Muchos films norteamericanos -de cualquier género, no sólo grandes superproducciones o películas de acción adrenalítica- se financian gracias a la publicidad explícita de grandes multinacionales. Así, en casi todas las películas con persecuciones de automóviles a toda velocidad -La Isla, Matrix Reloaded- son los fabricantes de coches los pagadores y los productores los beneficiarios de mostrar el logotipo de la empresa. Normalmente esto no afecta a la calidad de la película, mediocre por lo general, e incluso a veces ocurre lo impensable y la publicidad otorga un tono absolutamente paródico mejorando el producto final, caso de la hilarante Evolution, ayudando a paliar el tedio de convencionalismos y supuesta espectacularidad visual del que hace gala.
Gisaku de Baltasar Pedrosa, producido por Filmax Animation, es un largometraje de animación bidimensional realizado con fines publicitarios o, dicho de un modo más políticamente correcto, divulgativos. El objetivo, mostrar una imagen de la España moderna en la Exposición Universal celebrada en Aichi, pretende eliminar los tópicos nipones de la España negra atendiendo a los criterios culturales más exhibicionistas/monumentales de la tradición patria. Para eso, los protagonistas de este film de aventuras recorren Sevilla (La Giralda), Valencia (La Ciudad de las Artes y las Ciencias), Madrid (Las Torres Kio) o Barcelona (La Sagrada Familia) en pos de la llave de Izanagi, que tiene el poder de abrir o cerrar las Puertas del Mal. Para equilibrar un poco las cosas, uno de los protagonistas, Yobei, es un samurái que anda algo perdido en plena era tecnológica, sirviendo a Baltasar Pedrosa para ir visitando, con una mirada zalamera, cada uno de los elementos arquitectónicos, literarios (El Quijote de marras), artísticos (visita al Prado incluida), naturales (el Parque Natural de Doñana, refugio del lince ibérico, como bien se encarga de manifestar uno de los personajes principales) o gastronómicos, sin escatimar en tortilla española y jamón serrano.
Para los que quieran pasar un rato agradable Gisaku se ampara además en guiños agradables a La guerra de las galaxias (memorable la conversación con un trasunto de Yoda en lo alto de La Sagrada Familia) y en una concepción estética más cercana al anime japonés (no en vano, así se ha vendido en España) que a las producciones de animación europea, manteniendo el listón por encima de la media habida cuenta de sus intenciones propagandísticas y pese a la ingenuidad de algunas de las ideas de su desarrollo argumental.