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Luciano Sabatini

Ronaldinho no siempre ha sido tan bueno

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El título me delata. Sería necio negar que por títulos y por rendimiento Ronaldo de Assis Moreira es hoy por hoy el rey del fútbol mundial. Tras esta temporada, quien más quien menos guarda en la retina alguna jugada grandiosa del brasileño: aquel gol de falta por la escuadra al Udinese, las fintas burlonas a la defensa del Madrid en el Bernabeu o el gol con el que eliminó al Chelsea partiendo desde su campo y desbordando a John Terry como si fuera un juvenil. Pero esta imagen corresponde a la mejor versión que Ronaldinho ha mostrado tras su debut con el Gremio de Porto Alegre, allá por 1998, el cúlmen de una progresión con ciertos altibajos.

Dos temporadas en el Barcelona, dos ligas consecutivas y la deseada Champions tomando el relevo de Koeman casi dos décadas después han hecho del brasileño una estrella indiscutible, admirada y querida por todos. Pero recordando videos de la selección canarinha y de su etapa en el Paris Saint Germain, me sobrecoge una duda, ¿Ronaldinho ha hecho grande al Barcelona o ha sido el club catalán quien ha encumbrado al brasileño? En el PSG Ronaldinho tiraba su posición mucho más a la banda, lo que le quitaba definición y peso específico en los partidos. Era un gran media punta, pero un jugador de fantasía, de pinceladas para el “replay” y regates para la galería, pero rara vez decidía un encuentro él sólo con sus acciones.

En el pasado Mundial de Japón-Corea, Ronaldinho tuvo una actuación mucho más discreta de lo que se presume tendrá en la cita de este año, a pesar de que dejó goles para el recuerdo como aquella vaselina cruzada que pasó por encima del portero Seaman para callar a la Inglaterra de Beckham. No obstante, era un jugador inmaduro, con cara de niño, pelo más corto, y en el que su habilidad no desequilibraba la balanza para los suyos. En la final ante Alemania, Ronaldinho jugó muy retrasado, flanqueado por Gilberto Silva y dejando por delante a Rivaldo, Ronaldo y hasta Kleberson. Desde ahí su juego fue irrelevante, haciendo una función casi de medio centro sin serlo. Por entonces el papel protagonista y la responsabilidad la tomaban estrellas ya consagradas como Rivaldo y Ronaldo. Los mejores jugadores de la historia, léase Di Stéfano, Pelé, Maradona, Cruyff o el Raúl de hace unos años, se han destacado por su personalidad para tirar del carro a edades que rozan la insolencia, y esa es una componente que le faltó al de Porto Alegre en sus comienzos, y por ende en aquel Mundial.

Si los años, la experiencia en ellos acumulados, y el acierto en la llamada del president Laporta, han hecho de Ronaldinho “Gaucho” el mejor jugador del mundo, queda esperanza para otras estrellas emergentes del fútbol sudamericano que tienen que cuajar su juego en los próximos años. Con ilusión podemos mirar a Fred, desequilibrante delantero del Lyon, y al inconstante Robinho, que si madura su fútbol y logra acoplarlo al sistema europeo puede estar al nivel del 10 del Barça. De Argentina no perdamos de vista al jovencísimo Sergio Agüero, perla de Independiente, de a penas 1,60 de estatura pero con un cambio de ritmo que firmaría el mismísimo Johan Cruyff; a Lionel Messi, del que se dice sucesor de Maradona, más conocido y conocedor de nuestro fútbol ya que lleva cuatro años en el equipo culé, y Fernado Gago, auténtico líder y bastión de Boca Juniors, campeón del apertura y clausura, un chico de 20 años llamado a ser el sucesor de Redondo y al que nada le asusta, un verdadero crack. ¿Tendremos un nuevo Ronaldinho en los próximos años? Yo creo que sí.

