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Enfrentarse, por motivos partidistas, al Tribunal Supremo; intentando ver fantasmas donde no los hay, no es la mejor manera de iniciarse en la presidencia del Congreso, señora Meritchel Batet

Mal empieza, señora Batet, entorpeciendo la suspensión de los golpistas

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Seguramente estamos ante los primeros escarceos de lo que podríamos llamar jugueteos con la justicia, en lo que son tan expertos estos señores de la izquierda, en esta ocasión teniendo como protagonistas a la señora Batet, presidenta del Congreso de diputados, del PSC, y la señora Gloria Elizo, recientemente nombrada vicepresidenta de dicho organismo, perteneciente, como no, al partido de los comunistas bolivarianos, Podemos. Se trata, como es evidente, de mandarles mensajes a los separatistas catalanes, de los que posiblemente van a tener que depender para “defenderse” de los previsibles ataques de la oposición en lo que puede acabar siendo una numantina defensa de la actual Constitución y de aquellas leyes que les incomodan a todos aquellos que ven, en ellas, un freno para poner en marcha sus objetivos de convertir a España en una más de las conquistas de las izquierdas; con toda seguridad en íntima conexión con el magnate multimillonario George Soros (23.000 millones de dólares) presidente y fundador de Soros Fund Management, sobre cuya persona Jim Denney, autor de The new Reagan Revoluton hizo el siguiente demoledor comentario: “Puede ser más peligroso que una bomba nuclear. Actúa desde la sombra con determinación, usando su dinero y poder para manipular la economía y la política. Un misil nuclear puede destruir una ciudad, pero George Soros puede destruir nuestro estilo de vida”. Se trata de un señor que no tiene escrúpulo alguno en intervenir con su gran influencia en la política de una nación, cuando estima que crear problemas en ella o favorecer revoluciones (léase la potenciación del separatismo catalán) puede serle beneficioso a sus intereses personales. De hecho hay evidencias de sus aportaciones a la causa soberanista catalana.

Ya hablamos, en otra ocasión, del gran mecenas del soberanismo catalán, otro multimillonario, en este caso el magnate Jaime Robles Lobo, (Barcelona, 1950) es un empresario y productor cinematográfico español. Es administrador único de Mediapro y propietario de un 12% de Imagina Media Audiovisual. Alcanzó especial relevancia pública al obtener en 2005 la concesión de la última licencia de televisión en abierto que se concedió (La Sexta) por parte del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, sin concurso alguno y cuando ya se había decidido no conceder más licencias de televisión, en formato analógico, de la TV. Es evidente que este personaje también tiene algo que ver en cuanto al apoyo financiero extraoficial que viene recibiendo la causa independentista catalana. Sus antecedentes avalan las ideas políticas de este señor que, primero fue miembro de Comisiones Obreras y el Front Obrer de Catalunya, donde militaban también Pascual Maragall o Miquel Roca y, posteriormente, militó en la trotskista Liga Comunista Revolucionaria (LCR) y en la IV Internacional. Curiosamente, no parece que el CIS haya conseguido encontrar motivos para que este curioso híbrido de millonario-comunista, pudiera ser atrapado por la Justicia, lo que lo sitúa en una postura evidentemente muy cómoda, ya que siempre tiene un pie en un bando mientras también apoya el otro, el de la pierna izquierda, en el bando de sus compañeros revolucionarios.

En estos juegos de lo que podríamos calificar mafias económicas, de los insondables laberintos de los llamados “capos” de la economía, verdaderos poderes encubiertos que se mueven en las alcantarillas de la corrupción, del tráfico de armas, del tráfico de personas, de las drogas y de la política internacional en la que tienen introducidos tentáculos capaces de comprar voluntades, conseguir negocios fabulosos y moverse como pez en el agua en los círculos económicos más influyentes, lo que les permite jugar a la geopolítica como quien jugara al monopolio, sembrando la semilla de la revolución en aquellos lugares en los que, los gobiernos que tienen , no se prestan a colaborar o a dejarse comprar para que les permitan explotar los negocios, aquellos que los van a convertir en más ricos de lo que ya son. Es evidente que cada euro que invierten, no lo hacen con el propósito de favorecer a los indigentes de aquellos los países pobres que necesitarían su ayuda, sino formando parte de un proyecto mucho más ambicioso, que abarca jugadas financieras que, evidentemente, tienen la dificultad de que su detección queda fuera de la capacidad de comprensión de los simples ciudadanos de a pie que, en definitiva, son los que, al fin y a la postre, acaban sufriendo las consecuencias de semejante jugadas de las “altas finanzas internacionales”.

