Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Cesta de Dulcinea
Releyendo sus primeros cuentos, relacionados con la infancia, Cuentos de mamá, vemos que el autor los denomina “memorias infantiles; manojo de las primerísimas vividuras”

Los cuentos de Pavón y un queso en aceite (I)

|

Ya ha habido presentaciones con Almud, en distintos lugares, de la reedición del libro de Francisco García Pavón, Estudios manchegos. Tres ensayos y una carta. Hace tiempo leí algún tomo, son cuatro, aunque pronto aparecerá una nueva edición de cinco, de las obras completas publicadas por la BAM de la Diputación de Ciudad Real, del autor del que este año celebramos su centenario. Releyendo sus primeros cuentos, relacionados con la infancia, Cuentos de mamá, donde en el primer volumen Emilio Alarcos Llorach afirma que “La narrativa de Pavón consiste en esa búsqueda, si no angustiada, sí dolorida, del tiempo perdido; en esa insistente reconstrucción del mundo edénico infantil”, vemos que el autor los denomina “memorias infantiles; manojo de las primerísimas vividuras que abrazan los cimientos imborrables del resto de mi existencia”.


Son veinticinco cuentecillos breves divididos en tres partes que nos llevan a mundos lejanos o cuasi conocidos, el de nuestros padres, abuelos y bisabuelos, expresivos en costumbres, en vocabulario, en maneras de vivir y morir, donde un Paco García Pavón-niño descubre en una familia tomellosera acomodada, muy sutilmente o a lo bestia, los movimientos descarnados de lo que fue la vida en una localidad como Tomelloso, como lo fue en muchos de nuestros pueblos: Las primeras experiencias con la enfermedad y la muerte, los primeros escarceos sexuales, las relaciones familiares con el servicio, los personajes rurales típicos de barrio, y las páginas donde un niño y joven Paco nos muestra cómo se vivía hace un siglo, sin evitar adjetivos inapropiados ni opiniones malsanas, a cual más brutas o encubiertas, más sugerentes o directas, más detallistas o generales, realismo puro y duro, para nada se podrían calificar como cuentos infantiles aunque tengan a niños, casi siempre su hermano pequeño y él, como protagonistas.


Pero hay más en estas breves narraciones: la delicadeza de la madre y su mirada; la firmeza del padre al educar; la fiel chacha Tala, que lo protege y le enseña oraciones antiguas; el guarro de matanza que nos regala la vejiga para jugar y nos lleva a rememorar sus chillidos, o silencios colgado en la cadena del jaraíz; otra chacha Ramona de la que mejor no decir nada, por aquello de las pesadillas infantiles; los primeros coches que llegan a los pueblos a principios del siglo XX, y siempre la costumbre aceptada controlándolo todo, aunque ya nuevas costumbres entren en la cercana Madrid a todas horas. Francisco García Pavón era un niño de balcón, observador de movimientos vecinales, de consignas, de detalles domésticos, de orinales de porcelana, percheros miedosos y libidinosos, de borrachos de pueblo, de mujeres manchegas limpias, sencillas, de una sociedad harto machista, que le falta el respeto a la mujer, a la que no deja elegir un trabajo por necesidad o moralidad, y paralelamente vea emerger a otra mujer extranjera impartiendo idiomas. Cuentos de mamá para disfrutar y pasar un rato de choroviteo.  

Los cuentos de Pavón y un queso en aceite (I)

Releyendo sus primeros cuentos, relacionados con la infancia, Cuentos de mamá, vemos que el autor los denomina “memorias infantiles; manojo de las primerísimas vividuras”
Nieves Fernández
miércoles, 13 de febrero de 2019, 08:42 h (CET)

Ya ha habido presentaciones con Almud, en distintos lugares, de la reedición del libro de Francisco García Pavón, Estudios manchegos. Tres ensayos y una carta. Hace tiempo leí algún tomo, son cuatro, aunque pronto aparecerá una nueva edición de cinco, de las obras completas publicadas por la BAM de la Diputación de Ciudad Real, del autor del que este año celebramos su centenario. Releyendo sus primeros cuentos, relacionados con la infancia, Cuentos de mamá, donde en el primer volumen Emilio Alarcos Llorach afirma que “La narrativa de Pavón consiste en esa búsqueda, si no angustiada, sí dolorida, del tiempo perdido; en esa insistente reconstrucción del mundo edénico infantil”, vemos que el autor los denomina “memorias infantiles; manojo de las primerísimas vividuras que abrazan los cimientos imborrables del resto de mi existencia”.


