Considero que el paralelismo no puede ser más acertado. Si creyésemos en la metempsicosis o
transmigración de las almas podríamos pensar que el rey déspota, oportunista y mentiroso se habría
encarnado en Pedro Sánchez.
Fernando VII, para ser reconocido como rey, se plegó a las condiciones que le imponían los
liberales y juró la Constitución de 1812 que suprimió cuando puso en práctica el Manifiesto de los
Persas confeccionado por 96 diputados serviles y se dedicó a gobernar con un despotismo absoluto.
Pedro Sánchez prometió la Constitución de 1978 que en el Artículo 2 de su Título Preliminar
expone con meridiana claridad que ésta se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española,
patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las
nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas.
Pedro Sánchez para poder conseguir la Presidencia del Gobierno se ha apoyado precisamente en
los partidos políticos que quieren destruir a España, como son los separatistas catalanes y los vascos.
De la misma manera que ha necesitado los votos de Podemos que es un partido político que desea
llevar a España a una situación igual que a la que se encuentra Venezuela.
Es felón y traidor a la Constitución y a los españoles, pues, si prometió cumplirla, no puede, ni
debe de aliarse con los que desean fraccionar España.
La unidad de España se consiguió cuando el Reino de Aragón se unió al de Castilla, hace más
de quinientos años. Ahora Pedro Sánchez va a propiciar la ruptura de esta unidad pactando con los
independentistas.
Es traidor a su misma palabra, cosa que tiene demostrada más que de sobra. Cuando estaba en la
oposición se comprometió a retirar las concertinas de las vallas de Melilla y Ceuta. ¿Qué ha sido de
ellas? Están inamovibles en su lugar.
También cuando era oponente al partido que gobernaba, presidido por Mariano Rajoy, le exigía a
éste que, si no se aprobaban los Presupuestos del Estado, tenía que convocar elecciones, y, si no, habría
de someterse a una moción de confianza. Él está dispuesto a seguir gobernando aunque no le aprueben
los presupuestos para 2019.
Fernando VII se rodeó de una caterva de tiralevitas que presentaban siempre al rey como una
encarnación del bien contra el mal. Pedro Sánchez está acompañado por una traílla de aduladores que,
para presentarlo la más idóneo y capaz de las personas, no duda cada uno de ellos en hacer el ridículo con
tal de que su jefe salga incólume de situaciones en las que ha manifestado lo que piensa y después
expresar lo contrario de lo que antes había dicho.
Sólo vamos a citar, referenciar a todos sería inacabable, lo manifestado por la inefable,
indescriptible y sandia Carmen Calvo.
Pedro Sánchez, cuando aún no presidía nefastamente nuestro Gobierno, expuso claramente que
lo ocurrido en Cataluña el 1-O era una rebelión.
Sánchez, en el mes de mayo, cuando todavía no era presidente, afirmó, palabras textuales:
“clarísimamente ha habido un acto de rebelión en Cataluña”. Manifestación que expuso, sin paliativos, en
una entrevista que se le hizo en Antena 3, por lo que está grabada.
Bien, esta mujer de la que hablamos, no ha tenido empacho, ni reparo alguno en manifestar: “El
presidente del Gobierno nunca ha dicho que ha visto un delito de rebelión en Cataluña”.
Cuando los periodistas le anotaron que sí lo había expresado en el mes de mayo, sin pudor, ni
reparo alguno, dijo que entonces no era Presidente del Gobierno, sino Pedro Sánchez, que a ella le habían
preguntado por el Presidente del Gobierno, no por Pedro Sánchez, ya que las declaraciones de Sánchez
son del pasado mayo.
¿No siente vergüenza esta persona al intentar hacernos pasar por tontos a los españoles?
Posiblemente sea lo contrario.
¿Realmente estamos siendo gobernados por un esquizofrénico con desdoblamiento de la
personalidad y sufre alucinaciones y por ello en el mes de mayo pasado dijo una cosa y en la actualidad
refierae otra?
Sra Calvo, así, a los pies de los caballos, ha dejado a Sánchez, al pretender exonerarlo de la culpa
que comportan sus palabras, pues si, cuando no es Presidente expone unas ideas y, cuando lo es, expresa
las contrarias, hay un desdoblamiento de personalidad que merece ser tratado por un psiquiatra.
Ítem cuando de manera tan fullera fue elevado a la presidencia de nuestro Gobierno, en el mismo
día e instante dijo, cosa que pudimos oír todos los españoles, que inmediatamente convocaría elecciones.
Ahora no sólo se contradice, sino que afirma que agotará la legislatura, se aprueben o no los
presupuestos de 2019.
¿Pero esto qué es, estamos regidos por un ser que es una veleta y se mueve según sus
conveniencias y no las de que los que integramos este desventurado país?
Digo desventurado con todas sus letras porque no no nos merecemos que nos rija un ser que lo
mismo dice que se desdice.
Los españoles que tenemos refranes para todo contamos con uno que dice: “Otro vendrá que
bueno me hará”.
Con Pedro Sánchez se ha hecho patente. Cuando gobernaba el nefasto Rodríguez Zapatero,
pensábamos que no nos podía ocurrir nada peor, pues estuvo a punto de que España fuese rescatada como
ocurrió con Portugal cosa que nos hubiese hundido en el precipicio. Tanto que desde EE.UU. pasando
por Alemania y China tuvieron que llamarle la atención para que rectificase su exacerbado optimismo y
no viese brotes verdes donde no se encontraban. Pues sí, hemos tenido la desgracia de que así sea, ya que
si nefasto fue Zapatero, pernicioso es Sánchez, puesto que, para mantenerse en el machito del mando no
duda en entregar a España a los que están deseando fracionarla.
Al igual que Fernando VII tiene la habilidad de llevar a sus interlocutores a su terreno eligiendo
siempre programar su actuación cuando las circunstancias políticas le son favorables.
Este rey, primero deseado y después detestado; como monarca absoluto, gobernó hasta el fin de
sus días. Pedro Sánchez, no ha sido deseado, sí denostado. Menos mal que estamos en democracia y,
aunque agote la legislatura, algún día tendrá que salir de la Moncloa para felicidad de los españoles.