¿Alguien se ha preguntado cómo es posible que, de la noche a la mañana, se puedan movilizar millares de personas para impedir la circulación por las grandes ciudades, para que se cierren las autopistas o se invadan espacios públicos con profusión de pancartas reivindicativas, banderas republicanas, esteladas separatistas, lazos amarillos o, como suele suceder, impedir el trabajo en los comercios o las empresas? Sin una organización perfectamente planificada, sin un fondo de resistencia bien nutrido, sin unos activistas bien adiestrados o sin un grupo de cafres capaces de atemorizar a los ciudadanos, quemar contenedores, romper escaparates o mearles los pantalones a los agentes del orden, provocándolos para poder filmar las cargas que los oficiales decidan autorizar, cuando se llegara el momento en el que las provocaciones alcanzaran la magnitud en la que ya no fuera posible evitar la carga. Todo este entramado requiere mucho dinero, mucha planificación, buenos asesores y verdaderos estrategas que organicen, en un momento dado, un referéndum como el que tuvo lugar el 1.O, en el que actuaron perfectamente sincronizados los revolucionarios que azuzaban a las multitudes, los que trasportaron las urnas para que votaran, los que acudían de un lugar de votación a otro, siguiendo los pasos de la policía y la guardia civil, perfectamente dirigidos desde la TV3 catalana y Cataluña Radio, que fueron informando puntualmente, a los encargados de obstaculizar el trabajo de la policía, de los movimientos de las fuerzas del orden que intentaban evitar que se pudiera votar en los colegios improvisados en locales previamente concertados, para que, con la colaboración “inestimable” de los mossos de escuadra, procuraran con sus acciones entorpecedora, evitar que la policía nacional y la Guardia Civil pudieran impedirr que se celebrase la votación prevista.

Todo da la sensación de que forma parte de un gran complot organizado para cambiar el régimen democrático del que nos dotamos los españoles. Primero intentando, en el extranjero, extender la idea de que España no es una democracia y que, en realidad, se trata de un país en el que la Justicia no existe, las libertades ciudadanas son continuamente conculcadas, que la miseria es superior a la de cualquier otra nación de Europa y que los catalanes son, en realidad, un pueblo oprimido por el resto de comunidades de la nación española. Y lo van consiguiendo, debido a que nuestros políticos parecen empeñados en dejar que, la idea de España autoritaria, dictatorial y opresiva, se vaya haciendo paso en el extranjero, mientras el nuevo futuro gobierno de cariz socialista-comunista está empezando a dar muestras lo suficientemente alarmantes de que ya no van a esperar más en establecer sus propias normas que, por supuesto, no van a tener nada que ver con las que nos han llevado a recuperar una parte de lo que perdimos durante la gran crisis iniciada en año 2008 y que, gracias a los sacrificios de los españoles y la pericia del gobierno del PP, conseguimos evitar ser rescatados a la vez que, poco a poco, se iba recobrando la normalidad y empezaban a notarse signos alentadores de que la industrias nacionales empezaban a recuperarse de sus problemas y las exportaciones indicaban que ya se entraba en una fase de normalidad que vaticinaba un tiempo mejor y más optimista para el futuro de nuestra nación.