Ronaldinho no siempre ha sido tan bueno

Luciano Sabatini
Luciano Sabatini
domingo, 28 de mayo de 2006, 20:44 h (CET)
El título me delata. Sería necio negar que por títulos y por rendimiento Ronaldo de Assis Moreira es hoy por hoy el rey del fútbol mundial. Tras esta temporada, quien más quien menos guarda en la retina alguna jugada grandiosa del brasileño: aquel gol de falta por la escuadra al Udinese, las fintas burlonas a la defensa del Madrid en el Bernabeu o el gol con el que eliminó al Chelsea partiendo desde su campo y desbordando a John Terry como si fuera un juvenil. Pero esta imagen corresponde a la mejor versión que Ronaldinho ha mostrado tras su debut con el Gremio de Porto Alegre, allá por 1998, el cúlmen de una progresión con ciertos altibajos.

Dos temporadas en el Barcelona, dos ligas consecutivas y la deseada Champions tomando el relevo de Koeman casi dos décadas después han hecho del brasileño una estrella indiscutible, admirada y querida por todos. Pero recordando videos de la selección canarinha y de su etapa en el Paris Saint Germain, me sobrecoge una duda, ¿Ronaldinho ha hecho grande al Barcelona o ha sido el club catalán quien ha encumbrado al brasileño? En el PSG Ronaldinho tiraba su posición mucho más a la banda, lo que le quitaba definición y peso específico en los partidos. Era un gran media punta, pero un jugador de fantasía, de pinceladas para el “replay” y regates para la galería, pero rara vez decidía un encuentro él sólo con sus acciones.

En el pasado Mundial de Japón-Corea, Ronaldinho tuvo una actuación mucho más discreta de lo que se presume tendrá en la cita de este año, a pesar de que dejó goles para el recuerdo como aquella vaselina cruzada que pasó por encima del portero Seaman para callar a la Inglaterra de Beckham. No obstante, era un jugador inmaduro, con cara de niño, pelo más corto, y en el que su habilidad no desequilibraba la balanza para los suyos. En la final ante Alemania, Ronaldinho jugó muy retrasado, flanqueado por Gilberto Silva y dejando por delante a Rivaldo, Ronaldo y hasta Kleberson. Desde ahí su juego fue irrelevante, haciendo una función casi de medio centro sin serlo. Por entonces el papel protagonista y la responsabilidad la tomaban estrellas ya consagradas como Rivaldo y Ronaldo. Los mejores jugadores de la historia, léase Di Stéfano, Pelé, Maradona, Cruyff o el Raúl de hace unos años, se han destacado por su personalidad para tirar del carro a edades que rozan la insolencia, y esa es una componente que le faltó al de Porto Alegre en sus comienzos, y por ende en aquel Mundial.

Si los años, la experiencia en ellos acumulados, y el acierto en la llamada del president Laporta, han hecho de Ronaldinho “Gaucho” el mejor jugador del mundo, queda esperanza para otras estrellas emergentes del fútbol sudamericano que tienen que cuajar su juego en los próximos años. Con ilusión podemos mirar a Fred, desequilibrante delantero del Lyon, y al inconstante Robinho, que si madura su fútbol y logra acoplarlo al sistema europeo puede estar al nivel del 10 del Barça. De Argentina no perdamos de vista al jovencísimo Sergio Agüero, perla de Independiente, de a penas 1,60 de estatura pero con un cambio de ritmo que firmaría el mismísimo Johan Cruyff; a Lionel Messi, del que se dice sucesor de Maradona, más conocido y conocedor de nuestro fútbol ya que lleva cuatro años en el equipo culé, y Fernado Gago, auténtico líder y bastión de Boca Juniors, campeón del apertura y clausura, un chico de 20 años llamado a ser el sucesor de Redondo y al que nada le asusta, un verdadero crack. ¿Tendremos un nuevo Ronaldinho en los próximos años? Yo creo que sí.

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