aquellos goles de Butragueño? Grandioso partido de octavos de final, en el que los españoles vibramos como nunca festejando una victoria histórica. En cuartos de final nos mandaron para casa los belgas, pero aquella es otra historia. A lo que iba: los goles del Buitre no pasaron sólo a la historia del fútbol patrio, sino también a la de la propaganda política y la publicidad subliminal. En plena celebración del cuarto gol, delirio nacional, aparecieron sobreimpresionadas en la pantalla de TVE las siglas del partido en el Gobierno, el PSOE.

Esto de usar el aspecto emotivo del deporte para mover a las masas no es nada nuevo, por supuesto. Ya fue utilizado, y de forma muy efectiva, por la Alemania nazi, con aquellos Juegos Olímpicos de 1936; por los soviéticos o, si me apuran, por los emperadores romanos. Hoy en día no hay alcalde que se precie que no quiera salir en la foto cuando el equipo de su pueblo gana el campeonato regional del petanca.

Por eso el pasado miércoles, cuando, entre gol y gol de España, aparecían en la retransmisión televisiva los príncipes en el palco del estadio, no me sorprendí demasiado. Aunque subliminal, lo que se dice subliminal, no fue la cosa. Todos pudimos celebrar la goleada acompañados por Felipe y Letizia, que vibraban, sufrían, saltaban y bebían cerveza en vasos de plástico. Como dos españolitos más.

Noticias relacionadas

Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre un aspecto de la vida actual que parece extremadamente novedoso por sus avances agigantados en el mundo de la tecnología, pero cuyo planteo persiste desde Platón hasta nuestros días, a saber, la realidad virtual inmiscuida hasta el tuétano en nuestra cotidianidad y la posibilidad de que llegue el día en que no podamos distinguir entre "lo real" y "lo virtual".

Algo ocurre con la salud de las democracias en el mundo. Hasta hace pocas décadas, el prestigio de las democracias establecía límites políticos y éticos y articulaba las formas de convivencia entre estados y entre los propios sujetos. Reglas comunes que adquirían vigencia por imperio de lo consuetudinario y de los grandes edificios jurídicos y filosófico político y que se valoraban positivamente en todo el mundo, al que denominábamos presuntuosamente “libre”.

Pienso que habrá cada vez más Cat Cafés y no solamente cafeterías, cualquier ciudadano que tenga un negocio podría colaborar. Sólo le hace falta una habitación dedicada a los gatos. Es horrible en muchos países del planeta, el caso de los abandonos de animales, el trato hacia los toros, galgos… las que pasan algunos de ellos… Y sin embargo encuentro gente que se vuelca en ayudarles y llegan a tener un número grande de perros y gatos.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto