Tiempos turbulentos corren para la Real Sociedad de San Sebastián. Finalizaba la jornada este miércoles en puestos de descenso tras la derrota por 2-0 en el Reyno de Navarra ante Osasuna y ayer mismo Gonzalo Arconada presentaba la dimisión, inducida o no, admitiendo su fracaso.

La patata caliente ahora es para José Mari Bakero; servidumbres del cargo, como en su día le tocó a Fernando Hierro en el Málaga.

Ciertamente, la trayectoria realista está siendo errática esta temporada, gris y con poco fútbol. Tras el cese de Amorrortu el mister del filial no ha conseguido ser el revulsivo que la directiva buscaba y ha dilapidado el crédito de su buena trayectoria en el filial en menos de tres meses.
Y eso que en el mercado invernal viéndole ya las orejas al lobo, el Consejo de Administración presidido por Fuentes se reforzó bien con Skoubo, Viáfara y Mark González.

Pero la Real no carbura y el pesimismo reina en el entorno txuriurdin desde hace tiempo ya. Entre medias, el affaire Zubiaurre, donde la Real ha sabido aprovecharse hasta el momento del craso error de Lamikiz, con criticable criterio ético, pero con argumentos legales de su lado (salvo la desproporción en la cláusula de rescisión del jugador en relación a sus emolumentos).

Con 27 puntos aún en juego y hasta 8 equipos en 6 puntos, nada está decidido aún entre éstos, pero la dinámica, la trayectoria última de la Real es la peor de los implicados con diferencia. 55 goles en contra - 8 más que el siguiente - y 25 a favor convierten a los blanquiazules en el equipo más goleado de Primera y el segundo menos goleador ... lapidario.

Queda margen de maniobra, pero la Real necesita un buen partido como el comer, para romper la inercia en la que está sumida. El caso es que la cantera sigue dando buenos jugadores: Xabi Prieto, Gari Uranga o el lesionado Mikel Aranburu son jugadores de primer nivel, pero en defensa los de la Bella Easo han naufragado clamorosamente ... y nada más salir de puerto.

La penosa herencia económica dejada por la gestión del Consejo presidido por Astiazaran – incomprensible, dada la cuantía razonable de los fichajes de la Real y lo que ingresó por la venta de Xabi Alonso al Liverpool – no era la mejor manera de comenzar la temporada, pero el mal rendimiento deportivo ha acabado por minar la moral del entorno y del propio club realista.

Es curioso que casi nadie cuestione o se plantee la vuelta a los orígenes de jugar sólo con jugadores vascos, en estos tiempos de crisis; parece una situación ya asimilada por su afición.

Veremos si Bakero logra romper la inercia y reconducir la nave realista. Con escasa experiencia como entrenador (Málaga B), pero exitoso bagaje como jugador, el de Goizueta se enfrenta en estos nueve partidos a su test más duro como profesional, que puede llevar a la Real a la salvación o al desastre.