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Aparte de los entresijos ideológicos, costumbristas, mecánicos o biológicos, el poder de distorsión de la realidad y de los proyectos va muy ligado a las magnitudes crematísticas involucradas en los eventos

Sumas engañosas

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Llegaremos a convencernos de que los colectivos no son meras sumas, aún predomina esa convicción; son aportaciones reunidas cuya envergadura no es monumental, radica en la múltiples PRESENCIAS allí involucradas. Hasta la homogeneidad manifiesta está plagada en sus interiores de una variedad mágica en constante movimiento. Esta realidad radical nos atañe sin contemplaciones, sobrenadan ligeras señales sobre un fondo inextricable. Después de esto conviene preguntarse por los supuestos saberes, por la existencia de conclusiones o por lo decisivo de algunas actuaciones. No vayamos a equivocarnos en los planteamientos tratando de ver estructuras firmes donde no existan.

Vivimos en unos ambientes caóticos con la inmensa frivolidad de los aprendizajes; abducidos por las aglomeraciones, adheridos al mayor número de acompañantes, adquiriendo fuerza a base del bulto masificado, sin importarnos su vacuidad ni su ausencia de fundamentos. Más tarde ponemos cara de sorpresa, como si la inocencia hubiera sido violada por un ciclón. Aún así, somos contumaces, conocido el resultado de esa suma de despropósitos volvemos al comienzo, la simpleza del número de acompañantes, pese a ser el único criterio valorativo. Captamos el procedimiento ENGAÑOSO sin la menor réplica consecuente y el nudo corredizo aprieta en cuantas actividades sociales prescindan de la riqueza dialéctica frente a los instigadores.

Los conjuntos matemáticos muestran detalles interesantes en cuanto a las cantidades. No olvidemos tampoco a los conjuntos vacios; por qué se les llamará conjuntos es una cuestión muy propia del subconsciente, quizá por ser tan hablador cuando menos se le espera. Es muy expresiva la situación de un elemento como integrante de varios conjuntos a la vez. Un conjunto repleto de componentes representa poco si no tiene en cuenta la coexistencia de otros conjuntos. El surgimiento de nuevas agrupaciones es incesante y sus integrantes no son fijos. La prestancia de cada conjunto depende de factores inestables, de infinidad de circunstancias relacionales, con proyecciones indeterminadas de cara al futuro. Sus OSCILACIONES son definitorias.

En cada celebración de cumpleaños se resume la acumulación del tiempo cronológico de esa persona. En la estructura social también se contempla dicha evolución con distintos análisis. El propio protagonista experimenta ese agrandamiento de la cifra con sensaciones diferenciadas. Si bien el paso de los años es incontrovertible, asoma la imprecisión del simple número, de las EDADES, para una explicación satisfactoria de la realidad personal considerada.

El joven avejentado o la gente de edad avanzada entrecruzan con frecuencia sus cualidades. El abanico escapa al dato cronológico. La psicología, la capacidad funcional, la consideración de la sociedad y sobre todo las etiquetas suelen descentrarse.

Los equívocos aprovechan el menor resquicio para trastocar los esquema preconcebidos. Cuando más convencidos estemos de haber reunido bondades, emergerán las reconvenciones capaces de desintegrar aquellos logros. Lo comprobamos a diario en uno de los ejemplos más notorios de la actualidad, el del funcionamiento DEMOCRÁTICO.

Después del recuento limpio de los votos, no parece discutible la distribución de los elegidos. Sin embargo, se cuela la doblez de una información previa sesgada, de las mentiras proclamadas con descaro como verdades, de las intenciones. Las evoluciones posteriores dejan en entredicho al recuento modelador, deslucen los significados y objetivos iniciales.

Las opiniones nacen con evidente ligereza, cargadas de motivos subjetivos, ligadas a creencias e insólitas percepciones; no obstante, el propio impulso personal o la asociación de opiniones, adoptan con asiduidad el título de convicciones. Es una transferencia pilotada por la ligereza argumental, que tampoco se detiene ahí, suele progresar sin escrúpulos hacia la acción, con las simples fianzas particulares. La superficialidad del proceso consolida actuaciones DECISORIAS, en las cuales la reunión de opiniones adquirió potenciales injustificados. El engaño adquiere rango de fortaleza porque las ideas iniciales no avanzan hacia las mejores comprobaciones, falseando la convivencia comunitaria con sus abundantes aportaciones.

Las cuantificaciones se prestan también para las polémicas en su afán de precisión de cualidades o defectos, de intenciones o resultados. De cómo las enfoquemos saldrán a relucir aspectos de singular interés, no siempre expuestos al conjunto de observadores. Aunque corren tiempos de mucho alcance comunicativo, los ocultamientos ocupan zonas importantes de los conocimientos. Resalta la ironía de los SILENCIOS, centrada en un mayor recurso informativo en cuanto atendemos a las ausencias. De una persona o entidad, podemos estar mejor informados por lo silenciado en sus manifestaciones. Decir lo contrario no es suficiente, los resultados expresan, confirman o desmienten.

