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Luciano Sabatini

La Argentina de Pekerman

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Bicampeona del mundo, en el 78 para en contra de todo pronóstico combatir la tristeza de un país en dictadura, y en el 86, de la mano del más grande, de la mano de Dios. Subcampeona en dos ocasiones más, en los albores de la Copa de Mundo. La selección argentina vio la luz de un pueblo que vive y mama el fútbol desde que se despierta, hasta que se duerme, para entonces volver a soñar con la pelota. Como versa el cántico de su hinchada, Argentina es un sentimiento es una pasión. Cuando un jugador se enfunda la albiceleste transforma ese momento en el más importante de su vida, por eso a sus jugadores no les gusta perder ni a las chapas. Di Stefano (sabiamente adoptado por España), Kempes, Passarella, Bochini, Ardiles, Batista, Batistuta, Caniggia, Redondo, Ortega, Crespo, Riquelme,… son los mortales que han escrito la historia al son del compás del “Dios” Diego Armando Maradona.

La selección que quizás junto a Brasil tiene una intrahistoria más profunda se presenta en Alemania de la mano de Néstor José Pekerman, un técnico que ha pasado por todas las categorías inferiores, hasta hacerse humildemente con un hueco en la absoluta. Su academicismo y trabajo con los jóvenes le convierten a priori en un técnico ideal para la selección, aunque eso lo dictarán los resultados, para bien o para mal. En líneas generales, Pekerman ha mantenido en el equipo a los jugadores con los que fue campeón del mundo juvenil. Su selección, la selección de todos los argentinos, firme candidata a alzarse en lo más alto el próximo 9 de Julio, merece un análisis, ahora que estamos a tiempo:

Portería: El titular, sin duda alguna, es el “Pato” Abbondancieri, y digo sin duda por que en realidad Pekerman es el único que no tiene dudas. A los 33 años le ha llegado su oportunidad al portero de Boca, debido en gran medida a los éxitos del equipo que ha conseguido cinco títulos en dos años. Es un portero algo irregular, con evidente experiencia y bueno en las salidas, pero no parece merecer el puesto por encima del atlético Leo Franco. Se ha quedado fuera Geman Lux, la joven promesa de River Plate, que a base de talento se había ganado el billete para Alemania.

Defensa: Pekerman apuesta por la experiencia de Ayala como general de su defensa, alrededor del cual arma sus piezas. Sorprendentes son la inclusiones del deportivista Fabricio Coloccini, y Gabriel Heinze, que se ha pasado lesionado prácticamente los dos últimos años en el Manchester United. En la izquierda emerge Juan Pablo Sorín, capitán y extensión sobre el campo del seleccionador. El “Juanpi” tiene libertad absoluta en ataque como carrilero a la vieja usanza, y ocupa muchas veces un puesto en el centro del campo. El lateral derecho es un misterio; el seleccionador parece haberse decidido por Nicolás Burdisso, del Inter, pero más bien es un central antes que lateral, y llama la atención de sobremanera la no inclusión de uno de los baluartes de Argentina como Javier Zanetti, un trotador que asegura la omnipresencia en defensa y en ataque, uno de los mejores laterales del mundo; no haberle incluido es incomprensible.

Centrocampo: Aquí yacen las esperanzas de Argentina y de Pekerman. El juego de la selección lo monopoliza Riquelme, que atesora calidad y control de balón de aquí a Buenos Aires. Jugador inteligente, técnico, y que sabe manejar el tempo del partido. No obstante, el tipo de juego de Riquelme condiciona el juego de Argtentina. Que nadie espere un toque rápido y vertiginoso, pues el del Villarreal necesita su tiempo para sobar y mimar la pelota, eso sí, si los contrarios le dejan pensar están condenados. La espalda de la cubren Mascherano y Esteban Cambiasso, dos mediocentros de calidad, toque y brega, pero en los que se echa en falta el liderazgo de los cincos de antaño (léase Marangoni o Fernando Redondo). Yo personalmente hecho mucho de menos a Fernando Gago, el tremendo mediocentro de Boca, sucesor por derecho de Redondo. Hace poco el propio Redondo me comentaba que Pekerman no le iba a incluir por miedo a que le faltara recuperación, pero que Argentina tenía asegurado un “cinco” inmejorable por muchos años. Para la banda queda el atlético Maxi Rodríguez que pone garra y gol, y Lucho González, un jugador muy técnico y de gran visión aunque algo lento. Duele ver en el banquillo a un genio del balón como el “payaso” Aimar, pero seguro que en cualquier momento tendrá su oportunidad.

