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En realidad, Wifredo el Velloso, solamente obtuvo el título de Conde de Barcelona otorgado por Carlos “El Calvo”, aunque parece que llegó a ostentar el de “marqués”

¿Los políticos, cuando delinquen, están exonerados del CP? Evidentemente, no

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Los esfuerzos y argumentos de los presuntos delincuentes soberanistas por ocultar sus delitos contra la unidad del Estado resultan patéticos y, evidentemente, completamente fuera de lugar inter politizar el procedimiento penal que acaba de concluir.

Abogados defensores y los propios encausados en el juicio que se ha sustanciado ante la Sala Segunda del Tribunal Supremo, seguramente a falta de mejores argumentos, están intentando lo que en lenguaje vulgar se podría resumir en “marear la perdiz” pretendiendo, esperamos que vanamente, distraer la atención de los magistrados hacia cuestiones que, por supuesto, nada tienen que ver con los delitos de los que se los acusa. Estamos convencidos de que la estrategia de los defensores, si se les despoja de aquellas partes en las que se pudiera poner en cuenta la tipificación de cada delito y su relación con los hechos probados, a nadie se le oculta que todas aquellas consideraciones de tipo político, con las que se pretende convertir un juicio penal en una discusión sobre si los catalanes tienen derecho pedir su independencia o si, en el año de la quica (840 d.C.), hubo un tal Wifredo el Velloso, en catalán: Guifré el Pilos, conde de Urgel y de linaje hispano-godo, que fiel al imperio franco, estuvo metido en intrigas en las que la iglesia de aquellos tiempos estuvo comprometida pero, aun así y pesar del clima de inestabilidad en la monarquía franca, de ningún modo se puede afirmar que Wifredo el Velloso rompiera sus lazos feudales con los reyes francos y, por lo tanto, tampoco se le puede considerar el gestor de la independencia supuesta de los condados catalanes. Pero, los soberanistas, se agarran a la historia apócrifa, para intentar escribir otra distinta a la real, que les sirva para engañar a todos aquellos que están predispuestos a serlo.

En realidad, Wifredo el Velloso, solamente obtuvo el título de Conde de Barcelona otorgado por Carlos “El Calvo”, aunque parece que llegó a ostentar el de “marqués”. En torno a la figura de este personaje se han creado numerosas leyendas y, entre sus estudiosos, no se han llegado a poner de acuerdo sobre muchos puntos de su biografía que no aparecen lo suficientemente claros. A pesar del clima de inestabilidad en la monarquía franca, de ningún modo se puede afirmar que Wifredo el Velloso rompiera sus lazos feudales con los reyes francos y, por lo tanto, tampoco se le puede considerar como quien diera la independencia a los condados catalanes, algo que nunca sucedió.

Suena a cortina de humo, a acuerdo entre defensores y encausados para intentar aprovechar el último turno de palabra que se les concede a los acusados, para intentar, de cara a la galería y, muy especialmente, con la evidente intención de enviar un mensaje al Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, el que todos los intervinientes en este último acto procesal, hayan coincido en intentar desmentir las acusaciones que pesan sobre ellos y justificar los hechos de los que están acusados, encomendándose a unos supuestos derechos heredados de tiempos pasados que, por desgracia para ellos y sus pretensiones de conmover a la Sala, no tienen el menor apoyo histórico que se sostenga ante un análisis profundo de aquella época de la Historia.