Ahora bien, en los ambientes actuales está posicionado con fuerza el talante cuantificador, quizá por la mera comodidad de la acumulación de ligeras opiniones sin las trabajosas labores de mayor enjundia. Actitudes favorecidas sin duda por los poderosos maquinadores en la sombra. Antes del planteamiento de un juicio serio, las plataformas de comunicación ya recopilaron numerosos dictámenes a base de repeticiones orquestadas, pero poco fundamentadas; con los improperios como amplificador de sus ideas. En forma de AGLOMERACIONES abrumadoras y estruendosas incidieron sobre la situación real, deformándola y hasta haciéndola desaparecer.

Aparte de los entresijos ideológicos, costumbristas, mecánicos o biológicos, el poder de distorsión de la realidad y de los proyectos va muy ligado a las magnitudes CREMATÍSTICAS involucradas en los eventos. Los costes y los precios adoptan rangos de directrices imperativas; aunque sean cifras poco acordes con las actividades emprendidas e inadecuadas respecto de los logros obtenidos. El ejemplo del arte es notorio. Como expresión abierta, los mercados podrán escalar posiciones en los precios estratosféricos, pese a lo cual, nunca se apropiarán del núcleo esencial definitorio del arte en una obra concreta. Esta introduce dimensiones apreciativas novedosas en espera de sus observadores sucesivos, independizados de las cifras y clasificaciones.

Donde alardeamos de sumas convendrá poner SÚBITAS PALPITACIONES, para el logro de un cierto acercamiento al bullicio vital. No son intercambiables, no se adquieren ni se acumulan. Su emergencia es incesante, fugaces, sin un patrón determinado. Inabordables en su esencia, de arranques imprevistos y desaparición sin rumbo conocido. El arte consistirá en la manera de engarzarlas, configurando arabescos coloreados forjados con su personalidad propia e intenciones activadas; a su vez, serán de carácter efímero, pero aportaciones destacadas sin duda, habiendo elegido los matices peculiares desde las humildes fuentes disponibles a lo largo de su existencia.

Sumas engañosas

Aparte de los entresijos ideológicos, costumbristas, mecánicos o biológicos, el poder de distorsión de la realidad y de los proyectos va muy ligado a las magnitudes crematísticas involucradas en los eventos
Rafael Pérez Ortolá
jueves, 16 de mayo de 2019, 16:57 h (CET)

Llegaremos a convencernos de que los colectivos no son meras sumas, aún predomina esa convicción; son aportaciones reunidas cuya envergadura no es monumental, radica en la múltiples PRESENCIAS allí involucradas. Hasta la homogeneidad manifiesta está plagada en sus interiores de una variedad mágica en constante movimiento. Esta realidad radical nos atañe sin contemplaciones, sobrenadan ligeras señales sobre un fondo inextricable. Después de esto conviene preguntarse por los supuestos saberes, por la existencia de conclusiones o por lo decisivo de algunas actuaciones. No vayamos a equivocarnos en los planteamientos tratando de ver estructuras firmes donde no existan.

Vivimos en unos ambientes caóticos con la inmensa frivolidad de los aprendizajes; abducidos por las aglomeraciones, adheridos al mayor número de acompañantes, adquiriendo fuerza a base del bulto masificado, sin importarnos su vacuidad ni su ausencia de fundamentos. Más tarde ponemos cara de sorpresa, como si la inocencia hubiera sido violada por un ciclón. Aún así, somos contumaces, conocido el resultado de esa suma de despropósitos volvemos al comienzo, la simpleza del número de acompañantes, pese a ser el único criterio valorativo. Captamos el procedimiento ENGAÑOSO sin la menor réplica consecuente y el nudo corredizo aprieta en cuantas actividades sociales prescindan de la riqueza dialéctica frente a los instigadores.

Los conjuntos matemáticos muestran detalles interesantes en cuanto a las cantidades. No olvidemos tampoco a los conjuntos vacios; por qué se les llamará conjuntos es una cuestión muy propia del subconsciente, quizá por ser tan hablador cuando menos se le espera. Es muy expresiva la situación de un elemento como integrante de varios conjuntos a la vez. Un conjunto repleto de componentes representa poco si no tiene en cuenta la coexistencia de otros conjuntos. El surgimiento de nuevas agrupaciones es incesante y sus integrantes no son fijos. La prestancia de cada conjunto depende de factores inestables, de infinidad de circunstancias relacionales, con proyecciones indeterminadas de cara al futuro. Sus OSCILACIONES son definitorias.