Por ello, por la evidencia de que la señora Batet, actual presidenta del Congreso, no tiene nada que ver con su antecesora, la señor Pastor, un ejemplo de cómo debiera ser la persona a cargo de una tarea tan complicada y que requiere una objetividad que, al parecer, no es la cualidad de la que la nueva presidenta anda sobrada, sino que más bien, estas sus primeras actuaciones en su cargo, ya marcan lo que se puede esperar de ella que, salvo que rectifique la primera impresión de estar al completo servicio de los intereses de su partido, el PSOE, formando un eslabón más en lo que parece que va a ser un gobierno autoritario, que va a ignorar a la oposición y dispuesto a imponer, a la brava, todo aquello que ellos entienden que pueden llevar a cabo, gastándose el dinero de los españoles a manos llenas, sin tener en cuenta, y esta es su grave equivocación, que hay muchas cosas deseables e, incluso, beneficiosas para el pueblo español que, desgraciadamente, pueden ser objetivo para cualquier gobierno, pero que es preciso, ante todo, atenerse a las posibilidades del país, sin que sea sensato crear falsas expectativas a los ciudadanos, ofreciendo beneficios que la situación de la nación, su endeudamiento público, su déficit fiscal, sus disponibilidades de tesorería y, en definitiva, nuestros compromisos con Europa y la necesidad de atenernos a las normas que impone la comunidad, no hacen posible que, alegremente, ofrezcamos una serie de mejoras sociales, simplemente con fines electorales, que, cuando llegue el momento de cumplir con lo prometido, resulte que no va a ser posible ponerlo en práctica, porque la situación de nuestra recaudación fiscal no permita disponer de medios suficientes para atender a tantas cuestiones como se han prometido de un forma hartamente frívola, si se me permite emplear esta expresión.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, vemos con asombro y preocupación, como los ciudadanos españoles se han dejado conquistar por este espejismo que las izquierdas ha estado propalando a lo largo de las campañas electorales de los últimos meses; de modo que una gran mayoría de los votantes se han dejado impresionar por la sarta de engaños, mentiras, ofertas irrealizables y mejoras sociales imposibles, si es que debemos contemplar la fiscalidad actualmente vigente y nuestro endeudamiento público. Claro que hay un truco: aumentar los impuestos y, no lo duden, porque nunca lo han negado, que en concluyendo las votaciones del día 26 empezaremos a comprobar como la presión fiscal empieza a castigar nuestras economías y que nadie se crea que sólo van a pagar los ricos porque, en ninguna ocasión ha sucedido que, los que verdaderamente paguen el pato vayan a ser otros que los que siempre acaban siendo los que tienen que recibir la peor parte: la sufrida clase media. Los ricos se domiciliarán en otro país, se refugiarán en cualquiera de los procedimientos para no tener que pagar más o, simplemente, en el peor de los casos, cerrarán sus fábricas o negocios si ven que ya no les van a resultar rentables, dejando a sus empleados a cargo de las prestaciones de desempleo, en el caso de que ya tengan derecho a ellas. Pero que nadie se lleve a engaño, si esto sucede y mucho tememos que va a ocurrir, que nadie reclame porque hemos sido nosotros, los españoles, los que lo hemos querido así. Porque señores, lo que es evidente es que: nemo dat quod no habet.

Mal empieza, señora Batet, entorpeciendo la suspensión de los golpistas

Enfrentarse, por motivos partidistas, al Tribunal Supremo; intentando ver fantasmas donde no los hay, no es la mejor manera de iniciarse en la presidencia del Congreso, señora Meritchel Batet
Miguel Massanet
viernes, 24 de mayo de 2019, 10:53 h (CET)

Seguramente estamos ante los primeros escarceos de lo que podríamos llamar jugueteos con la justicia, en lo que son tan expertos estos señores de la izquierda, en esta ocasión teniendo como protagonistas a la señora Batet, presidenta del Congreso de diputados, del PSC, y la señora Gloria Elizo, recientemente nombrada vicepresidenta de dicho organismo, perteneciente, como no, al partido de los comunistas bolivarianos, Podemos. Se trata, como es evidente, de mandarles mensajes a los separatistas catalanes, de los que posiblemente van a tener que depender para “defenderse” de los previsibles ataques de la oposición en lo que puede acabar siendo una numantina defensa de la actual Constitución y de aquellas leyes que les incomodan a todos aquellos que ven, en ellas, un freno para poner en marcha sus objetivos de convertir a España en una más de las conquistas de las izquierdas; con toda seguridad en íntima conexión con el magnate multimillonario George Soros (23.000 millones de dólares) presidente y fundador de Soros Fund Management, sobre cuya persona Jim Denney, autor de The new Reagan Revoluton hizo el siguiente demoledor comentario: “Puede ser más peligroso que una bomba nuclear. Actúa desde la sombra con determinación, usando su dinero y poder para manipular la economía y la política. Un misil nuclear puede destruir una ciudad, pero George Soros puede destruir nuestro estilo de vida”. Se trata de un señor que no tiene escrúpulo alguno en intervenir con su gran influencia en la política de una nación, cuando estima que crear problemas en ella o favorecer revoluciones (léase la potenciación del separatismo catalán) puede serle beneficioso a sus intereses personales. De hecho hay evidencias de sus aportaciones a la causa soberanista catalana.

