La presentación en el día de hoy de José Mari Amorrortu como nuevo responsable de fútbol base del Atlético de Madrid y la de Jesús García Pitarch como secretario técnico ha roto moldes en el club de la ribera del Manzanares, acostumbrado a gente de la casa para estas labores.

Empezando por los fichajes, García Pitarch ocupó el mismo puesto en el Valencia entre 2002 y 2004, siendo sobradamente conocidos sus roces con Benítez por la escasa liquidez del club en aquellos tiempos, que obligaba al menudo ex-jugador del Logroñés a comprar saldos, si bien de estas rebajas el Valencia sacó petróleo en forma de títulos. Para la antología del fútbol español queda la frase del propio Rafa Benítez al respecto: "Es que yo he pedido una mesa y me traen una lámpara".

Este puesto ha venido siendo ocupado habitualmente por ex-jugadores del club colchonero, siendo los tres últimos Paulo Futre, quien abandonó el cargo tras una sonora enganchada con el difunto Gil y Gil sobre quién se mataba más por el club), Miguel Ángel Ruiz, aquel central de los años 80 que con Arteche y Clemente sembraba el pánico entre los delanteros rivales, y Toni Muñoz, que abandonó el cargo hace unos días tras no clasificarse el equipo para las competiciones europeas.

La gran novedad es sin duda la designación de un responsable de fútbol base de prestigio, como lo es Amorrortu, de quien se espera aprovechar su experiencia en la dirección de la cantera del Athletic de Bilbao, donde bajo su égida florecieron jugadores como Yeste, alma máter del conjunto bilbaíno. Sin duda una apuesta, esta de la cantera, propia de clubes con graves dificultades económicas, como en su día lo fue el Sevilla.

Así pues, algo se mueve en el Manzanares. Que sea para bien y que sirva para que el Atlético recupere su lugar. Y si por el camino salen jugadores de selección, pues tanto mejor.