Delantera: Crespo como punta de lanza. Quizás el delantero con un estilo más europeo, por lo que es respetado en Argentina, como ya fue Batistuta, qunue no del todo querido. Los argentinos prefieren a jugadores del corte de Tévez o Saviola, desequilibrantes y burlones, aunque tengan menos gol. Así es Argentina, prefiere morir fiel a su estilo. La estrella emergente es Leonel Mecí. Hace menos de un año, Iquique Wolff, afamado periodista y ex-jugador de la selección, me aseguraba que la participación de Messi era muy dudosa, pero la imparable progresión del barcelonista le hacen merecedor por derecho propio de un puesto con la albiceleste. Es para festejar la inclusión a última hora de “el pibe” Palacio, delantero de Boca, muy escurridizo y difícil de parar sino es con falta. Para completar la selección a los amantes del fútbol espectáculo nos falta el “kun” Agüero, reciente fichaje del Atlético, jugador eléctrico de los que divierten de verdad sobre el campo, insolente con el balón, dicen, recuerda a Caniggia, aunque yo creo que será mucho mejor.

Estos son los protagonistas de la función de tango que se abre ante los africanos de Costa de Marfil, y que todos los argentinos esperan celebrar en el obelisco de la Avenida 9 de Julio, el mismo día que da nombrea este santuario, sin importar el rival (aunque si caen Inglaterra y Brasil por el camino, mucho mejor).

La Argentina de Pekerman

Luciano Sabatini
Luciano Sabatini
domingo, 11 de junio de 2006, 20:40 h (CET)
Bicampeona del mundo, en el 78 para en contra de todo pronóstico combatir la tristeza de un país en dictadura, y en el 86, de la mano del más grande, de la mano de Dios. Subcampeona en dos ocasiones más, en los albores de la Copa de Mundo. La selección argentina vio la luz de un pueblo que vive y mama el fútbol desde que se despierta, hasta que se duerme, para entonces volver a soñar con la pelota. Como versa el cántico de su hinchada, Argentina es un sentimiento es una pasión. Cuando un jugador se enfunda la albiceleste transforma ese momento en el más importante de su vida, por eso a sus jugadores no les gusta perder ni a las chapas. Di Stefano (sabiamente adoptado por España), Kempes, Passarella, Bochini, Ardiles, Batista, Batistuta, Caniggia, Redondo, Ortega, Crespo, Riquelme,… son los mortales que han escrito la historia al son del compás del “Dios” Diego Armando Maradona.

La selección que quizás junto a Brasil tiene una intrahistoria más profunda se presenta en Alemania de la mano de Néstor José Pekerman, un técnico que ha pasado por todas las categorías inferiores, hasta hacerse humildemente con un hueco en la absoluta. Su academicismo y trabajo con los jóvenes le convierten a priori en un técnico ideal para la selección, aunque eso lo dictarán los resultados, para bien o para mal. En líneas generales, Pekerman ha mantenido en el equipo a los jugadores con los que fue campeón del mundo juvenil. Su selección, la selección de todos los argentinos, firme candidata a alzarse en lo más alto el próximo 9 de Julio, merece un análisis, ahora que estamos a tiempo:

Portería: El titular, sin duda alguna, es el “Pato” Abbondancieri, y digo sin duda por que en realidad Pekerman es el único que no tiene dudas. A los 33 años le ha llegado su oportunidad al portero de Boca, debido en gran medida a los éxitos del equipo que ha conseguido cinco títulos en dos años. Es un portero algo irregular, con evidente experiencia y bueno en las salidas, pero no parece merecer el puesto por encima del atlético Leo Franco. Se ha quedado fuera Geman Lux, la joven promesa de River Plate, que a base de talento se había ganado el billete para Alemania.