Son muchas las naciones europeas que se han ido formando a través de los tiempos y que, en la actualidad, están perfectamente consolidadas como estados voluntariamente integrados en la UE (1993) en la que participa, por cierto, como socio de pleno derecho la nación española que, como es evidente, está formada por 17 comunidades y las ciudades de Ceuta y Melilla, sin que ninguna de ellas pueda pretender tener derechos especiales que le permitan intentar separarse de España, por mucho que la propaganda, el proselitismo insidioso y una enseñanza adoctrinadora, que ha permitido que existiera, por desidia, los distintos gobiernos de cada color político que han sido en nuestra nación, sigan insistiendo machaconamente en vendernos una sarta de mentiras, inexactitudes históricas e inventos frutos de mentes calenturientas que piensan que se puede engatusar al resto de españoles, seguramente en la creencia de que, como los vascos, son en realidad una raza superior que, por ello tienen la potestad de imponernos sus propias reglas, convencidos de que nos convienen. Lógicamente, sólo están en dispuestos a convencer a aquellos ciudadanos que se dejan convencer sin analizar si lo que dicen tiene sentido y, además, están en condiciones de llevarlo a cabo, aparte de aquellos fanatizados y no dudan de que en un estado catalán, todo sería Jauja, un verdadero paraíso terrenal, sin valorar que ello comportaría situarse fuera de Europa, endeudados hasta las orejas ( deben 80.000 millones de euros), pagando aranceles por todas la ventas y compras, sin financiación de la UE y, en el aspecto económico, sometidos a las leyes generales que regulan el Comercio Internacional debiendo renunciar a los beneficios de pertenecer a la CE de los que, actualmente, se siguen beneficiando. Curiosamente, parece que ninguno de los que siguen creyendo en Papá Noel se ha tomado la molestia de consultar las leyes que rigen en la CE, respecto a aquellos países que procedieran de cualquiera de los países que forman parte de la UE porque, si lo hubieran hecho, sabrían lo que les esperaría si consiguieran su “tan anhelada” independencia.

¿Cómo se puede entender que en un juicio, penal se tengan que escuchar, de aquellos que han sido acusados, frases como las siguientes: “Represión del Estado”, “juicio político”, “un castigo al nacionalismo”, “falta de diálogo”, “un juicio que agrava la crisis política”, “si la violencia policial no pudo con miles de personas, una sentencia no va a hacer que los catalanes dejen de luchar”? Comprendemos que, en su afán de no darles a los acusados la menor baza de la que se pudieran valer para acusar al tribunal de haberles impedido expresarse; la presidencia de la Sala no haya cortado de raíz, aun estando en su mano hacerlo, unas declaraciones que nada tenían que ver con los delitos de los que están acusados y sí, mucho, con el afán de hacer una propaganda política de la causa, de cara al resto de naciones. No obstante, han quedado patentes, por la expresión de sus rostros, los esfuerzos ímprobos de los jueces para contenerse y no retirar la palabra a aquellos que tomaban la sala de lo penal como si fuera un lugar para celebrar un mitin separatista.

En todo caso, mucho nos tememos que la pulcritud y habilidad del juez Marchena para llevar el Juicio a través de las 50 sesiones en las que se ha desarrollado; la paciencia que ha demostrado tener con los intentos de los encausados y, principalmente, de sus abogados, de salirse de las reglas para colar, de matute, temas completamente ajenos a lo que se estaba dirimiendo en la sala; constituya una grave preocupación para todos aquellos, abogados y encausados, que tenían puestas todas sus esperanzas en un recurso ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

No parece que las últimas decisiones de dicho Tribunal hayan sido muy favorables a quienes habían recurrido ante él resoluciones de los tribunales españoles. Si hace unos días el mentado tribunal tomó la decisión de no admitir el recurso de varios separatistas: Puigdemont, Oriol Junqueras, Carmen Forcadell y otros 73 presuntamente implicados, contra la suspensión del TC del pleno del Parlamento catalán de 9 de Octubre del 2017; resulta que ahora, (la noticia la ha publicado La Vanguardia, en su página 12 y en un pequeño recuadro) el TDHE ha vuelto a rechazar el recurso de Carme Forcadell contra su prisión provisional. Un palo detrás de otro, lo que puede llegar a suponer que, dada la forma concienzuda con la que se han respetado todos los derechos de los soberanistas encausados por el tribunal que los está juzgando, la exquisita pulcritud con la que Marchena ha respetado todos los trámites procesales y la rapidez con la que ha intervenido para cortar cualquier intento de sobrepasarse de los testigos y abogados, nos hace pensar que las posibilidades que les quedan de tener éxito en Estrasburgo, cada día que pasa se está convirtiendo en más escasas. Y ya que hemos citado a La Vanguardia, el periódico del señor Godó (lo de conde no parece que le cuadre dada su evidente implicación en apoyo del separatismo catalán), nos gustaría haber visto cómo hubiera publicado la noticia si, la reclamación de los recurrentes soberanistas, hubiera sido aceptada por el TDHE. Sin duda alguna hubiera merecido un titular destacado, en primera página, adornado con los comentarios de sus columnistas más destacados, encabezados por la fanática indomable, verdadera experta en mentir y tergiversar la información, señora Rahola.

