Espectáculo futbolístico del once blaugrana en el maltrecho Stamfordbridge el pasado miércoles, especialmente el segundo tiempo. Habrá quien rebaje el valor del gran segundo tiempo de los de Rijkaard por ser frente a un contrario con 10 hombres. Pero pocas veces se ha visto tanto dominio de un rival frente sobre otro siendo ambos dos pesos pesados, aun con inferioridad numérica uno de ellos.

El segundo tiempo culé rozó la perfección: sobrios atrás y arrolladores en ataque, solo un error puntual de Motta, sin mayor mérito del contrario, hizo encajar un gol a los azulgrana. Valdés solventó bien la otra única oportunidad de los londinenses, despejando el peligroso remate de Drogba.

Hasta el medio campo, ritmo normal, pases precisos y a partir de ahí, con Messi y Eto’o en bandas, Ronaldinho y Deco por doquier (y Motta primero, luego Edmilsson guardando sus espaldas), el desborde, la velocidad, los pases al hueco y el peligro constante en forma de disparos, centros, pases … era un asedio, que milagrosamente para los azules se quedó en dos goles.

Ralló a gran altura todo el Barça, incluso atrás, donde Oleguer, Puyol y un gran Márquez abortaban el peligro y sacaban el balón bien jugado una vez sí y otra también.

Qué contraste con el paupérrimo partido del Madrid ante un buen Arsenal que la mayoría, por cierto había despreciado, catalogándole como un rival propicio y perita en dulce para los blancos. Toma perita, la perfecta disposición táctica de los gunners, un Henry superior a toda la galaxia (su gol: el paradigma de la potencia y la calidad), Cesc perfecto distribuyendo, Reyes incisivo por banda y una defensa rápida y solvente, con Toure y Senderos a un gran nivel, que hicieron olvidar a los internacionales Cole y Campbell, hacen que el 0-1 se antoje corto para los merecimientos de unos y otros: un 0-2, 1-2 o 1-3 habría hecho mayor justicia a lo visto sobre el Bernabeu.

Mazazo anímico para los de López Caro, fuera de la Copa, con pie y medio fuera de la Champions y a siete puntos del Barça pese a los últimos tropiezos culés, pintan negro el futuro inmediato deportivo en la Casa Blanca. Si el madridismo cree que todo se arregla fichando a Adriano o yendo a por Henry, que ya les ha dado calabazas por cierto, se volverán a equivocar.

Errática y errónea política de fichajes y nula planificación deportiva, ese es el diagnóstico que explica el fracaso blanco las últimas temporadas.

No quiero olvidarme del buen encuentro y resultado del Villarreal en Glasgow; sin que sirva de atenuante a su gran trayectoria en Champions, que le pregunten al ManU, aquí sí que es cierto que tenían enfrente a la cenicienta de los octavos de final. Pero aun siendo eso así, sacar un empate, que bien pudo ser victoria, en Escocia ante el correoso Rangers tiene su mérito.

En trece días el desenlace... pero el primer acto ha sido casi lapidario en los tres casos.