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”La justicia engrandece a la nación, mas el pecado es la afrenta de los pueblos” (Proverbios 14:34)

Extremismos políticos

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Las declaraciones de políticos emergentes como Albert Rivera, Pablo Casado y Santiago Abascal manifiestan que se consideran estar en posesión de la verdad absoluta y que cuando hablan lo hacen ex cathedra. Ni el Concilio Vaticano I que en el año 10 proclamó la infalibilidad papal cuando proclama ex cathedra dogmas, no pueden pasar la prueba del algodón.


La Iglesia católica cuando ha estado protegida por el Estado se encontraba en condiciones de hacer prevalecer lo que ella considera ser su verdad y la autoridad civil era el brazo ejecutor de las sentencias que dictaba. Sobre la disidencia caía el peso del poder del Estado sujeto a la autoridad de la Iglesia católica. Las cruzadas son una evidencia de que los infieles no tenían derecho a vivir. Hoy considera que todas las religiones son caminos a la salvación. La Inquisición, con el apoyo del poder civil se encargaba de hacer desaparecer la herejía de sobre la faz de la tierra. A los protestantes que se les tenía reservado morir en la hoguera, hoy los considera “hermanos separados”. Las verdades absolutas de fabricación humana tienen fecha de caducidad. Se deshacen como la niebla matutina al salir el sol. Las verdades absolutas si son apoyadas por el Estado son muy dañinas.

Por toda la tierra, y nuestro país no se lo mira desde la barrera, crecen los absolutismos hoy denominados populismos. Cuando consiguen mayorías suficientes ajustan las leyes a su conveniencia. La palabra ley sale de sus labios como si fuese una ametralladora. Por el imperio de la ley del más fuerte se encarcela a los disidentes porque dicen que la obediencia a la ley es la salvaguarda de la democracia. Las leyes que son fruto del poder absoluto no son garantía de que se proteja la democracia. No favorecen las libertades personales ni la libertad de pensamiento y de expresión. Se convierten en leyes mordaza que al amparo del Estado desmantelan los medios de comunicación y se encarcela a los periodistas que critican al Gobierno. El miedo se implanta en el país y la prosperidad da paso a la miseria. La justicia como dice el texto bíblico engrandece a las naciones, pero el pecado es una afrenta a ellas.

La extrema derecha crece lozana por doquier, crecimiento que hace estremecer a los llamados gobiernos democráticos. La causa se debe a que no se aplica la ley a todos con la misma vara de medir. Para muchos la ley es inapelable. Una minoría la elude debido a las tramas mafiosas existentes entre los transgresores de la ley y los poderes legislativo y ejecutivo del Estado. La extrema derecha se constituye en una amenaza debido a dicha complicidad. Para intentar mantenerla a raya se intenta crear en su entorno un cordón sanitario para impedir que la infección se expanda. En tanto la injusticia siga proliferando lozana no hay cordón sanitario que la frene. El único cordón sanitario que puede apaciguarla es la aplicación de la “la justicia engrandece a la nación”. “La gloria de las naciones es investigar la Palabra” (Proverbios 25: 2). En la palabra se encuentra todo lo que se necesita saber para hacer prosperar la justicia que enaltece a la nación. La Biblia por ser revelación de Dios sus pensamientos no son los nuestros ni sus caminos son los nuestros (Isaías 55:8). Este texto indica que entre Dios y el ser humano existe un territorio que debe explorarse. La responsabilidad de investigar este territorio desconocido recae en todas las personas porque todas tienen la obligación da hacerlo ya que se descube a Cristo que es la luz de Dios que ha venido a este mundo para que el hombre no ande en tinieblas. Esta investigación si la hiciesen la mayoría de las personas sin excluir a quienes de la política hacen un modo de vida, el resultado sería que las tinieblas espirituales que envuelven a nuestras almas y que impiden que se encuentre la salida a la caótica situación actual, desaparecerían. El Roto creo que describe perfectamente de manera gráfica la situación de hoy cuando en una de sus viñetas presenta a un hombre que conectado a un ingenio electrónico, piensa: “¡He olvidado el código y no sé cómo salir de aquí!”

El orgullo impide ver la condición humana. El hecho de que el ser humano sea capaz de realizar algunas obras éticamente buenas no le deja ver la verdad bíblica de que el hombre “está muerto en sus delitos y pecados” y de que sus pensamientos constantemente piensan en hacer el mal. La gracia de Dios impide que el hombre pueda entregarse a hacer el mal sin freno. Tal como indican los acontecimientos la situación va de mal a peor. La maldad se intensifica. Las religiones son incapaces porque a la vez son parte del problema. Detrás de la extrema derecha se encuentra la Iglesia que no denuncia su comportamiento y que con su silencio permite que siga por sus caminos equivocados.

El cristianismo verdadero no es una religión. Es una persona, Jesús de Nazaret que guía a quienes creen en Él por los senderos de la justicia que enaltece a las naciones: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura, las cosas viejas pasaron, he aquí son hechas nuevas” (2 Corintios 5: 17). Cristo es la cuerda que nos puede sacar del lodazal en que nos ha metido el pecado.