Y si tuviéramos alguna duda sobre lo que se está preparando en Cataluña si, como debemos suponer, se van a producir condenas importantes para los encausados, al menos en una parte importante de ellos; aparece el irascible Torra para amenazar a quienes se quieran sentir aludidos por su discurso, con la filípica siguiente, pronunciada en el Parlamento de Cataluña: "Lo volveremos a hacer, claro que sí, porque el país tiene claro lo que quiere: la independencia. Hicimos un referéndum de independencia. Podemos hacer posible lo imposible, pero necesitamos esta unidad estratégica del independentismo que aúne ciudadanía, Generalitat, ayuntamientos, diputaciones y entidades sociales”. Y, estas amenazas, las viene repitiendo una y otra vez sin que ninguna autoridad, ni el propio gobierno del país, se sientan incomodado, tome medidas o inicie expediente contra él. Impunemente, seguro de su fortaleza y conocedor de que mientras P.Sánchez esté buscando el ser investido como presidente del Gobierno, Torra sabe que no va a actuar en contra del separatismo catalán por si, en algún momento, lo necesita y, a cambio, tiene que ceder en alguna de sus demandas.

O así es como señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, ya no nos extraña que, en este país, las cosas vayan como van desde que, en los comicios del día 28 de abril, los socialistas sacaron un resultado que no puede entenderse más que como consecuencia de todo el “abono” de “regalos” con el que fueron cubriendo el campo, plantado de inocentes y resentidos, que tuvieron la debilidad de por sus egoísmos sin calcular ni tomar en cuenta que todo lo prometido no se puede llevar a cabo sin poner, otra vez, en peligro grave la estabilidad de nuestra nación. Desgraciadamente ya es tarde para remediar el mal hecho, habrá que atenerse a las consecuencias.

¿Los políticos, cuando delinquen, están exonerados del CP? Evidentemente, no

En realidad, Wifredo el Velloso, solamente obtuvo el título de Conde de Barcelona otorgado por Carlos “El Calvo”, aunque parece que llegó a ostentar el de “marqués”
Miguel Massanet
viernes, 14 de junio de 2019, 14:56 h (CET)

Los esfuerzos y argumentos de los presuntos delincuentes soberanistas por ocultar sus delitos contra la unidad del Estado resultan patéticos y, evidentemente, completamente fuera de lugar inter politizar el procedimiento penal que acaba de concluir.

Abogados defensores y los propios encausados en el juicio que se ha sustanciado ante la Sala Segunda del Tribunal Supremo, seguramente a falta de mejores argumentos, están intentando lo que en lenguaje vulgar se podría resumir en “marear la perdiz” pretendiendo, esperamos que vanamente, distraer la atención de los magistrados hacia cuestiones que, por supuesto, nada tienen que ver con los delitos de los que se los acusa. Estamos convencidos de que la estrategia de los defensores, si se les despoja de aquellas partes en las que se pudiera poner en cuenta la tipificación de cada delito y su relación con los hechos probados, a nadie se le oculta que todas aquellas consideraciones de tipo político, con las que se pretende convertir un juicio penal en una discusión sobre si los catalanes tienen derecho pedir su independencia o si, en el año de la quica (840 d.C.), hubo un tal Wifredo el Velloso, en catalán: Guifré el Pilos, conde de Urgel y de linaje hispano-godo, que fiel al imperio franco, estuvo metido en intrigas en las que la iglesia de aquellos tiempos estuvo comprometida pero, aun así y pesar del clima de inestabilidad en la monarquía franca, de ningún modo se puede afirmar que Wifredo el Velloso rompiera sus lazos feudales con los reyes francos y, por lo tanto, tampoco se le puede considerar el gestor de la independencia supuesta de los condados catalanes. Pero, los soberanistas, se agarran a la historia apócrifa, para intentar escribir otra distinta a la real, que les sirva para engañar a todos aquellos que están predispuestos a serlo.

