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Etiquetas | Hablemos sin tapujos | Política | Estados Unidos
“Necesitamos que la prensa con principios mantenga al poder en cuenta de la responsabilidad de sus actos, exigirle explicaciones por las atrocidades que cometan”. Merril Streep

La izquierda desvaría respecto al gobierno de Trump en EE.UU.

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Es evidente que, el lobby de mujeres feministas que hoy en día parten el bacalao en el politizado mundo del cine hollywudense, tiene mucha influencia en la política del país de las 50 estrellas blancas sobre fondo azul y, no importa recalcarlo, la mayoría de ellas siempre se han declarado demócratas y partidarias de la señora Clinton, a la que han venido rindiendo pleitesía durante toda la campaña que la anterior primera dama americana, desarrolló como aspirante a la presidencia de la nación, en su enfrentamiento con el señor Donald Trump, al que acusó de todo lo que puede ser acusado un político y, mucho más, si el político pertenece al partido republicano que, en Norteamérica, es lo mismo que declararse de derechas.


Siempre nos ha llamado la atención que todos estos millonarios tan puritanos, que forman el mundo de la farándula en la nación americana, tengan unas tragaderas tan grandes y permisivas cuando se trata de defender, tratar de excusar o buscar justificaciones cuando alguno de los suyos se encuentra en apuros por su conducta irregular, por haber ocultado ingresos al fisco o por estar enfrentado a los poderes públicos. No obstante, como se ha venido demostrando desde hace un tiempo, hacen ostentación de una moral victoriana cuando, a alguna de ellas, aunque que se traten de hechos que supuestamente tuvieron lugar, según sus propias declaraciones, veinte o más años atrás; algún salido del mundillo como productores, directores, guionistas o incluso representantes artísticos, ha intentado propasarse con ellas, ha cometido abusos sexuales o ha llegado a cometer el delito de violación, aprovechándose de que cualquiera de ellas, seguramente intentando conseguir participar en alguna comedia o filme, se les ponía al alcance de sus lujuriosas malas intenciones.


Faltaría saber si, en aquellas ocasiones, las que dieron facilidades o las que se mostraron receptivas a las lisonjas y requiebros de sus presuntos abusadores fueron ellas, dispuestas a aceptar el trueque, sexo por trabajo, con tal de conseguir el empleo solicitado y, aún en el caso contrario, cuántas de las que actualmente se han constituido en vengativas denunciantes de aquellos sátiros seductores, dejaron de aceptar o consentir el trueque que se les ofrecía. Hay en todo este proceso que viene afectando a importantes personalidades de la producción, dirección, artistas etc. del mundo del cine y el teatro, una circunstancia que no se puede considerar insignificante, sino que da lugar a que muchas de las acusaciones que se vienen formulando se deben más a un deseo del feminismo de contribuir a la lucha en contra de los hombres que, en realidad, a conseguir que se haga justicia, como la mayoría de ellas pretenden; lo que tampoco puede excluir el intento de conseguir interesantes compensaciones crematísticas si, los inculpados, se avienen, antes que presentarse ante el juez, a solucionar el entuerto a golpe de talonario.


Nos gustaría saber el porqué, señoras como Merryl Streep, por otra parte buenas actrices, pretenden abarcar campos de actuación en los que, evidentemente, no son expertas y quieren introducir temas feministas como arma arrojadiza en contra de unos señores que, simplemente no piensan igual que ellas en muchos extremos, lo que no es óbice a que no deban de ser respetados por sus ideas por muy contrarias a las que ellas puedan sostener. Los insultos, descalificaciones, chirigotas, maldades y calumnias que todas estas señoras tan puritanas, salvo en el caso de que “el guion lo demande”, una palabra mágica que las exonera de la moral para darle gusta al cuerpo y al bolsillo; no les importa mantener escenas de sexo en sus películas con cualquiera, aunque sea un desconocido, y a la vista de los millones de espectadores que verán sus películas. ¿Doble moral?, ¿una ética maleable según sean amigos o enemigos políticos los sometidos al sumarísimo juicio de los artistas de la comedia? ¿Acaso la familia Clinton no tenían cosas que esconder o sólo son imaginaciones de mentes calenturientas los jueguecitos sexuales de Bill con la becaria, en su despacho de la Casa Blanca?


