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Luciano Sabatini

Gago, sucesor de Redondo

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Quizás sea la pelota quien más llore la ausencia del príncipe, Fernando Redondo, y con ella la insolente falta de caricias a las que estaba acostumbrada de su pierna izquierda. Lástima que no hayan tomado ejemplo casi ningún medio centro de la nueva hornada. Sino que le pregunten al centro del campo del Madrid, y al balón que rueda trompicado cada fin de semana en el Santiago Bernabeu, y al que parece imposible que jugadores como Thomas Gravesen den un criterio acertado.

Pero Redondo creo escuela, y somos muchos los niños y chavales que no despegábamos ojo del televisor cuando él tocaba la pelota. Uno de esos niños hoy se ha hecho hombre jugando al fútbol, se llama Fernando Gago y juega en Boca Juniors.

Gago encarna sobre el campo todas las virtudes del clásico cinco sudamericano: toque, visión de juego, personalidad, presencia, garra, calidad con el balón, y quizá lo más importante, sabe lo que es el amor a unos colores. Cuando avanza con la pelota pegada al pie da una sensación tan grande de seguridad que se le pide algo más, una gambeta burlona, un taquito como si jugara en el patio del colegio. Él es la verdadera centralita de Boca Juniors, el motor del equipo campeón, todos los balones pasan por él, y demuestra una personalidad impropia, casi insultante para sus escasos 20 años recién cumplidos.

Estampa de jugador, pinta para andar por la vida, en sus gestos, en la forma de jugar es como ver a un clon de Redondo sobre el campo. Gago, no oculta su admiración por el ex madridista: “siempre me fijé en Redondo, veía todos los partidos del Madrid por él, lo admiro profundamente y me encantaría ser el jugador que él fue”. De paso, Redondo, le devuelve los piropos siempre que puede: “es un jugador sublime, de los que me gustaría tener siempre en mi equipo, tenemos “cinco” para muchos años en la selección Argentina”.

Ver a Gago sobre el césped es una verdadera maravilla; no sólo es un virtuoso con la pelota en los pies, no vive de ello, sino que corre los noventa minutos y se ofrece a sus compañeros para darle la mejor salida a la pelota. Es de esa clase casi extinta de jugadores que te aseguran la posesión del balón, y de paso se la quita al contrario. Parece evidente que el Madrid, tras la marcha de Redondo, adolece de una posición y una función tan importante como es el medio centro. Incluso con Makelele esa posición estaba cubierta, por su garra y presencia, pero nunca con la calidad y la personalidad del príncipe. Gravesen, este perro de presa, este “gran danés”, no es medio centro, y Guti tampoco, y además debe jugar más cerca de la media punta que es donde su visión hace más daño. Fernando Gago es el jugador, es la pieza que le falta al equipo blanco, el mejor fichaje que puede hacer, por calidad, por función, por edad y proyección, y hasta por sentimiento.

¿Su futuro? Él lo tiene claro, y si los caprichos del destino no dicen lo contrario, el Madrid debería ser su próxima casa. A Gago se le escapa la ilusión, las sonrisas contenidas cuando escucha que su futuro podría ser blanco. Sin pisar Chamartín él ya se siente madridista, creció en las categorías inferiores de Boca con un ojo puesto en la primera del torneo argentino y con otro puesto en Europa, el sueño de todo jugador sudamericano. Ha confesado que la liga española es la que más le gusta, y que sueña con llegar a jugar en el equipo donde su ídolo triunfó; de hecho cuando el año pasado el Atlético de Madrid se interesó por él, sus preferencias personales tuvieron mucho que ver en que no se cerrara la operación. Él espera tranquilo, el Madrid ya se ha interesado por su fichaje, y mientras no para de ganar títulos con los xeneizes, en el 2005 fueron cuatro, la Copa Sudamericana entre ellos. Lo único que hoy por hoy parece separar a Gago del Madrid es el año de contrato que le queda con Boca, y las pretensiones económicas del club bonaerense.

El Madrid, y los demás clubes europeos se pueden dar con un canto en los dientes de que Pekerman no tenga tiempo para llevarlo a este Mundial, por que sino su cotización se revalorizaría de sobremanera. Desde el centro del campo de la Bombonera cada domingo se postula, y sueña despierto con fichar por el Madrid, y además él tiene permiso para hacerlo. Fernando Gago ya está listo, su juego pide a gritos dar un merecido salto a Europa, y por ende, al Real Madrid.

Qué bueno eres pibe!

