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El crimen cometido hace veintiocho años en la Universidad Centroamericana de El Salvador, juzgado en España que acabó con la vida de cinco jesuitas españoles. como el perpetrado contra Monseñor Romero y tantos otros, responde a estrategias planificadas que buscaron silenciar la voz de la Iglesia en su compromiso con los más pobres y desfavorecidos. Hacer justicia pasa también por dejar claras las intenciones de los asesinos, y también sobre las motivaciones últimas de los asesinados. El daño debe ser reparado porque la memoria de las víctimas debe quedar limpia. La sociedad salvadoreña también tiene derecho a que se sepa la verdad y a cerrar un período doloroso de su reciente historia.
Un 23 de abril de 1934, según el diario El Mundo de Buenos Aires, la Sociedad de las Naciones había desmentido actos de canibalismo en las tropas bolivianas que combatían en el Chaco. El New York Times había publicado trascendidos que circulaban en La Paz, dando cuenta de que nativos del Chaco, sin ningún respeto, habían matado y devorado a oficiales bolivianos, en protesta por el reclutamiento forzozo de los pueblos originarios.
Tenemos un país donde miles de personas votan a asesinos. Algo no está bien. Adoctrinados en el odio a España, desde pequeños, votan. El problema es que representan el 0,7% pero influyen en España al 100%. Poco que hacer. Puede ir a peor. Aficiones y aflicciones del personal de allí, allá o acullá; y el de aquí. Por lo que hay y pueda ocurrir, el resultado importa. En el País Vasco sobre todo, también en el resto de España y en la UE.
Las conductas de riesgo son aquellos comportamientos que implican un efecto placentero inmediato pero carecen de una valoración de las consecuencias posteriores. Es preciso comprender que son los mecanismos cognitivos los que guían al adolescente y joven a la asunción de conductas de riesgo.
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