En realidad, Wifredo el Velloso, solamente obtuvo el título de Conde de Barcelona otorgado por Carlos “El Calvo”, aunque parece que llegó a ostentar el de “marqués”. En torno a la figura de este personaje se han creado numerosas leyendas y, entre sus estudiosos, no se han llegado a poner de acuerdo sobre muchos puntos de su biografía que no aparecen lo suficientemente claros. A pesar del clima de inestabilidad en la monarquía franca, de ningún modo se puede afirmar que Wifredo el Velloso rompiera sus lazos feudales con los reyes francos y, por lo tanto, tampoco se le puede considerar como quien diera la independencia a los condados catalanes, algo que nunca sucedió.

Suena a cortina de humo, a acuerdo entre defensores y encausados para intentar aprovechar el último turno de palabra que se les concede a los acusados, para intentar, de cara a la galería y, muy especialmente, con la evidente intención de enviar un mensaje al Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, el que todos los intervinientes en este último acto procesal, hayan coincido en intentar desmentir las acusaciones que pesan sobre ellos y justificar los hechos de los que están acusados, encomendándose a unos supuestos derechos heredados de tiempos pasados que, por desgracia para ellos y sus pretensiones de conmover a la Sala, no tienen el menor apoyo histórico que se sostenga ante un análisis profundo de aquella época de la Historia.

Son muchas las naciones europeas que se han ido formando a través de los tiempos y que, en la actualidad, están perfectamente consolidadas como estados voluntariamente integrados en la UE (1993) en la que participa, por cierto, como socio de pleno derecho la nación española que, como es evidente, está formada por 17 comunidades y las ciudades de Ceuta y Melilla, sin que ninguna de ellas pueda pretender tener derechos especiales que le permitan intentar separarse de España, por mucho que la propaganda, el proselitismo insidioso y una enseñanza adoctrinadora, que ha permitido que existiera, por desidia, los distintos gobiernos de cada color político que han sido en nuestra nación, sigan insistiendo machaconamente en vendernos una sarta de mentiras, inexactitudes históricas e inventos frutos de mentes calenturientas que piensan que se puede engatusar al resto de españoles, seguramente en la creencia de que, como los vascos, son en realidad una raza superior que, por ello tienen la potestad de imponernos sus propias reglas, convencidos de que nos convienen. Lógicamente, sólo están en dispuestos a convencer a aquellos ciudadanos que se dejan convencer sin analizar si lo que dicen tiene sentido y, además, están en condiciones de llevarlo a cabo, aparte de aquellos fanatizados y no dudan de que en un estado catalán, todo sería Jauja, un verdadero paraíso terrenal, sin valorar que ello comportaría situarse fuera de Europa, endeudados hasta las orejas ( deben 80.000 millones de euros), pagando aranceles por todas la ventas y compras, sin financiación de la UE y, en el aspecto económico, sometidos a las leyes generales que regulan el Comercio Internacional debiendo renunciar a los beneficios de pertenecer a la CE de los que, actualmente, se siguen beneficiando. Curiosamente, parece que ninguno de los que siguen creyendo en Papá Noel se ha tomado la molestia de consultar las leyes que rigen en la CE, respecto a aquellos países que procedieran de cualquiera de los países que forman parte de la UE porque, si lo hubieran hecho, sabrían lo que les esperaría si consiguieran su “tan anhelada” independencia.

¿Cómo se puede entender que en un juicio, penal se tengan que escuchar, de aquellos que han sido acusados, frases como las siguientes: “Represión del Estado”, “juicio político”, “un castigo al nacionalismo”, “falta de diálogo”, “un juicio que agrava la crisis política”, “si la violencia policial no pudo con miles de personas, una sentencia no va a hacer que los catalanes dejen de luchar”? Comprendemos que, en su afán de no darles a los acusados la menor baza de la que se pudieran valer para acusar al tribunal de haberles impedido expresarse; la presidencia de la Sala no haya cortado de raíz, aun estando en su mano hacerlo, unas declaraciones que nada tenían que ver con los delitos de los que están acusados y sí, mucho, con el afán de hacer una propaganda política de la causa, de cara al resto de naciones. No obstante, han quedado patentes, por la expresión de sus rostros, los esfuerzos ímprobos de los jueces para contenerse y no retirar la palabra a aquellos que tomaban la sala de lo penal como si fuera un lugar para celebrar un mitin separatista.

