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Daniel Tercero

Otra izquierda es posible

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Un grupo de ciudadanos de izquierdas -periodistas, intelectuales y bloggers- del Reino Unido, entre ellos Norman Geras, Paul Berman, Marshal Berman, Quintin Hoare y Marc Cooper, han elaborado, firmado y difundido, por internet, un manifiesto que pide la renovación urgente y crítica de las políticas progresistas. Titulado 'Por una renovación de la política progresista' y conocido como el 'Manifiesto de Euston' está calando en los lugares más sensibles e inteligentes de la izquierda tradicional europea.

El texto, con un preámbulo, conclusión y declaración de principios de quince puntos, es toda una declaración de intenciones de una gran parte de la ciudadanía europea u occidental. No puedo demostrar esto último pero lo sé. Lo que no sé es si este texto, quizás excesivamente largo -aunque necesarias cada una de las palabras que contiene-, llegará a todos los nexos a los que va dirigido y los canales tradicionales de comunicación darán a conocer su existencia. Lo dudo, y mucho. Es bien sencillo. Pocos políticos en Europa, ni uno en España, pueden subscribir el texto y adherir su firma al final sin que alguien le critique por cinismo. Aunque si así fuera y realmente admitiera propósito de enmienda no sería yo el que desaprovechara la oacasión de cambiar lo cambiable.

La declaración de principios, que consta de quince puntos bien estructurados, deja bien claro que otra izquierda es posible. El texto de Euston es un compromiso con las normas democráticas y con la libertad de opinión y reunión. A partir de estas dos premisas se desarrollan las demás: comicios libres, separación de poderes y separación Estado-Iglesia, estas últimas implícitas con las dos primeras.

Pero no son palabras bonitas sin sentido alguno, algo característico de los últimos años de la izquierda española, son posicionamientos claros, decididos, y en pos de la libertad, siempre tan dañada y temida por los totalitarios. Los firmantes del 'Manifiesto de Euston' se sitúan contra la apología de la tiranía y la indulgente comprensión de movimientos que oprimen a sus propios pueblos. Destaca el recordatorio que los derechos humanos son obligatorios para todos los Estados, movimientos políticos y seres humanos individuales. El texto reafirma la igualdad universal entre seres y el desarrollo de la libertad.

Los protagonistas de este manifiesto del siglo XXI se oponen al antiamericanismo que inunda el progresismo de izquierdas a nivel mundial. Al igual que se sitúan en favor de conseguir una solución entre palestinos e israelís formando dos estados independientes. El racismo tampoco puede servir como coartada para que el antisemitismo se oculte con las ya palabras bonitas de inmigración, etnias, tribus, musulmanes... No a todos los racismos.

Tampoco entienden la justificación que se hace desde sectores de la izquierda actual a unas formas de terrorismo. Todo terrorismo es igual provenga de la vertiente ideológica que venga, y así lo manifiestan en el punto noveno de la declaración de principios. Pero van más allá. Levantan la voz para que un nuevo internacionalismo en pro de la democratización y desarrollo globales impere en el mundo. Es lógico imponer la "responsabilidad de proteger" mediante intervenciones humanitarias, cuando sean necesarias. O más claramente: "Solo los Estados que protegen mínimamente la vida en común de sus gentes (porque no torturan, asesisan o masacran a sus propios civiles y cubren sus necesidades vitales básicas) merecen que su soberanía sea respetada".

Otra izquierda es posible y lo demuestran, los redactores del manifiesto, con la crítica directa y contundente a la izquierda complaciente con la historia realizada por los movimientos autodenominados de izquierdas. Así, el texto rechaza la idea de que no puede haber enemigos en la izquierda o que no pueden trazarse puentes a ideas y personas de la derecha. De la misma manera defienden la libertad de pensamiento liberal y rechazan el miedo a la libertad, el irracionalismo, la subordinación de las mujeres, el miedo a la modernidad...

El contenido del 'Manifiesto de Euston' es edificante y clarificador. Es el primer manifiesto con conceptos tan modernos como 'open source' ("colectivo y competitivo", "colaborativo y meritocrático"), internet, 'blogosfera', webs, blogs... toda una declaración de intenciones para el siglo XXI.

Y, para acabar, permítanme que les copie la conclusión del 'Manifiesto de Euston': "Es de vital importancia para el futuro de las políticas progresistas que las personas de sensibilidad liberal, igualitaria e internacionalista alcen hoy su voz con claridad. Debemos definirnos en contra de todos aquellos para quienes las políticas democráticas y progresistas han quedado subordinadas a un simplista y elemental 'antiimperialismo' y/o a la hostilidad hacia la actual administración estadounidense. Los valores y objetivos que realmente constituyen esas políticas –los valores de la democracia, los derechos humanos, la batalla permanente contra el poder y los privilegios injustificados, la solidaridad con los pueblos que luchan contra la tiranía y la opresión– son los que más duraderamente definen los contornos de cualquier izquierda a la que valga la pena pertenecer".

