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Daniel Bolufer

Y si…

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Imparable. Este podría ser uno de los muchos calificativos que acompañan al actual campeón de liga en su trayectoria en la presente temporada. Ni la ausencia de Xavi ha podido descompensar a un equipo plagado de buenos jugadores. Una plantilla donde cada jugador tiene bien definido su hueco en el equipo, no importa la ausencia en el once titular varios partidos, el nivel de compromiso de cada uno de ellos es excelente, de ahí a la gran actuación de muchos secundarios cuando el equipo lo necesita.

La espléndida temporada del Barcelona contrasta con el vacío existencial entre el liderato y los puestos de Champions League. Si a los 11 puntos de ventaja le sumamos el paupérrimo juego exhibido de sus “supuestos perseguidores”, no cabe duda de que la liga de las estrellas (extranjeras) ha perdido competitividad en los últimos años. Y no sólo en la parte alta de la clasificación, este año los equipos, de seguir así las cosas, se salvarán con menos de los 42 puntos que marca casi matemáticamente la salvación. El fútbol español ha caído en una espiral de mediocridad, jugadores y técnicos que no aportan el nivel competitivo que debería de tener la supuesta mejor liga del mundo. Los resultados fuera de nuestras fronteras lo avalan. El año pasado sólo el Villarreal fue capaz de superar los octavos de final en la UEFA, ni Barça ni Madrid, pudieron con Chelsea y Juventus en la Champions, y no vale salir con la excusa de que jugaban la vuelta en casa, porque…somos la mejor liga del mundo, ¿no?.

Y toda esta falta de competitividad repercute en la selección. La selección de todos que a nadie gusta. La selección de las ilusiones y las decepciones, bueno ilusiones, clasificarse después de jugar una repesca, esa es la única ilusión que nos puede dar la selección. La grandeza de los españoles y de España es que después de cada sorteo, nos pasan por la cabeza esas tres letras mágicas, ese hormigueo en el estómago del buen aficionado, que nos lleva por un segundo al más deseado sueño para un amante del fútbol y la selección. ¿Y si… ganamos el mundial? Sólo tres, para que 40 millones de personas crean lo increíble, desde la victoria contra los franceses en la Guerra de Independencia, nunca un triunfo sería tan celebrado.

Y si…

Daniel Bolufer
Daniel Bolufer
martes, 21 de marzo de 2006, 22:14 h (CET)
Imparable. Este podría ser uno de los muchos calificativos que acompañan al actual campeón de liga en su trayectoria en la presente temporada. Ni la ausencia de Xavi ha podido descompensar a un equipo plagado de buenos jugadores. Una plantilla donde cada jugador tiene bien definido su hueco en el equipo, no importa la ausencia en el once titular varios partidos, el nivel de compromiso de cada uno de ellos es excelente, de ahí a la gran actuación de muchos secundarios cuando el equipo lo necesita.

La espléndida temporada del Barcelona contrasta con el vacío existencial entre el liderato y los puestos de Champions League. Si a los 11 puntos de ventaja le sumamos el paupérrimo juego exhibido de sus “supuestos perseguidores”, no cabe duda de que la liga de las estrellas (extranjeras) ha perdido competitividad en los últimos años. Y no sólo en la parte alta de la clasificación, este año los equipos, de seguir así las cosas, se salvarán con menos de los 42 puntos que marca casi matemáticamente la salvación. El fútbol español ha caído en una espiral de mediocridad, jugadores y técnicos que no aportan el nivel competitivo que debería de tener la supuesta mejor liga del mundo. Los resultados fuera de nuestras fronteras lo avalan. El año pasado sólo el Villarreal fue capaz de superar los octavos de final en la UEFA, ni Barça ni Madrid, pudieron con Chelsea y Juventus en la Champions, y no vale salir con la excusa de que jugaban la vuelta en casa, porque…somos la mejor liga del mundo, ¿no?.

Y toda esta falta de competitividad repercute en la selección. La selección de todos que a nadie gusta. La selección de las ilusiones y las decepciones, bueno ilusiones, clasificarse después de jugar una repesca, esa es la única ilusión que nos puede dar la selección. La grandeza de los españoles y de España es que después de cada sorteo, nos pasan por la cabeza esas tres letras mágicas, ese hormigueo en el estómago del buen aficionado, que nos lleva por un segundo al más deseado sueño para un amante del fútbol y la selección. ¿Y si… ganamos el mundial? Sólo tres, para que 40 millones de personas crean lo increíble, desde la victoria contra los franceses en la Guerra de Independencia, nunca un triunfo sería tan celebrado.

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