El fascismo, que creíamos desterrado de nuestra vida política, vuelve a hacerse patente entre nosotros. El fascismo, que no había desaparecido del todo, renace en Cataluña siguiendo ejemplos abertzales y la estela ya marcada por Goebels cuando el Partido Nacional Socialista (Nazi, por si alguno se despista) alcanzó el poder en Alemania en el año 1933.
Al igual que entonces, las armas electorales básicas son el miedo, la agresión, el insulto y la violencia física hacia todo oponente político. De esta forma los descendientes de la praxis hitleriana acosan a los únicos que no piensan como ellos; los populares y los miembros de Ciudadanos de Cataluña. Buscan vencer igual que sus abuelos nazis o al igual que mantiene a raya a la disidencia política ,el admirado por muchos, Fidel Castro.
Alguno me contestará que no son fascistas, que son de izquierdas. Pero llevando a cabo prácticas puramente fascistas, siendo nacionalistas, al igual que todo fascismo, y unidos a los socialistas formando un eje nacional-socialista, díganme ustedes que son.
Los de Carod hacen de esta forma el trabajo sucio al resto del nacionalismo catalán, incluyendo al PSC, defendiendo el estatus de dominio de estos partidos sobre la sociedad catalana y negando a todo aquel que ose contradecirles el derecho a la opinión, bajo riesgo de que le partan la cara.
No dejemos de decir lo que pensemos. Callarse por miedo es fortalecer al enemigo, que no es otro que el enemigo de la Libertad, aquel que quiere extender sus garras sobre todos nosotros y pensar por nuestras mentes, para conseguir así vivir a nuestra costa.
Paremos a los fascistas, con el arma de la democracia y del derecho antes de que sea tarde y volvamos a vivir en el 1984 de George Orwell.