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El Sevilla FC doblegó este viernes por 2-0 al Schalke, con goles de Roque Mesa y Munir El Haddadi, y se adjudicó de tal forma la X edición del Trofeo Antonio Puerta, durante una noche cargada de emoción en el estadio Ramón Sánchez-Pizjuán.
La memoria de Puerta volvió a ser honrada, incluyendo actos y sorpresas, durante un duelo con claro dominio de los locales. En la primera mitad, todos los jugadores de la primera plantilla estaban disponibles en el 'once', a excepción de Juan Soriano y Ben Yedder.
Así, los hispalenses aprovecharon su tercera ocasión para hacer el 1-0, espoleados tras un homenaje a Puerta en el minuto 16. Una buena asistencia de Gonalons hacia banda derecha permitía a Franco Vázquez filtrar un pase a Amadou, que en línea de fondo levantó un centro para que Roque Mesa batiese a placer a Nübel en el minuto 35.
Entre cambios iban pasando los minutos del segundo tiempo y ambos equipos controlaban los arreones del rival. En el minuto 70, Munir se anticipó a un balón suelto y, aunque lo perdió ante un defensa, fue trastabillado y el árbitro señaló penalti. El propio hispano-marroquí se encargó de ejecutarlo y anotar el 2-0 definitivo.
La gabarra "Athletic" está feliz, puesto que por fin verá finalizada su inactividad de tanto tiempo. Todo ello porque los bilbaínos pusieron fin a su maldición de cuarenta años sin ser campeones de la Copa del Rey, con seis finales perdidas, cinco en los últimos 15 años. El equipo de Valverde debió esperar a la tanda de penaltis para vencer a un combativo Mallorca y alcanzar la gloria, pero esta Copa, "su" Copa más deseada, por fin podrá lucirla ante su gente por la ría de Bilbao.
Una Copa para el Madrid, la 20ª de su historia; una Copa para Rodrygo Goes, MVP y autor de los dos goles que vuelven a dar el título copero a los blancos, nueve años después de aquel recordado triunfo en Mestalla frente al Barça. Y, a la vez, un subcampeonato, el segundo de su historia, con honores de campeón para Osasuna.
El Real Betis Balompié es el campeón de la Copa del Rey. El equipo verdiblanco, en su ciudad, delante de su gente que lo sigue sin rechistar, ha salido victorioso por tercera vez después de una nueva final épica, como todas las que disputa, y en la que un rival tan sumamente digno como el Valencia y que ha merecido la Copa tanto como él solo ha claudicado en la cruel tanda de penaltis.
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