Defensa: Pekerman apuesta por la experiencia de Ayala como general de su defensa, alrededor del cual arma sus piezas. Sorprendentes son la inclusiones del deportivista Fabricio Coloccini, y Gabriel Heinze, que se ha pasado lesionado prácticamente los dos últimos años en el Manchester United. En la izquierda emerge Juan Pablo Sorín, capitán y extensión sobre el campo del seleccionador. El “Juanpi” tiene libertad absoluta en ataque como carrilero a la vieja usanza, y ocupa muchas veces un puesto en el centro del campo. El lateral derecho es un misterio; el seleccionador parece haberse decidido por Nicolás Burdisso, del Inter, pero más bien es un central antes que lateral, y llama la atención de sobremanera la no inclusión de uno de los baluartes de Argentina como Javier Zanetti, un trotador que asegura la omnipresencia en defensa y en ataque, uno de los mejores laterales del mundo; no haberle incluido es incomprensible.

Centrocampo: Aquí yacen las esperanzas de Argentina y de Pekerman. El juego de la selección lo monopoliza Riquelme, que atesora calidad y control de balón de aquí a Buenos Aires. Jugador inteligente, técnico, y que sabe manejar el tempo del partido. No obstante, el tipo de juego de Riquelme condiciona el juego de Argtentina. Que nadie espere un toque rápido y vertiginoso, pues el del Villarreal necesita su tiempo para sobar y mimar la pelota, eso sí, si los contrarios le dejan pensar están condenados. La espalda de la cubren Mascherano y Esteban Cambiasso, dos mediocentros de calidad, toque y brega, pero en los que se echa en falta el liderazgo de los cincos de antaño (léase Marangoni o Fernando Redondo). Yo personalmente hecho mucho de menos a Fernando Gago, el tremendo mediocentro de Boca, sucesor por derecho de Redondo. Hace poco el propio Redondo me comentaba que Pekerman no le iba a incluir por miedo a que le faltara recuperación, pero que Argentina tenía asegurado un “cinco” inmejorable por muchos años. Para la banda queda el atlético Maxi Rodríguez que pone garra y gol, y Lucho González, un jugador muy técnico y de gran visión aunque algo lento. Duele ver en el banquillo a un genio del balón como el “payaso” Aimar, pero seguro que en cualquier momento tendrá su oportunidad.

Delantera: Crespo como punta de lanza. Quizás el delantero con un estilo más europeo, por lo que es respetado en Argentina, como ya fue Batistuta, qunue no del todo querido. Los argentinos prefieren a jugadores del corte de Tévez o Saviola, desequilibrantes y burlones, aunque tengan menos gol. Así es Argentina, prefiere morir fiel a su estilo. La estrella emergente es Leonel Mecí. Hace menos de un año, Iquique Wolff, afamado periodista y ex-jugador de la selección, me aseguraba que la participación de Messi era muy dudosa, pero la imparable progresión del barcelonista le hacen merecedor por derecho propio de un puesto con la albiceleste. Es para festejar la inclusión a última hora de “el pibe” Palacio, delantero de Boca, muy escurridizo y difícil de parar sino es con falta. Para completar la selección a los amantes del fútbol espectáculo nos falta el “kun” Agüero, reciente fichaje del Atlético, jugador eléctrico de los que divierten de verdad sobre el campo, insolente con el balón, dicen, recuerda a Caniggia, aunque yo creo que será mucho mejor.

Estos son los protagonistas de la función de tango que se abre ante los africanos de Costa de Marfil, y que todos los argentinos esperan celebrar en el obelisco de la Avenida 9 de Julio, el mismo día que da nombrea este santuario, sin importar el rival (aunque si caen Inglaterra y Brasil por el camino, mucho mejor).

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