En cada celebración de cumpleaños se resume la acumulación del tiempo cronológico de esa persona. En la estructura social también se contempla dicha evolución con distintos análisis. El propio protagonista experimenta ese agrandamiento de la cifra con sensaciones diferenciadas. Si bien el paso de los años es incontrovertible, asoma la imprecisión del simple número, de las EDADES, para una explicación satisfactoria de la realidad personal considerada.

El joven avejentado o la gente de edad avanzada entrecruzan con frecuencia sus cualidades. El abanico escapa al dato cronológico. La psicología, la capacidad funcional, la consideración de la sociedad y sobre todo las etiquetas suelen descentrarse.

Los equívocos aprovechan el menor resquicio para trastocar los esquema preconcebidos. Cuando más convencidos estemos de haber reunido bondades, emergerán las reconvenciones capaces de desintegrar aquellos logros. Lo comprobamos a diario en uno de los ejemplos más notorios de la actualidad, el del funcionamiento DEMOCRÁTICO.

Después del recuento limpio de los votos, no parece discutible la distribución de los elegidos. Sin embargo, se cuela la doblez de una información previa sesgada, de las mentiras proclamadas con descaro como verdades, de las intenciones. Las evoluciones posteriores dejan en entredicho al recuento modelador, deslucen los significados y objetivos iniciales.

Las opiniones nacen con evidente ligereza, cargadas de motivos subjetivos, ligadas a creencias e insólitas percepciones; no obstante, el propio impulso personal o la asociación de opiniones, adoptan con asiduidad el título de convicciones. Es una transferencia pilotada por la ligereza argumental, que tampoco se detiene ahí, suele progresar sin escrúpulos hacia la acción, con las simples fianzas particulares. La superficialidad del proceso consolida actuaciones DECISORIAS, en las cuales la reunión de opiniones adquirió potenciales injustificados. El engaño adquiere rango de fortaleza porque las ideas iniciales no avanzan hacia las mejores comprobaciones, falseando la convivencia comunitaria con sus abundantes aportaciones.

Las cuantificaciones se prestan también para las polémicas en su afán de precisión de cualidades o defectos, de intenciones o resultados. De cómo las enfoquemos saldrán a relucir aspectos de singular interés, no siempre expuestos al conjunto de observadores. Aunque corren tiempos de mucho alcance comunicativo, los ocultamientos ocupan zonas importantes de los conocimientos. Resalta la ironía de los SILENCIOS, centrada en un mayor recurso informativo en cuanto atendemos a las ausencias. De una persona o entidad, podemos estar mejor informados por lo silenciado en sus manifestaciones. Decir lo contrario no es suficiente, los resultados expresan, confirman o desmienten.

Ahora bien, en los ambientes actuales está posicionado con fuerza el talante cuantificador, quizá por la mera comodidad de la acumulación de ligeras opiniones sin las trabajosas labores de mayor enjundia. Actitudes favorecidas sin duda por los poderosos maquinadores en la sombra. Antes del planteamiento de un juicio serio, las plataformas de comunicación ya recopilaron numerosos dictámenes a base de repeticiones orquestadas, pero poco fundamentadas; con los improperios como amplificador de sus ideas. En forma de AGLOMERACIONES abrumadoras y estruendosas incidieron sobre la situación real, deformándola y hasta haciéndola desaparecer.

Aparte de los entresijos ideológicos, costumbristas, mecánicos o biológicos, el poder de distorsión de la realidad y de los proyectos va muy ligado a las magnitudes CREMATÍSTICAS involucradas en los eventos. Los costes y los precios adoptan rangos de directrices imperativas; aunque sean cifras poco acordes con las actividades emprendidas e inadecuadas respecto de los logros obtenidos. El ejemplo del arte es notorio. Como expresión abierta, los mercados podrán escalar posiciones en los precios estratosféricos, pese a lo cual, nunca se apropiarán del núcleo esencial definitorio del arte en una obra concreta. Esta introduce dimensiones apreciativas novedosas en espera de sus observadores sucesivos, independizados de las cifras y clasificaciones.

Donde alardeamos de sumas convendrá poner SÚBITAS PALPITACIONES, para el logro de un cierto acercamiento al bullicio vital. No son intercambiables, no se adquieren ni se acumulan. Su emergencia es incesante, fugaces, sin un patrón determinado. Inabordables en su esencia, de arranques imprevistos y desaparición sin rumbo conocido. El arte consistirá en la manera de engarzarlas, configurando arabescos coloreados forjados con su personalidad propia e intenciones activadas; a su vez, serán de carácter efímero, pero aportaciones destacadas sin duda, habiendo elegido los matices peculiares desde las humildes fuentes disponibles a lo largo de su existencia.

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