Parece que algunos ven ya fantasmas sobre la posibilidad de algún tipo de acuerdo entre la Comunidad Autónoma Vasca y Navarra que configure un órgano de cooperación o unos foros comunes, o lo que sea. ¿Qué problema hay en ello? Para empezar, la propia Constitución, a la que algunos se asen como única ley del mundo mundial, prevee la incorporación de Navarra a la CAV si sus ciudadanos así lo deseasen.
A nadie se le escapa que un acuerdo o la creación de un órgano de esas características, con la decisión de qué funciones tendría y demás debe venir respaldado por los respectivos parlamentos, vasco y navarro, como órganos genuinos de representación de la voluntad popular. Cualquier otra decisión no se sostendría y el Gobierno Español y Vasco lo saben de sobra.
Por tanto, ¿quién teme a lo que el pueblo diga? Máxime en situación de ausencia de terrorismo, pese al lamentable incidente de la ferretería quemada al concejal de Barañain.
A uno le quema ya el discurso catastrofista y demagógico, casi siempre destructivo y rara vez constructivo de varios representantes de UPN, mayoritario por cierto en Navarra y como tal perfectamente legítimo. Me refiero a eso de que Navarra no tiene nada que ver con el País Vasco, con su cultura ni con su lengua.
Va a ser que no, que ‘algo’ sí tiene que ver; para empezar, aunque sea anecdótico, es el único equipo de fútbol de Primera División con nombre en euskara: Osasuna = Salud. No tiene uno nada más que darse un paseo por Arizkun, Vera de Bidasoa, Elizondo, Goizueta, Irurzun, Eugi … por citar algunos ejemplos y ver qué hablan sus habitantes, qué deportes practican, qué sentimiento de pueblo profesan para desmontar semejante falsedad.
Cierto es que otra parte de Navarra, como la Ribera y en general el sur del territorio tienen poco de cultura euskaldun. Con lo cual hay que respetar la diversidad cultural de la Comunidad Foral, cosa que unos cuantos, de uno y otro signo no hacen.
Que a nadie se le escape que el actual País Vasco viene originariamente del primer asentamiento de los vascones hace varios siglos en lo que hoy sería Navarra y que incluiría zonas cántabras y burgalesas de hoy día. Posteriormente se fraguaría el poderoso y soberano Reyno de Navarra. Con ello quiero decir que la construcción de fronteras responde muchas veces a criterios o razones aleatorias o coyunturales, que en ningún caso hay que sacralizar. Hace poco más de un cuarto de siglo, con la aprobación del estatuto de Gernika, Navarra no se incorporó a la CAV de pura chiripa, pues el Partido socialista de Navarra y el propio PSOE lo apoyaban, esgrimiendo el derecho de autodeterminación en las calles de Euskadi y Navarra. ¡Qué tiempos!
No perdamos de vista la cuestion idiomática. El tesoro que supone el euskara como lengua misteriosa y la más antigua de Europa. Euskara lingua navarrorum est.
Renegar de eso es autolimitarse y negar parte de la propia identidad de uno. Euskadi y Navarra tienen más en común que de diferente. En todo caso, hágase la voluntad del pueblo.