Los grandes pensadores griegos, quienes sostenían la importancia del “ocio creativo”, fueron los que aplicaron la racionalidad en la búsqueda de los orígenes del hombre y el destino de su espiritualidad. Estos filósofos desde su inicio trataron de encontrar respuestas, aplicando la razón y obviando la ingenuidad de los fundamentos establecidos.
¿Resulta hoy posible aplicar estas teorías y desarrollos en el mundo del siglo XXI?, después de siglos de concebidas parecería que sí, ya que aunque la civilización ha vivido y experimentado todo tipo realidades adversas, estos conceptos no se han modificado.
La Constitución Nacional o Provincial de una Nación, la denominada Ley de la Leyes, es el sistema de valores morales y filosóficos que históricamente mantiene unido y cohesionado un pueblo, la que se da en su nacimiento como Estado independiente o autónomo.
Por eso resulta alarmante que en varias provincias argentinas se estén ocupando en modificar sus constituciones, en muchos casos con inocultable ligereza y por conveniencias vinculadas con la coyuntura o con intereses políticos de corto plazo, para servir a proyectos políticos y personales desprovistos de un legítimo espíritu republicano y democrático.
Hoy nos despertamos con noticias que descarnadamente, nos presentan sucesos característicos del ser humano, y que en realidad se debe a la virtud o la inmoralidad que el hombre poseía en el origen de los tiempos.
El hombre en su génesis organizó su vida, estableciendo como primera regla su supervivencia, posteriormente la conquista de otros espacios de poder y algunos, los mas arriesgados, buscaron la conquista de la supremacía sobre sus iguales para que los posicione en la historia del mundo, sin particularmente respetar las reglas mínimas de la convivencia.
Muchos argentinos creen ver solo estos escenarios en nuestra Nación, y pontifican, en este país “que podes esperar”, sin comprender que estas características pertenecen al ser humano en su conjunto y se da en distintos ámbitos de desigual modo, inexorablemente por la contribución en esos países de su historia, tradición, cultura y religión, que van moldeando las personalidades de sus dirigentes.
La tarea formidable que enfrentan nuestras generaciones venideras es ante todo aprender del pasado, instruirse en la historia social del mundo y formarse en un ambiente de respeto por sus iguales y esencialmente en un sistema democrático y republicano.
El conocimiento y juicio del pasado es imprescindible a la hora de tomar decisiones, el hombre es el único animal que tropieza dos veces con una misma piedra, de esto podemos mencionar cientos de casos a lo largo de nuestra historia. La comprensión del pensamientote filósofo nos ayudara a discernir ese mecanismo innato que mueve cada quehacer del hombre en la sociedad actual. La educación en democracia es esencial a la hora de entender el derechos de los otros y no solo los nuestros, comprender que el acceso a la cultura y la libertad son puntales sobre los que debe establecerse las sociedades modernas.
Los ideales que sustentaron los lideres de la Revolución Francés, no debemos abandonarlos nunca, aunque la mezquindad de los dirigentes del mundo actual nos desanime, un hombre sin ideales esta vació de contenido. El verdadero motor de nuestras vidas son los paradigmas de esos grandes hombres que nos legaron su cultura, un mundo mas justo es posible, aunque pasen siglos en conseguirlo debemos aportas nuestro mejor decir y nuestro supremo esfuerzo en esta tarea. León Tolstoi, (1828-1910) novelista ruso, profundo pensador social y moral, y uno de los más grandes autores de todos los tiempos. En su relato El Origen del Mal Concluye - No es el hambre, el amor, la ira ni el miedo, la fuente de nuestros males, sino nuestra propia naturaleza. Ella es la que engendra el hambre, el amor, la ira y el miedo.