Ya hablamos, en otra ocasión, del gran mecenas del soberanismo catalán, otro multimillonario, en este caso el magnate Jaime Robles Lobo, (Barcelona, 1950) es un empresario y productor cinematográfico español. Es administrador único de Mediapro y propietario de un 12% de Imagina Media Audiovisual. Alcanzó especial relevancia pública al obtener en 2005 la concesión de la última licencia de televisión en abierto que se concedió (La Sexta) por parte del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, sin concurso alguno y cuando ya se había decidido no conceder más licencias de televisión, en formato analógico, de la TV. Es evidente que este personaje también tiene algo que ver en cuanto al apoyo financiero extraoficial que viene recibiendo la causa independentista catalana. Sus antecedentes avalan las ideas políticas de este señor que, primero fue miembro de Comisiones Obreras y el Front Obrer de Catalunya, donde militaban también Pascual Maragall o Miquel Roca y, posteriormente, militó en la trotskista Liga Comunista Revolucionaria (LCR) y en la IV Internacional. Curiosamente, no parece que el CIS haya conseguido encontrar motivos para que este curioso híbrido de millonario-comunista, pudiera ser atrapado por la Justicia, lo que lo sitúa en una postura evidentemente muy cómoda, ya que siempre tiene un pie en un bando mientras también apoya el otro, el de la pierna izquierda, en el bando de sus compañeros revolucionarios.

En estos juegos de lo que podríamos calificar mafias económicas, de los insondables laberintos de los llamados “capos” de la economía, verdaderos poderes encubiertos que se mueven en las alcantarillas de la corrupción, del tráfico de armas, del tráfico de personas, de las drogas y de la política internacional en la que tienen introducidos tentáculos capaces de comprar voluntades, conseguir negocios fabulosos y moverse como pez en el agua en los círculos económicos más influyentes, lo que les permite jugar a la geopolítica como quien jugara al monopolio, sembrando la semilla de la revolución en aquellos lugares en los que, los gobiernos que tienen , no se prestan a colaborar o a dejarse comprar para que les permitan explotar los negocios, aquellos que los van a convertir en más ricos de lo que ya son. Es evidente que cada euro que invierten, no lo hacen con el propósito de favorecer a los indigentes de aquellos los países pobres que necesitarían su ayuda, sino formando parte de un proyecto mucho más ambicioso, que abarca jugadas financieras que, evidentemente, tienen la dificultad de que su detección queda fuera de la capacidad de comprensión de los simples ciudadanos de a pie que, en definitiva, son los que, al fin y a la postre, acaban sufriendo las consecuencias de semejante jugadas de las “altas finanzas internacionales”.

¿Alguien se ha preguntado cómo es posible que, de la noche a la mañana, se puedan movilizar millares de personas para impedir la circulación por las grandes ciudades, para que se cierren las autopistas o se invadan espacios públicos con profusión de pancartas reivindicativas, banderas republicanas, esteladas separatistas, lazos amarillos o, como suele suceder, impedir el trabajo en los comercios o las empresas? Sin una organización perfectamente planificada, sin un fondo de resistencia bien nutrido, sin unos activistas bien adiestrados o sin un grupo de cafres capaces de atemorizar a los ciudadanos, quemar contenedores, romper escaparates o mearles los pantalones a los agentes del orden, provocándolos para poder filmar las cargas que los oficiales decidan autorizar, cuando se llegara el momento en el que las provocaciones alcanzaran la magnitud en la que ya no fuera posible evitar la carga. Todo este entramado requiere mucho dinero, mucha planificación, buenos asesores y verdaderos estrategas que organicen, en un momento dado, un referéndum como el que tuvo lugar el 1.O, en el que actuaron perfectamente sincronizados los revolucionarios que azuzaban a las multitudes, los que trasportaron las urnas para que votaran, los que acudían de un lugar de votación a otro, siguiendo los pasos de la policía y la guardia civil, perfectamente dirigidos desde la TV3 catalana y Cataluña Radio, que fueron informando puntualmente, a los encargados de obstaculizar el trabajo de la policía, de los movimientos de las fuerzas del orden que intentaban evitar que se pudiera votar en los colegios improvisados en locales previamente concertados, para que, con la colaboración “inestimable” de los mossos de escuadra, procuraran con sus acciones entorpecedora, evitar que la policía nacional y la Guardia Civil pudieran impedirr que se celebrase la votación prevista.