Los periódicos españoles, con poquísimas excepciones, no han dejado de apalear con furia vesánica la figura del señor Donald Trump y, por añadidura, cuando han tenido ocasión, se han ensañado con toda su familia por cuestiones mínimas, que nada tienen que ver con las acusaciones que estos días están cayendo sobre varios miembros de nuestro Gobierno, con el señor Presidente al frente de ellos. Según nuestros diarios, emisoras de radio y TV, el usuario del despacho oval de la casa blanca es un desnortado, un imbécil, un ignorante y, por si fuera poco, un millonario al que la fortuna le ha tocado en la lotería. En resumen, para sus detractores este señor ganó las elecciones de chiripa ( aunque el número de votos que consiguió fue muy superior al de su oponente la señora Clinton); desde que ocupó su sillón el frente del gobierno americano, no ha dado pie con bola ( aunque su política de “América para los americanos”, la vieja doctrina de Monroe, no parece que sea tan absurda cuando ha conseguido que haya menos de 6 millones de parados (3´7%) cuando nunca anteriormente se había conseguido bajar del 4%; incluso para los hispanos, los peor parados, ha caído al 4´5% y, desde su su elección como presidente de los EE.UU, los niveles de empleo arrojan la creación de 4,2 millones de puestos de trabajo más ¡no está mal! ¿Eh?


Hablemos de las mujeres, ya que parece que las que más atacan a Trump son este grupo de votantes. Pues bien, si hablamos de la tasas de paro en la actualidad, podemos fijarla en un 3´6%, una décima por debajo del promedio nacional. Si hablamos de los sueldos, un tema que no deja indiferente a nadie, se puede decir que, durante los doce últimos meses, el sueldo por hora trabajada ha avanzado a una tasa del 2´8% mientras los ingresos semanales se han acrecentado en un 3´4%. ¿Es este un país que va mal? Claro que la propaganda, evidentemente trucada, que vemos en nuestra prensa nacional, pretende hacer ver que, con Trump, América va mal. No piensan lo mismo los que le votaron que, según las encuestas, siguen permaneciendo fieles a su presidente algo que, sin duda, han tenido que ir asimilando los senadores y congresistas de su partido que han empezado a aceptar que, lo que daban por hecho que sería un gobierno corto con elecciones anticipadas, a medida que van pasando los meses da muestras de ir asentándose algo que hasta los demócratas empiezan a asumir que van a tenerle que aguantar toda la legislatura, viendo que todos los esfuerzos, martingalas, trampas y zancadillas que han intentado ponerle hasta ahora, no han servido para nada más que para reafirmarle en su puesto.


Se han querido reír de él, hasta sus propios socios europeos pero, finalmente, han tenido que aceptar que la defensa de Europa debía recaer sobre las naciones que la integran, algo que nadie puede decir que se trate de una rareza de Trump, sino de una decisión razonable para quien es responsable de la vida de sus soldados que el resto de presidentes, incluido Obama, mandaron a luchar en defensa de los europeos, pese a que aquellos siempre ocupaban un segundo lugar en las operaciones militares. Ha puesto a parir a las empresas del acero europeas con los aranceles y sigue en ello pese a las críticas de propios y extraños, marcando de cerca a los chinos imponiéndoles, cada día, nuevos aranceles a cientos de miles de productos del comercio con ellos.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, tenemos la impresión de que, la mayoría de las críticas que se le hacen al gobierno de Trump, están motivadas por el resentimiento que existe en la CE a causa de que, los recortes del presidente americano, están empezando a crearles dificultades a la economía europea que, marcada por los viejos países que se han nombrado a sí mismos como los directores de la política europea, Alemania y Francia, que han sido incapaces de ver en Trump algo más que un fanfarrón, un lunático o un inconsciente y se creyeron que iban a influir sobre él por tratarse de uno de estos americanos, “ignorantes y pedantes”, al que podrían torear a su antojo. La criada salió respondona y ahora los apuros los tenemos en Europa, pendiente de la política con los EE.UU y de lo que está sucediendo en el otro lado del mundo, con el enfrentamiento con China en cuestiones de tasas para las exportaciones mutuas. Puede que Trump, para el resto del mundo, no sea el mejor presidente o, al menos, el que mejor les convendría al resto de naciones, pero falta ver si, para su propia nación, la legislatura de Trump resulta ser tan mala como algunos ilusos de occidente se atreven a pronosticar. El tiempo lo dirá.

