Ya se aprobó el “estatut”.Era algo más que previsible. Pero sin embargo no he podido evitar ver la votación de lo señores diputados anhelando, aún sabiendo casi imposible, una sorpresa en la inclinación del voto de sus señorías.
Es bastante curioso como de más de trescientos diputados no haya ninguno que en alguna ocasión no esté de acuerdo con lo que marque la directiva de su partido. O bien sus señorías son amorales e incapaces de pensar por sí mismos o se venden al totalitarismo interno de los partidos a cambio de su plato de lentejas, que en este caso son algo más que unas lentejitas. Y es que el que se mueve no sale en la foto, como ya decía hace bastantes años nuestro amigo Alfonso Guerra, tratado como si de un padre de la patria se tratase que iba a salvar a España del “estatut”.No solo no nos ha arreglado el problema a los españoles con su papel de presidente de la comisión constitucional del Congreso, sino que tras sus duras críticas al proyecto de estatuto, ha votado a favor de este, como si no hubiera dicho nunca nada.
Otro que se ha retratado hoy ha sido nuestro “insigne” ministro de defensa el señor José Bono. Todo un patriota que presumía de ello hasta el ridículo, al que se le llenaba la boca hablando de España, al que no le cabía en la cabeza otra nación que no fuese la española. Sin embargo el ministro se ha ausentado de forma casual de la votación para no tener que votar que no. Que peligroso puede resultarnos tener un ministro de la defensa cobarde.
Ha estos y a algunos otros no se lo perdono. Al resto de diputados socialistas les doy el beneficio de la duda ya que la izquierda siempre ha sido internacionalista y no ha creído en la nación ni en los estados como el nuestro al considerarlos democracias burguesas. Por tanto espero que no hayan dado importancia al concepto de nación porque este concepto es liberal y no socialista. Deseo que los socialistas hayan apoyado esta patraña nacionalista por sus profundas convicciones izquierdistas y no lo hayan hecho, como creo yo, porque prefieren vender trozos de España al mejor postor, ya sea Convergencia y Unió, ya sea Esquerra, con tal de perpetuarse en el sillón y seguir mamando de la teta del estado durante un tiempo indefinido.
Tras el día de hoy España sigue siendo España, como nos dicen los socialistas. Pero han conseguido crear un estado de hecho, que no de derecho, dentro del nuestro. Han decidido por nosotros que es España (por lo visto un estado plurinacional), sin que podamos decidirlo los ciudadanos y marcando una senda peligrosa que seguirán las demás comunidades ansiosas de prebendas y competencias que nos llevarán a la “España virtual”, una España solo existente en las teorías y en las apariencias y por tanto a un nuevo régimen no elegido de forma democrática por todos.