Gago, sucesor de Redondo

Luciano Sabatini
Luciano Sabatini
domingo, 16 de abril de 2006, 21:02 h (CET)
Quizás sea la pelota quien más llore la ausencia del príncipe, Fernando Redondo, y con ella la insolente falta de caricias a las que estaba acostumbrada de su pierna izquierda. Lástima que no hayan tomado ejemplo casi ningún medio centro de la nueva hornada. Sino que le pregunten al centro del campo del Madrid, y al balón que rueda trompicado cada fin de semana en el Santiago Bernabeu, y al que parece imposible que jugadores como Thomas Gravesen den un criterio acertado.

Pero Redondo creo escuela, y somos muchos los niños y chavales que no despegábamos ojo del televisor cuando él tocaba la pelota. Uno de esos niños hoy se ha hecho hombre jugando al fútbol, se llama Fernando Gago y juega en Boca Juniors.

Gago encarna sobre el campo todas las virtudes del clásico cinco sudamericano: toque, visión de juego, personalidad, presencia, garra, calidad con el balón, y quizá lo más importante, sabe lo que es el amor a unos colores. Cuando avanza con la pelota pegada al pie da una sensación tan grande de seguridad que se le pide algo más, una gambeta burlona, un taquito como si jugara en el patio del colegio. Él es la verdadera centralita de Boca Juniors, el motor del equipo campeón, todos los balones pasan por él, y demuestra una personalidad impropia, casi insultante para sus escasos 20 años recién cumplidos.

Estampa de jugador, pinta para andar por la vida, en sus gestos, en la forma de jugar es como ver a un clon de Redondo sobre el campo. Gago, no oculta su admiración por el ex madridista: “siempre me fijé en Redondo, veía todos los partidos del Madrid por él, lo admiro profundamente y me encantaría ser el jugador que él fue”. De paso, Redondo, le devuelve los piropos siempre que puede: “es un jugador sublime, de los que me gustaría tener siempre en mi equipo, tenemos “cinco” para muchos años en la selección Argentina”.

Ver a Gago sobre el césped es una verdadera maravilla; no sólo es un virtuoso con la pelota en los pies, no vive de ello, sino que corre los noventa minutos y se ofrece a sus compañeros para darle la mejor salida a la pelota. Es de esa clase casi extinta de jugadores que te aseguran la posesión del balón, y de paso se la quita al contrario. Parece evidente que el Madrid, tras la marcha de Redondo, adolece de una posición y una función tan importante como es el medio centro. Incluso con Makelele esa posición estaba cubierta, por su garra y presencia, pero nunca con la calidad y la personalidad del príncipe. Gravesen, este perro de presa, este “gran danés”, no es medio centro, y Guti tampoco, y además debe jugar más cerca de la media punta que es donde su visión hace más daño. Fernando Gago es el jugador, es la pieza que le falta al equipo blanco, el mejor fichaje que puede hacer, por calidad, por función, por edad y proyección, y hasta por sentimiento.

¿Su futuro? Él lo tiene claro, y si los caprichos del destino no dicen lo contrario, el Madrid debería ser su próxima casa. A Gago se le escapa la ilusión, las sonrisas contenidas cuando escucha que su futuro podría ser blanco. Sin pisar Chamartín él ya se siente madridista, creció en las categorías inferiores de Boca con un ojo puesto en la primera del torneo argentino y con otro puesto en Europa, el sueño de todo jugador sudamericano. Ha confesado que la liga española es la que más le gusta, y que sueña con llegar a jugar en el equipo donde su ídolo triunfó; de hecho cuando el año pasado el Atlético de Madrid se interesó por él, sus preferencias personales tuvieron mucho que ver en que no se cerrara la operación. Él espera tranquilo, el Madrid ya se ha interesado por su fichaje, y mientras no para de ganar títulos con los xeneizes, en el 2005 fueron cuatro, la Copa Sudamericana entre ellos. Lo único que hoy por hoy parece separar a Gago del Madrid es el año de contrato que le queda con Boca, y las pretensiones económicas del club bonaerense.

El Madrid, y los demás clubes europeos se pueden dar con un canto en los dientes de que Pekerman no tenga tiempo para llevarlo a este Mundial, por que sino su cotización se revalorizaría de sobremanera. Desde el centro del campo de la Bombonera cada domingo se postula, y sueña despierto con fichar por el Madrid, y además él tiene permiso para hacerlo. Fernando Gago ya está listo, su juego pide a gritos dar un merecido salto a Europa, y por ende, al Real Madrid.

Qué bueno eres pibe!

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