Telmo Zarraonaindía Montoya, ‘Zarra’, el histórico delantero del Athletic y de la Selección falleció ayer en Bilbao. Se ha ido una auténtica leyenda de nuestro fútbol, un hombre que quedará para la historia por haber marcado el legendario gol que eliminó a Inglaterra en el Mundial de 1950. Batió al guardameta Williams y consiguió la mejor clasificación de la historia del la Selección Española. La única vez que se logró superar la barrera de los cuartos de final.

Zarra se estrenó como goleador con la Selección en A Coruña, cuando marcó 2 de los 4 goles que el 6 de mayo de 1945 sirvieron para derrotar a Portugal. Era una época triste, miserable y represora. Pero de entre las tinieblas surgió un talento. Tan solo fueron 6 años de internacionalidades, pero en ese tiempo fue capaz de marcar 20 goles, ser convocado otras tantas veces y escribir su nombre entre los grandes de la selección.

Con el Athletic fue capaz de ganar 4 Copas del Generalísimo (la actual Copa del Rey) en las temporadas 1943, 44, 45 y 50. También se proclamó Campeón de Liga en 1943. Además, Zarra fue máximo goleador de la Liga en 6 ocasiones y consiguió un total de 334 goles con ‘los Leones’.Esto es casi uno por partido. ¡Un auténtico crack de su época! Formó la mítica delantera vasca con hombres como Iriondo, Venancio, Gainza o Panizo.

Sin duda son muchos los hitos de este gran jugador. Pero a pesar de los méritos futbolísticos, también hay que destacar su enorme deportividad. Fue un hombre extremadamente noble. Una de sus frases fue ‘mejor lesionarme yo que lesionar a otros’. Y así lo demostró cuando se lesionó en la temporada 1951-52 por no impactar contra Montes, el portero del Atlético de Madrid y poder causarle algún daño. Por eso, en sus vitrinas también ocupaban un lugar importante distinciones a la deportividad como el Botafumeiro de Plata o la insignia de Oro y Brillantes del Málaga.

Sin duda, Zarra se merece todos los homenajes posibles. No se podrá olvidar mediáticamente la figura de un hombre que lo ha sido todo. Desde ayer, al fútbol le falta uno de sus pilares. Una leyenda.