Extremismos políticos

”La justicia engrandece a la nación, mas el pecado es la afrenta de los pueblos” (Proverbios 14:34)
Octavi Pereña
martes, 5 de febrero de 2019, 08:50 h (CET)

Las declaraciones de políticos emergentes como Albert Rivera, Pablo Casado y Santiago Abascal manifiestan que se consideran estar en posesión de la verdad absoluta y que cuando hablan lo hacen ex cathedra. Ni el Concilio Vaticano I que en el año 10 proclamó la infalibilidad papal cuando proclama ex cathedra dogmas, no pueden pasar la prueba del algodón.


La Iglesia católica cuando ha estado protegida por el Estado se encontraba en condiciones de hacer prevalecer lo que ella considera ser su verdad y la autoridad civil era el brazo ejecutor de las sentencias que dictaba. Sobre la disidencia caía el peso del poder del Estado sujeto a la autoridad de la Iglesia católica. Las cruzadas son una evidencia de que los infieles no tenían derecho a vivir. Hoy considera que todas las religiones son caminos a la salvación. La Inquisición, con el apoyo del poder civil se encargaba de hacer desaparecer la herejía de sobre la faz de la tierra. A los protestantes que se les tenía reservado morir en la hoguera, hoy los considera “hermanos separados”. Las verdades absolutas de fabricación humana tienen fecha de caducidad. Se deshacen como la niebla matutina al salir el sol. Las verdades absolutas si son apoyadas por el Estado son muy dañinas.

Por toda la tierra, y nuestro país no se lo mira desde la barrera, crecen los absolutismos hoy denominados populismos. Cuando consiguen mayorías suficientes ajustan las leyes a su conveniencia. La palabra ley sale de sus labios como si fuese una ametralladora. Por el imperio de la ley del más fuerte se encarcela a los disidentes porque dicen que la obediencia a la ley es la salvaguarda de la democracia. Las leyes que son fruto del poder absoluto no son garantía de que se proteja la democracia. No favorecen las libertades personales ni la libertad de pensamiento y de expresión. Se convierten en leyes mordaza que al amparo del Estado desmantelan los medios de comunicación y se encarcela a los periodistas que critican al Gobierno. El miedo se implanta en el país y la prosperidad da paso a la miseria. La justicia como dice el texto bíblico engrandece a las naciones, pero el pecado es una afrenta a ellas.

La extrema derecha crece lozana por doquier, crecimiento que hace estremecer a los llamados gobiernos democráticos. La causa se debe a que no se aplica la ley a todos con la misma vara de medir. Para muchos la ley es inapelable. Una minoría la elude debido a las tramas mafiosas existentes entre los transgresores de la ley y los poderes legislativo y ejecutivo del Estado. La extrema derecha se constituye en una amenaza debido a dicha complicidad. Para intentar mantenerla a raya se intenta crear en su entorno un cordón sanitario para impedir que la infección se expanda. En tanto la injusticia siga proliferando lozana no hay cordón sanitario que la frene. El único cordón sanitario que puede apaciguarla es la aplicación de la “la justicia engrandece a la nación”. “La gloria de las naciones es investigar la Palabra” (Proverbios 25: 2). En la palabra se encuentra todo lo que se necesita saber para hacer prosperar la justicia que enaltece a la nación. La Biblia por ser revelación de Dios sus pensamientos no son los nuestros ni sus caminos son los nuestros (Isaías 55:8). Este texto indica que entre Dios y el ser humano existe un territorio que debe explorarse. La responsabilidad de investigar este territorio desconocido recae en todas las personas porque todas tienen la obligación da hacerlo ya que se descube a Cristo que es la luz de Dios que ha venido a este mundo para que el hombre no ande en tinieblas. Esta investigación si la hiciesen la mayoría de las personas sin excluir a quienes de la política hacen un modo de vida, el resultado sería que las tinieblas espirituales que envuelven a nuestras almas y que impiden que se encuentre la salida a la caótica situación actual, desaparecerían. El Roto creo que describe perfectamente de manera gráfica la situación de hoy cuando en una de sus viñetas presenta a un hombre que conectado a un ingenio electrónico, piensa: “¡He olvidado el código y no sé cómo salir de aquí!”

El orgullo impide ver la condición humana. El hecho de que el ser humano sea capaz de realizar algunas obras éticamente buenas no le deja ver la verdad bíblica de que el hombre “está muerto en sus delitos y pecados” y de que sus pensamientos constantemente piensan en hacer el mal. La gracia de Dios impide que el hombre pueda entregarse a hacer el mal sin freno. Tal como indican los acontecimientos la situación va de mal a peor. La maldad se intensifica. Las religiones son incapaces porque a la vez son parte del problema. Detrás de la extrema derecha se encuentra la Iglesia que no denuncia su comportamiento y que con su silencio permite que siga por sus caminos equivocados.

El cristianismo verdadero no es una religión. Es una persona, Jesús de Nazaret que guía a quienes creen en Él por los senderos de la justicia que enaltece a las naciones: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura, las cosas viejas pasaron, he aquí son hechas nuevas” (2 Corintios 5: 17). Cristo es la cuerda que nos puede sacar del lodazal en que nos ha metido el pecado.

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