Otra izquierda es posible

Daniel Tercero
Daniel Tercero
miércoles, 19 de abril de 2006, 22:13 h (CET)
Un grupo de ciudadanos de izquierdas -periodistas, intelectuales y bloggers- del Reino Unido, entre ellos Norman Geras, Paul Berman, Marshal Berman, Quintin Hoare y Marc Cooper, han elaborado, firmado y difundido, por internet, un manifiesto que pide la renovación urgente y crítica de las políticas progresistas. Titulado 'Por una renovación de la política progresista' y conocido como el 'Manifiesto de Euston' está calando en los lugares más sensibles e inteligentes de la izquierda tradicional europea.

El texto, con un preámbulo, conclusión y declaración de principios de quince puntos, es toda una declaración de intenciones de una gran parte de la ciudadanía europea u occidental. No puedo demostrar esto último pero lo sé. Lo que no sé es si este texto, quizás excesivamente largo -aunque necesarias cada una de las palabras que contiene-, llegará a todos los nexos a los que va dirigido y los canales tradicionales de comunicación darán a conocer su existencia. Lo dudo, y mucho. Es bien sencillo. Pocos políticos en Europa, ni uno en España, pueden subscribir el texto y adherir su firma al final sin que alguien le critique por cinismo. Aunque si así fuera y realmente admitiera propósito de enmienda no sería yo el que desaprovechara la oacasión de cambiar lo cambiable.

La declaración de principios, que consta de quince puntos bien estructurados, deja bien claro que otra izquierda es posible. El texto de Euston es un compromiso con las normas democráticas y con la libertad de opinión y reunión. A partir de estas dos premisas se desarrollan las demás: comicios libres, separación de poderes y separación Estado-Iglesia, estas últimas implícitas con las dos primeras.

Pero no son palabras bonitas sin sentido alguno, algo característico de los últimos años de la izquierda española, son posicionamientos claros, decididos, y en pos de la libertad, siempre tan dañada y temida por los totalitarios. Los firmantes del 'Manifiesto de Euston' se sitúan contra la apología de la tiranía y la indulgente comprensión de movimientos que oprimen a sus propios pueblos. Destaca el recordatorio que los derechos humanos son obligatorios para todos los Estados, movimientos políticos y seres humanos individuales. El texto reafirma la igualdad universal entre seres y el desarrollo de la libertad.

Los protagonistas de este manifiesto del siglo XXI se oponen al antiamericanismo que inunda el progresismo de izquierdas a nivel mundial. Al igual que se sitúan en favor de conseguir una solución entre palestinos e israelís formando dos estados independientes. El racismo tampoco puede servir como coartada para que el antisemitismo se oculte con las ya palabras bonitas de inmigración, etnias, tribus, musulmanes... No a todos los racismos.

Tampoco entienden la justificación que se hace desde sectores de la izquierda actual a unas formas de terrorismo. Todo terrorismo es igual provenga de la vertiente ideológica que venga, y así lo manifiestan en el punto noveno de la declaración de principios. Pero van más allá. Levantan la voz para que un nuevo internacionalismo en pro de la democratización y desarrollo globales impere en el mundo. Es lógico imponer la "responsabilidad de proteger" mediante intervenciones humanitarias, cuando sean necesarias. O más claramente: "Solo los Estados que protegen mínimamente la vida en común de sus gentes (porque no torturan, asesisan o masacran a sus propios civiles y cubren sus necesidades vitales básicas) merecen que su soberanía sea respetada".

Otra izquierda es posible y lo demuestran, los redactores del manifiesto, con la crítica directa y contundente a la izquierda complaciente con la historia realizada por los movimientos autodenominados de izquierdas. Así, el texto rechaza la idea de que no puede haber enemigos en la izquierda o que no pueden trazarse puentes a ideas y personas de la derecha. De la misma manera defienden la libertad de pensamiento liberal y rechazan el miedo a la libertad, el irracionalismo, la subordinación de las mujeres, el miedo a la modernidad...

El contenido del 'Manifiesto de Euston' es edificante y clarificador. Es el primer manifiesto con conceptos tan modernos como 'open source' ("colectivo y competitivo", "colaborativo y meritocrático"), internet, 'blogosfera', webs, blogs... toda una declaración de intenciones para el siglo XXI.

Y, para acabar, permítanme que les copie la conclusión del 'Manifiesto de Euston': "Es de vital importancia para el futuro de las políticas progresistas que las personas de sensibilidad liberal, igualitaria e internacionalista alcen hoy su voz con claridad. Debemos definirnos en contra de todos aquellos para quienes las políticas democráticas y progresistas han quedado subordinadas a un simplista y elemental 'antiimperialismo' y/o a la hostilidad hacia la actual administración estadounidense. Los valores y objetivos que realmente constituyen esas políticas –los valores de la democracia, los derechos humanos, la batalla permanente contra el poder y los privilegios injustificados, la solidaridad con los pueblos que luchan contra la tiranía y la opresión– son los que más duraderamente definen los contornos de cualquier izquierda a la que valga la pena pertenecer".

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