En todo caso, mucho nos tememos que la pulcritud y habilidad del juez Marchena para llevar el Juicio a través de las 50 sesiones en las que se ha desarrollado; la paciencia que ha demostrado tener con los intentos de los encausados y, principalmente, de sus abogados, de salirse de las reglas para colar, de matute, temas completamente ajenos a lo que se estaba dirimiendo en la sala; constituya una grave preocupación para todos aquellos, abogados y encausados, que tenían puestas todas sus esperanzas en un recurso ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

No parece que las últimas decisiones de dicho Tribunal hayan sido muy favorables a quienes habían recurrido ante él resoluciones de los tribunales españoles. Si hace unos días el mentado tribunal tomó la decisión de no admitir el recurso de varios separatistas: Puigdemont, Oriol Junqueras, Carmen Forcadell y otros 73 presuntamente implicados, contra la suspensión del TC del pleno del Parlamento catalán de 9 de Octubre del 2017; resulta que ahora, (la noticia la ha publicado La Vanguardia, en su página 12 y en un pequeño recuadro) el TDHE ha vuelto a rechazar el recurso de Carme Forcadell contra su prisión provisional. Un palo detrás de otro, lo que puede llegar a suponer que, dada la forma concienzuda con la que se han respetado todos los derechos de los soberanistas encausados por el tribunal que los está juzgando, la exquisita pulcritud con la que Marchena ha respetado todos los trámites procesales y la rapidez con la que ha intervenido para cortar cualquier intento de sobrepasarse de los testigos y abogados, nos hace pensar que las posibilidades que les quedan de tener éxito en Estrasburgo, cada día que pasa se está convirtiendo en más escasas. Y ya que hemos citado a La Vanguardia, el periódico del señor Godó (lo de conde no parece que le cuadre dada su evidente implicación en apoyo del separatismo catalán), nos gustaría haber visto cómo hubiera publicado la noticia si, la reclamación de los recurrentes soberanistas, hubiera sido aceptada por el TDHE. Sin duda alguna hubiera merecido un titular destacado, en primera página, adornado con los comentarios de sus columnistas más destacados, encabezados por la fanática indomable, verdadera experta en mentir y tergiversar la información, señora Rahola.

Y si tuviéramos alguna duda sobre lo que se está preparando en Cataluña si, como debemos suponer, se van a producir condenas importantes para los encausados, al menos en una parte importante de ellos; aparece el irascible Torra para amenazar a quienes se quieran sentir aludidos por su discurso, con la filípica siguiente, pronunciada en el Parlamento de Cataluña: "Lo volveremos a hacer, claro que sí, porque el país tiene claro lo que quiere: la independencia. Hicimos un referéndum de independencia. Podemos hacer posible lo imposible, pero necesitamos esta unidad estratégica del independentismo que aúne ciudadanía, Generalitat, ayuntamientos, diputaciones y entidades sociales”. Y, estas amenazas, las viene repitiendo una y otra vez sin que ninguna autoridad, ni el propio gobierno del país, se sientan incomodado, tome medidas o inicie expediente contra él. Impunemente, seguro de su fortaleza y conocedor de que mientras P.Sánchez esté buscando el ser investido como presidente del Gobierno, Torra sabe que no va a actuar en contra del separatismo catalán por si, en algún momento, lo necesita y, a cambio, tiene que ceder en alguna de sus demandas.

O así es como señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, ya no nos extraña que, en este país, las cosas vayan como van desde que, en los comicios del día 28 de abril, los socialistas sacaron un resultado que no puede entenderse más que como consecuencia de todo el “abono” de “regalos” con el que fueron cubriendo el campo, plantado de inocentes y resentidos, que tuvieron la debilidad de por sus egoísmos sin calcular ni tomar en cuenta que todo lo prometido no se puede llevar a cabo sin poner, otra vez, en peligro grave la estabilidad de nuestra nación. Desgraciadamente ya es tarde para remediar el mal hecho, habrá que atenerse a las consecuencias.

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