Quizás una de las citas más importantes y trascendentes de nuestra historia pertenezca a un pensador y figura fundacional de nuestra Nación, Juan Bautista Aberdi, quien en 1870 escribió en su libro el “El crimen de la guerra”: "Dad ejércitos a los países que no tienen enemigos ni necesidad de hacer guerras y creareis una clase que se ocupara de hacer y deshacer gobiernos, o lo que es igual, de hacer la guerra del país contra el país a falta de guerras extranjeras. El ejército degenerara en clase gobernante y el pueblo en clase gobernada o sometida".
Estas frases de anticipación y de una crudeza sin igual, fueron vertidas hace más de 130 años.
El acto del pasado 24 de Mayo en el cual militares retirados y en actividad realizaron una reivindicación del accionar de la última dictadura militar, marca un pensar y un sentir muy alejado de nuestra ciudadanía en general.
La defensa del terrorismo de Estado realizada en esa manifestación por varios oradores derivó en sanciones para los militares en actividad que participaron, y una dura respuesta del presidente Néstor Kirchner en el acto por el aniversario del Ejército.
El Presidente señaló con fuerza a los militares que asistieron al “homenaje” a las víctimas de la guerrilla. Afirmó que en ese acto “se reivindicó el terrorismo de Estado” y que por ese motivo “no sería temerario afirmar que se incurrió en apología del delito”. Remarcó: “Como Presidente de la Nación, no les tengo miedo”.
Expresión poco feliz, para un primer mandatario, quien como Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas dispone de los mecanismos para sancionar estas acciones, en caso de considerarlo.
El presidente Néstor Kirchner no ocultó su enojo con los militares que a su juicio "reivindicaron el terrorismo de Estado", y lo hizo no sólo por medio de su discurso sino que también se retiró antes de tiempo del acto por el Día del Ejército en el Colegio Militar. No se quedó a presenciar el desfile de los efectivos, previsto para el cierre de la jornada del Ejército.
Todavía en nuestro país, a pesar de haber tenido en el siglo pasado, entre 1930 y 1976 un largo período marcado fundamentalmente por 6 golpes de Estado (1930, 1943, 1955, 1962, 1966 y 1976) con la alternancia de limitados períodos de democráticos, generalmente débiles, en algunos procesos por su procedencia y en otros por las imposiciones heredadas. Esos golpes realizados por las Fuerzas Armadas Argentinas, en muchos casos, con apoyo de civiles. Impusieron gobiernos de facto que interrumpieron la vida constitucional del país, con el objetivo de "poner orden".
En todos estos casos olvidan que nuestras Constitución establece, en su Sección Segunda; ATRIBUCIONES DEL PODER EJECUTIVO - CAPITULO III
Artículo 99: El presidente de la Nación tiene las siguientes atribuciones,(entre otras):
1. Es el jefe supremo de la Nación, jefe de gobierno y responsable político de la administración general del país.
2. Es comandante en jefe de todas las fuerzas armadas de la Nación.
3. Provee los empleos militares de la Nación: Con acuerdo del Senado, en la concesión de los empleos o grados de oficiales superiores de las Fuerzas Armadas; y por sí sólo en el campo de batalla.
4. Dispone de las Fuerzas Armadas, y corre con su organización y distribución según las necesidades de la Nación.
Así también la Ley 23.554 Ley de Defensa Nacional - Sancionada: el 13 abril 1988 y Promulgada: 26 abril 1988 Establece; en su TITULO IV - Organización de las Fuerza Armadas - Art. 20. "Las Fuerzas Armadas son el instrumento militar de la defensa nacional y se integran con medios humanos y materiales orgánicamente estructurados para posibilitar su empleo en forma disuasiva y efectiva. Sus miembros se encuadrarán en toda circunstancia bajo un mando responsable de la conducta de sus subordinados".
Toda otra argumentación carece de valor y del sustento necesario para que los hombres de armas a quienes el pueblo les ha encargado su custodia, interrumpan el desarrollo de los gobiernos democráticamente elegidos, erigiéndose en salvadores de la nacionalidad.
La verdad histórica de nuestro pasado nos enseña que solo nos han dejado como herencia, al abandonar el poder, una mayor deuda externa e interna que soportar a cada uno de nosotros, que la proveniente al momento del golpe de Estado.
La gran tarea de nuestros gobernantes es transformar esa mentalidad, las Fuerzas Armadas deben comprender su subordinación y respeto al presidente constitucional del período en que estén en actividad, de lo contrario haciendo honor a su uniforme deberán solicitar el retiro.