Como buena malagueña que soy, la tierra me tira bastante y cualquier proeza deportiva que ocurra por aquí cerca, tendrá un lugar en esta columna. Hoy vuelvo al balonmano, al balonmano malagueño.

Érase una vez un equipo que nació en el centro de Andalucía, en Antequera. El conjunto fue subiendo peldaños hasta llegar a la División de Honor B, lo que viene a ser la categoría de plata de este deporte. La pasada temporada, el Contrat Antequera se las vio y deseó para mantener la categoría y se salvó en los últimos partidos. El equipo necesitaba un impulso, no un mero lavado de cara. Llegó un nuevo presidente y un nuevo técnico, forjado en la cantera del Puleva Maristas, último equipo de Málaga en estar en lo más alto. Su nombre, Antonio Carlos Ortiga; malagueño de nacimiento, este hombre ha hecho historia en el balonmano nacional jugando durante varias temporadas en el F.C. Barcelona.

Con los cambios directivos y técnicos pertinentes, el equipo cambió de nombre: Balonmnano Antequera. Pero no queda todo aquí. Llegaron jugadores nuevos, como Nacho Vico o Kino Soler entre otros y en la mente estaba el volver a mantenerse en la categoría e intentar quedar lo mejor posible en la clasificación. Comenzó la temporada y el Balonmano Antequera ganaba partido tras partido, a favoritos y menos favoritos, en casa y fuera; era imparable.

Con una afición ejemplar y envidiable, fiel a cada partido y gritona hasta quedar ronca en cada jugada, el conjunto de Ortega hizo historia este pasado fin de semana. Se tenía que dar la carambola; ellos debían ganarle al Costa del Sol, de Alicante y el Pozoblanco debía perder en Gijón. El Antequera venció, la gente cantaba el “Campeones”, pero por delante quedaban una hora y media larga de espera hasta conocer el resultado del Pozoblanco.

Los jugadores cenando en el restaurante Castilla y la prensa y aficionados allí con ellos. A dos minutos del final del encuentro, el Pozoblanco iba perdiendo por cuatro goles. Nos fuimos al comedor y de la boca de Antonio Carlos Ortega salió el grito: ¡Sííííí! Se desató la alegría, la euforia, las lágrimas de felicidad, los gritos y las sonrisas y saltaron los corchos del champán. Señores, señoras, el Balonmano Antequera ya era equipo de la liga ASOBAL. Arropados por centenares de aficionados, los jugadores salían del restaurante y enfilaban la calle para llegar a la Plaza de Castilla.

No faltó el baño en la Fuente de los Enamorados, ni las fotos, ni el mojar a todo el que estaba allí. Se mojaron jugadores, técnicos, directivos y seguidores. Sonaron cohetes y gritos de “Campeones”. El Balonmano Antequera había hecho historia y quiere seguir haciéndola la próxima temporada. La ciudad de Antequera y Málaga entera se siente hoy orgullosa de la gesta. ¡Enhorabuena campeones!