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Adrián Candal

La casa de los líos

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Cuando el pasado invierno, Fabricio Coloccini llegó a A Coruña, nada le hacíua pensar lo que se encontraría. El argentino tenía en la cabeza un club grande, donde todo funcionaba a la perfección, y donde la comunicación interna estaba perfectamente engrasada. Lo cierto es que se llevó una pequeña decepción al llegar. El Deportivo no era lo que esperaba. Era el Dépor decadente. El de un Irureta que se quedó sin poder moral. El de un Tristán que ya no se movía por ir a por un balón. El que soportaba airadas críticas de Pandiani desde las Islas Británicas. Era un Dépor que ya no funcionaba.

Lo mismo le ocurrió a Joaquín Caparrós. A pesar de que su optimismo lo alumbró en su camino, a lo largo de casi toda la temporada, tras el partido del pasado domingo frente al Athletic de Bilbao, Caparrós estalló en la Cadena Ser. ¿Estás con ilusión de cara a la próxima temporada?, preguntó un conocido presentador deportivo. ¡La verdad es que no! , contestó el de Utrera.

Fue el estallido a una serie de decepciones que Caparrós ya había manifestado hace casi 1 mes y medio. Y es que Lendoiro no estaba cumpliendo su parte. Lo que habían acordado presidente y entrenador en nada se parecía a la realidad. Los fichajes confirmados para el año que viene no eran del agrado de Caparrós. Y en un momento triste, con una dolorosa derrota, el entrenador fue sincero con los medios.

Eso fastidió en demasía a Lendoiro, que ya el llamó la atención. Además, se aireó que Patxi Izco había tentado al ex entrenador del Sevilla para que sustituyese a Javier Aguirre. Eso ya colmó la paciencia del dirigente de Corcubión, que tuvo que recriminar públicamente a su entrenador y a Izco. Y cuando eso pasa, es que las aguas ya no andas demasiado bien.

Ahora Caparrós no se sabe si seguirá, si cumplirá su contrato. El Deportivo ya está sondeando a otros hombres como Víctor Muñoz, Shcuster o Valverde. Mala señal, si buscan en otras aguas.

Este Dépor ya no es lo que era. Ya no el cae simpático a nadie, y quien entra suele querer salir. No se sabe donde acabará este proyecto, pero todos echamos de menos al Deportivo de los éxitos, y nadie se siente orgulloso de esta casa de los líos.

La casa de los líos

Adrián Candal
Adrián Candal
sábado, 13 de mayo de 2006, 01:57 h (CET)
Cuando el pasado invierno, Fabricio Coloccini llegó a A Coruña, nada le hacíua pensar lo que se encontraría. El argentino tenía en la cabeza un club grande, donde todo funcionaba a la perfección, y donde la comunicación interna estaba perfectamente engrasada. Lo cierto es que se llevó una pequeña decepción al llegar. El Deportivo no era lo que esperaba. Era el Dépor decadente. El de un Irureta que se quedó sin poder moral. El de un Tristán que ya no se movía por ir a por un balón. El que soportaba airadas críticas de Pandiani desde las Islas Británicas. Era un Dépor que ya no funcionaba.

Lo mismo le ocurrió a Joaquín Caparrós. A pesar de que su optimismo lo alumbró en su camino, a lo largo de casi toda la temporada, tras el partido del pasado domingo frente al Athletic de Bilbao, Caparrós estalló en la Cadena Ser. ¿Estás con ilusión de cara a la próxima temporada?, preguntó un conocido presentador deportivo. ¡La verdad es que no! , contestó el de Utrera.

Fue el estallido a una serie de decepciones que Caparrós ya había manifestado hace casi 1 mes y medio. Y es que Lendoiro no estaba cumpliendo su parte. Lo que habían acordado presidente y entrenador en nada se parecía a la realidad. Los fichajes confirmados para el año que viene no eran del agrado de Caparrós. Y en un momento triste, con una dolorosa derrota, el entrenador fue sincero con los medios.

Eso fastidió en demasía a Lendoiro, que ya el llamó la atención. Además, se aireó que Patxi Izco había tentado al ex entrenador del Sevilla para que sustituyese a Javier Aguirre. Eso ya colmó la paciencia del dirigente de Corcubión, que tuvo que recriminar públicamente a su entrenador y a Izco. Y cuando eso pasa, es que las aguas ya no andas demasiado bien.

Ahora Caparrós no se sabe si seguirá, si cumplirá su contrato. El Deportivo ya está sondeando a otros hombres como Víctor Muñoz, Shcuster o Valverde. Mala señal, si buscan en otras aguas.

Este Dépor ya no es lo que era. Ya no el cae simpático a nadie, y quien entra suele querer salir. No se sabe donde acabará este proyecto, pero todos echamos de menos al Deportivo de los éxitos, y nadie se siente orgulloso de esta casa de los líos.

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