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Nazareth Heredia

“El Nano” ha vuelto

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“El Nano” ha vuelto a las andadas. El asturiano no se conforma con un Campeonato del Mundo, sino que va a por el segundo. Y no va en broma, no. Lo que esa fría mente calculadora quiere, lo consigue. Primera cita, Bareinh, ya es suya. No le importó que el gran Michael estuviese por delante de él, en la pole (él cuarto), ni que el “siempre lo intento pero nunca lo consigo” de Raikkonen estuviese también cerca, que hubiese adelantado desde la última posición hasta alcanzar la tercera. No, por la cabecita de Alonso sólo pasaba el conseguir la primera victoria de la temporada e ir a por el segundo.

Lo de mente fría y calculadora va en serio. No he visto persona en la tierra que tenga las cosas tan claras y la mente tan concentrada en un objetivo. La pasada temporada desbancó al siete veces campeón del mundo y no tuvo piedad con la máquina negra. Serio, sin expresión de alegría, tristeza o decepción en el rostro, Alonso superaba cada carrera, con más o menos éxito, pero sin inmutarse. Parecía un robot que cumple misiones, pero no se alegraba por ellas.

Pero llegó el título a sus manos y todas las emociones acumuladas a lo largo de toda la temporada saltaron juntas en un estallido de alegría y superioridad impactantes: “Toma, toma, toma”. El Mundo era suyo, España era suya, Michael y Kimi eran suyos. Era el amo del mundo y él lo sabía, por eso gritaba. Hasta que no lo tuvo todo en sus manos no quiso alardear de nada. Díganme ustedes que eso no es de ser calculador…

Este año quiere volver a conquistar el mundo, de nuevo hacer historia. Quiere rendir España a sus pies, otra vez. Quiere que, como decía Antonio Lobato en alguna columna de opinión, las paellas se queden frías y el arroz se quede duro los domingos. Y pongo la mano en el fuego por ello. Ha comenzado su revalidación del título de la mejor forma posible: ganando. Ahora lo único que le queda es demostrar que lo pasado no fue la suerte del novato, que le salió todo. Debe demostrar que él es el mejor piloto de Fórmula 1 del mundo y que por eso está donde está y se lo rifan las escuderías. Mientras tanto, el mundo de la Fórmula 1 seguirá teniendo el color de la bandera asturiana, el color que ahora mismo tienen los corazones de España.

“El Nano” ha vuelto

Nazareth Heredia
Nazareth Heredia
jueves, 16 de marzo de 2006, 23:51 h (CET)
“El Nano” ha vuelto a las andadas. El asturiano no se conforma con un Campeonato del Mundo, sino que va a por el segundo. Y no va en broma, no. Lo que esa fría mente calculadora quiere, lo consigue. Primera cita, Bareinh, ya es suya. No le importó que el gran Michael estuviese por delante de él, en la pole (él cuarto), ni que el “siempre lo intento pero nunca lo consigo” de Raikkonen estuviese también cerca, que hubiese adelantado desde la última posición hasta alcanzar la tercera. No, por la cabecita de Alonso sólo pasaba el conseguir la primera victoria de la temporada e ir a por el segundo.

Lo de mente fría y calculadora va en serio. No he visto persona en la tierra que tenga las cosas tan claras y la mente tan concentrada en un objetivo. La pasada temporada desbancó al siete veces campeón del mundo y no tuvo piedad con la máquina negra. Serio, sin expresión de alegría, tristeza o decepción en el rostro, Alonso superaba cada carrera, con más o menos éxito, pero sin inmutarse. Parecía un robot que cumple misiones, pero no se alegraba por ellas.

Pero llegó el título a sus manos y todas las emociones acumuladas a lo largo de toda la temporada saltaron juntas en un estallido de alegría y superioridad impactantes: “Toma, toma, toma”. El Mundo era suyo, España era suya, Michael y Kimi eran suyos. Era el amo del mundo y él lo sabía, por eso gritaba. Hasta que no lo tuvo todo en sus manos no quiso alardear de nada. Díganme ustedes que eso no es de ser calculador…

Este año quiere volver a conquistar el mundo, de nuevo hacer historia. Quiere rendir España a sus pies, otra vez. Quiere que, como decía Antonio Lobato en alguna columna de opinión, las paellas se queden frías y el arroz se quede duro los domingos. Y pongo la mano en el fuego por ello. Ha comenzado su revalidación del título de la mejor forma posible: ganando. Ahora lo único que le queda es demostrar que lo pasado no fue la suerte del novato, que le salió todo. Debe demostrar que él es el mejor piloto de Fórmula 1 del mundo y que por eso está donde está y se lo rifan las escuderías. Mientras tanto, el mundo de la Fórmula 1 seguirá teniendo el color de la bandera asturiana, el color que ahora mismo tienen los corazones de España.

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