Son veinticinco cuentecillos breves divididos en tres partes que nos llevan a mundos lejanos o cuasi conocidos, el de nuestros padres, abuelos y bisabuelos, expresivos en costumbres, en vocabulario, en maneras de vivir y morir, donde un Paco García Pavón-niño descubre en una familia tomellosera acomodada, muy sutilmente o a lo bestia, los movimientos descarnados de lo que fue la vida en una localidad como Tomelloso, como lo fue en muchos de nuestros pueblos: Las primeras experiencias con la enfermedad y la muerte, los primeros escarceos sexuales, las relaciones familiares con el servicio, los personajes rurales típicos de barrio, y las páginas donde un niño y joven Paco nos muestra cómo se vivía hace un siglo, sin evitar adjetivos inapropiados ni opiniones malsanas, a cual más brutas o encubiertas, más sugerentes o directas, más detallistas o generales, realismo puro y duro, para nada se podrían calificar como cuentos infantiles aunque tengan a niños, casi siempre su hermano pequeño y él, como protagonistas.


Pero hay más en estas breves narraciones: la delicadeza de la madre y su mirada; la firmeza del padre al educar; la fiel chacha Tala, que lo protege y le enseña oraciones antiguas; el guarro de matanza que nos regala la vejiga para jugar y nos lleva a rememorar sus chillidos, o silencios colgado en la cadena del jaraíz; otra chacha Ramona de la que mejor no decir nada, por aquello de las pesadillas infantiles; los primeros coches que llegan a los pueblos a principios del siglo XX, y siempre la costumbre aceptada controlándolo todo, aunque ya nuevas costumbres entren en la cercana Madrid a todas horas. Francisco García Pavón era un niño de balcón, observador de movimientos vecinales, de consignas, de detalles domésticos, de orinales de porcelana, percheros miedosos y libidinosos, de borrachos de pueblo, de mujeres manchegas limpias, sencillas, de una sociedad harto machista, que le falta el respeto a la mujer, a la que no deja elegir un trabajo por necesidad o moralidad, y paralelamente vea emerger a otra mujer extranjera impartiendo idiomas. Cuentos de mamá para disfrutar y pasar un rato de choroviteo.  

Noticias relacionadas

Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre un aspecto de la vida actual que parece extremadamente novedoso por sus avances agigantados en el mundo de la tecnología, pero cuyo planteo persiste desde Platón hasta nuestros días, a saber, la realidad virtual inmiscuida hasta el tuétano en nuestra cotidianidad y la posibilidad de que llegue el día en que no podamos distinguir entre "lo real" y "lo virtual".

Algo ocurre con la salud de las democracias en el mundo. Hasta hace pocas décadas, el prestigio de las democracias establecía límites políticos y éticos y articulaba las formas de convivencia entre estados y entre los propios sujetos. Reglas comunes que adquirían vigencia por imperio de lo consuetudinario y de los grandes edificios jurídicos y filosófico político y que se valoraban positivamente en todo el mundo, al que denominábamos presuntuosamente “libre”.

Pienso que habrá cada vez más Cat Cafés y no solamente cafeterías, cualquier ciudadano que tenga un negocio podría colaborar. Sólo le hace falta una habitación dedicada a los gatos. Es horrible en muchos países del planeta, el caso de los abandonos de animales, el trato hacia los toros, galgos… las que pasan algunos de ellos… Y sin embargo encuentro gente que se vuelca en ayudarles y llegan a tener un número grande de perros y gatos.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto