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Adrián Candal

La sonrisa escandinava

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Suecia llegó a esta Copa del Mundo de Alemania con toda la ilusión. Empatada con la correosa Croacia en su grupo de clasificación para el Mundial, y con 24 puntos, los suecos se ganaron su billete gracias a su poderío en la delantera, un par de jugadores estelares, y una sólida defensa. Además, su entrenador, Lars Lagerback, lleva vinculado a la selección de su país desde el año 1990, y goza de gran respeto entre los aficionados, y lo que es más importante, entre sus jugadores. En esencia, un auténtico bloque.

La andadura del equipo que viste de azul y amarillo en los mundiales no suele decepcionar. En el año 1958, cuando fue anfitriona del torneo, consiguió ser subcampeona, solo superada por el Brasil de Pelé. En 1994, en el Mundial de Estados Unidos fue tercera, y en 1974, también en Alemania, logró la quinta plaza. Se puede decir, por tanto, que los suecos siempre han estado ahí. Nunca han defraudado, y siempre con la misma receta: un compacto y luchador bloque. Un equipo.

Y en este Mundial tampoco podía defraudar. Ayer, en el Estadio Olímpico de Munich, una renovada joya arquitectónica con 74.500 espectadores de aforo, Suecia conseguía su primera victoria en este campeonato gracias a un gol de Freddie Ljungberg a pase de Allback. Los de Lagerback llevaban buscando el gol durante todo el partido (una situación no muy distinta a la del primer partido contra Trinidad y Tobago), y en el último suspiro lo consiguieron.

Ver a casi 70.000 suecos, y no es ninguna exageración, poblar las gradas berlineses es todo un espectáculo y una envidia. Todos con su camiseta amarilla y su civilizadísimo comportamiento es una delicia. Solo por el apoyo de esta agente, se merecían ganar su primer partido.

Suecia no podía tardar tanto en conseguir anotar su primer gol. Con unos atacantes de infarto, que firmarían los mejores equipos de Europa. Larsson, Ljungberg y Zlatan Ibrahimovic, posiblemente uno de los mejores delanteros del continente. No son pocas las actuales expectativas de Suecia, y con un poco de suerte, ahora que conoce el camino del gol, será uno de los conjuntos que tendrán cosas importantes que decir. La sonrisa se empieza a dibujar en su cara.

La sonrisa escandinava

Adrián Candal
Adrián Candal
viernes, 16 de junio de 2006, 23:09 h (CET)
Suecia llegó a esta Copa del Mundo de Alemania con toda la ilusión. Empatada con la correosa Croacia en su grupo de clasificación para el Mundial, y con 24 puntos, los suecos se ganaron su billete gracias a su poderío en la delantera, un par de jugadores estelares, y una sólida defensa. Además, su entrenador, Lars Lagerback, lleva vinculado a la selección de su país desde el año 1990, y goza de gran respeto entre los aficionados, y lo que es más importante, entre sus jugadores. En esencia, un auténtico bloque.

La andadura del equipo que viste de azul y amarillo en los mundiales no suele decepcionar. En el año 1958, cuando fue anfitriona del torneo, consiguió ser subcampeona, solo superada por el Brasil de Pelé. En 1994, en el Mundial de Estados Unidos fue tercera, y en 1974, también en Alemania, logró la quinta plaza. Se puede decir, por tanto, que los suecos siempre han estado ahí. Nunca han defraudado, y siempre con la misma receta: un compacto y luchador bloque. Un equipo.

Y en este Mundial tampoco podía defraudar. Ayer, en el Estadio Olímpico de Munich, una renovada joya arquitectónica con 74.500 espectadores de aforo, Suecia conseguía su primera victoria en este campeonato gracias a un gol de Freddie Ljungberg a pase de Allback. Los de Lagerback llevaban buscando el gol durante todo el partido (una situación no muy distinta a la del primer partido contra Trinidad y Tobago), y en el último suspiro lo consiguieron.

Ver a casi 70.000 suecos, y no es ninguna exageración, poblar las gradas berlineses es todo un espectáculo y una envidia. Todos con su camiseta amarilla y su civilizadísimo comportamiento es una delicia. Solo por el apoyo de esta agente, se merecían ganar su primer partido.

Suecia no podía tardar tanto en conseguir anotar su primer gol. Con unos atacantes de infarto, que firmarían los mejores equipos de Europa. Larsson, Ljungberg y Zlatan Ibrahimovic, posiblemente uno de los mejores delanteros del continente. No son pocas las actuales expectativas de Suecia, y con un poco de suerte, ahora que conoce el camino del gol, será uno de los conjuntos que tendrán cosas importantes que decir. La sonrisa se empieza a dibujar en su cara.

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