Todo da la sensación de que forma parte de un gran complot organizado para cambiar el régimen democrático del que nos dotamos los españoles. Primero intentando, en el extranjero, extender la idea de que España no es una democracia y que, en realidad, se trata de un país en el que la Justicia no existe, las libertades ciudadanas son continuamente conculcadas, que la miseria es superior a la de cualquier otra nación de Europa y que los catalanes son, en realidad, un pueblo oprimido por el resto de comunidades de la nación española. Y lo van consiguiendo, debido a que nuestros políticos parecen empeñados en dejar que, la idea de España autoritaria, dictatorial y opresiva, se vaya haciendo paso en el extranjero, mientras el nuevo futuro gobierno de cariz socialista-comunista está empezando a dar muestras lo suficientemente alarmantes de que ya no van a esperar más en establecer sus propias normas que, por supuesto, no van a tener nada que ver con las que nos han llevado a recuperar una parte de lo que perdimos durante la gran crisis iniciada en año 2008 y que, gracias a los sacrificios de los españoles y la pericia del gobierno del PP, conseguimos evitar ser rescatados a la vez que, poco a poco, se iba recobrando la normalidad y empezaban a notarse signos alentadores de que la industrias nacionales empezaban a recuperarse de sus problemas y las exportaciones indicaban que ya se entraba en una fase de normalidad que vaticinaba un tiempo mejor y más optimista para el futuro de nuestra nación.

Por ello, por la evidencia de que la señora Batet, actual presidenta del Congreso, no tiene nada que ver con su antecesora, la señor Pastor, un ejemplo de cómo debiera ser la persona a cargo de una tarea tan complicada y que requiere una objetividad que, al parecer, no es la cualidad de la que la nueva presidenta anda sobrada, sino que más bien, estas sus primeras actuaciones en su cargo, ya marcan lo que se puede esperar de ella que, salvo que rectifique la primera impresión de estar al completo servicio de los intereses de su partido, el PSOE, formando un eslabón más en lo que parece que va a ser un gobierno autoritario, que va a ignorar a la oposición y dispuesto a imponer, a la brava, todo aquello que ellos entienden que pueden llevar a cabo, gastándose el dinero de los españoles a manos llenas, sin tener en cuenta, y esta es su grave equivocación, que hay muchas cosas deseables e, incluso, beneficiosas para el pueblo español que, desgraciadamente, pueden ser objetivo para cualquier gobierno, pero que es preciso, ante todo, atenerse a las posibilidades del país, sin que sea sensato crear falsas expectativas a los ciudadanos, ofreciendo beneficios que la situación de la nación, su endeudamiento público, su déficit fiscal, sus disponibilidades de tesorería y, en definitiva, nuestros compromisos con Europa y la necesidad de atenernos a las normas que impone la comunidad, no hacen posible que, alegremente, ofrezcamos una serie de mejoras sociales, simplemente con fines electorales, que, cuando llegue el momento de cumplir con lo prometido, resulte que no va a ser posible ponerlo en práctica, porque la situación de nuestra recaudación fiscal no permita disponer de medios suficientes para atender a tantas cuestiones como se han prometido de un forma hartamente frívola, si se me permite emplear esta expresión.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, vemos con asombro y preocupación, como los ciudadanos españoles se han dejado conquistar por este espejismo que las izquierdas ha estado propalando a lo largo de las campañas electorales de los últimos meses; de modo que una gran mayoría de los votantes se han dejado impresionar por la sarta de engaños, mentiras, ofertas irrealizables y mejoras sociales imposibles, si es que debemos contemplar la fiscalidad actualmente vigente y nuestro endeudamiento público. Claro que hay un truco: aumentar los impuestos y, no lo duden, porque nunca lo han negado, que en concluyendo las votaciones del día 26 empezaremos a comprobar como la presión fiscal empieza a castigar nuestras economías y que nadie se crea que sólo van a pagar los ricos porque, en ninguna ocasión ha sucedido que, los que verdaderamente paguen el pato vayan a ser otros que los que siempre acaban siendo los que tienen que recibir la peor parte: la sufrida clase media. Los ricos se domiciliarán en otro país, se refugiarán en cualquiera de los procedimientos para no tener que pagar más o, simplemente, en el peor de los casos, cerrarán sus fábricas o negocios si ven que ya no les van a resultar rentables, dejando a sus empleados a cargo de las prestaciones de desempleo, en el caso de que ya tengan derecho a ellas. Pero que nadie se lleve a engaño, si esto sucede y mucho tememos que va a ocurrir, que nadie reclame porque hemos sido nosotros, los españoles, los que lo hemos querido así. Porque señores, lo que es evidente es que: nemo dat quod no habet.

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