Dimitri Piterman, el presidente-propietario-delegado (y algo más que seguro se me olvidará) del Deportivo Alavés, se convierte esta semana en un émulo del inefable Javier Clemente a la hora de generar titulares para desviar la atención de la mala situación de su equipo. Ahora le ha tocado el turno al sistema de competición.

La cuestión es que Piterman, después de varias temporadas en la Liga española, ha descubierto (bueno, eso es lo que pretende hacernos creer) que el sistema de competición por liga es malo, y que lo mejor es un play-off después de la temporada "regular", al estilo de la Liga ACB de baloncesto.

La verdad es que la idea del play-off no es nueva en la Liga. Se probó a mediados de los 80 en una Liga que terminó con un segundo play-off inventado por el Cádiz (que descendía por quedar último) y que terminó mandando a Segunda al Racing, en otra jugada maestra del inolvidable Manuel de Irigoyen. Claro está que después de semejante chapuza la idea quedó escondida en un cajón bajo siete llaves.

Eso sí, cuando el Alavés logró el ascenso a Primera bajo la égida del ucranio-estadounidense nadie le oyó criticar nada del sistema de Liga, lo que resulta notablemente curioso en alguien que presume de ser brutalmente franco en todas y cada una de sus actuaciones (ahora que lo pienso, lo es, pero con mayúscula).

De modo que, por el bien del Alavés y del fútbol español, esperemos que Piterman desaparezca de nuestro fútbol. Lo triste es que en muchas ciudades se le quiere para poner a su equipo en Primera por la vía rápida. Perdónalos, Señor, porque no saben lo que hacen.