La izquierda desvaría respecto al gobierno de Trump en EE.UU.

“Necesitamos que la prensa con principios mantenga al poder en cuenta de la responsabilidad de sus actos, exigirle explicaciones por las atrocidades que cometan”. Merril Streep
Miguel Massanet
jueves, 11 de octubre de 2018, 00:06 h (CET)

Es evidente que, el lobby de mujeres feministas que hoy en día parten el bacalao en el politizado mundo del cine hollywudense, tiene mucha influencia en la política del país de las 50 estrellas blancas sobre fondo azul y, no importa recalcarlo, la mayoría de ellas siempre se han declarado demócratas y partidarias de la señora Clinton, a la que han venido rindiendo pleitesía durante toda la campaña que la anterior primera dama americana, desarrolló como aspirante a la presidencia de la nación, en su enfrentamiento con el señor Donald Trump, al que acusó de todo lo que puede ser acusado un político y, mucho más, si el político pertenece al partido republicano que, en Norteamérica, es lo mismo que declararse de derechas.


Siempre nos ha llamado la atención que todos estos millonarios tan puritanos, que forman el mundo de la farándula en la nación americana, tengan unas tragaderas tan grandes y permisivas cuando se trata de defender, tratar de excusar o buscar justificaciones cuando alguno de los suyos se encuentra en apuros por su conducta irregular, por haber ocultado ingresos al fisco o por estar enfrentado a los poderes públicos. No obstante, como se ha venido demostrando desde hace un tiempo, hacen ostentación de una moral victoriana cuando, a alguna de ellas, aunque que se traten de hechos que supuestamente tuvieron lugar, según sus propias declaraciones, veinte o más años atrás; algún salido del mundillo como productores, directores, guionistas o incluso representantes artísticos, ha intentado propasarse con ellas, ha cometido abusos sexuales o ha llegado a cometer el delito de violación, aprovechándose de que cualquiera de ellas, seguramente intentando conseguir participar en alguna comedia o filme, se les ponía al alcance de sus lujuriosas malas intenciones.


Faltaría saber si, en aquellas ocasiones, las que dieron facilidades o las que se mostraron receptivas a las lisonjas y requiebros de sus presuntos abusadores fueron ellas, dispuestas a aceptar el trueque, sexo por trabajo, con tal de conseguir el empleo solicitado y, aún en el caso contrario, cuántas de las que actualmente se han constituido en vengativas denunciantes de aquellos sátiros seductores, dejaron de aceptar o consentir el trueque que se les ofrecía. Hay en todo este proceso que viene afectando a importantes personalidades de la producción, dirección, artistas etc. del mundo del cine y el teatro, una circunstancia que no se puede considerar insignificante, sino que da lugar a que muchas de las acusaciones que se vienen formulando se deben más a un deseo del feminismo de contribuir a la lucha en contra de los hombres que, en realidad, a conseguir que se haga justicia, como la mayoría de ellas pretenden; lo que tampoco puede excluir el intento de conseguir interesantes compensaciones crematísticas si, los inculpados, se avienen, antes que presentarse ante el juez, a solucionar el entuerto a golpe de talonario.


Nos gustaría saber el porqué, señoras como Merryl Streep, por otra parte buenas actrices, pretenden abarcar campos de actuación en los que, evidentemente, no son expertas y quieren introducir temas feministas como arma arrojadiza en contra de unos señores que, simplemente no piensan igual que ellas en muchos extremos, lo que no es óbice a que no deban de ser respetados por sus ideas por muy contrarias a las que ellas puedan sostener. Los insultos, descalificaciones, chirigotas, maldades y calumnias que todas estas señoras tan puritanas, salvo en el caso de que “el guion lo demande”, una palabra mágica que las exonera de la moral para darle gusta al cuerpo y al bolsillo; no les importa mantener escenas de sexo en sus películas con cualquiera, aunque sea un desconocido, y a la vista de los millones de espectadores que verán sus películas. ¿Doble moral?, ¿una ética maleable según sean amigos o enemigos políticos los sometidos al sumarísimo juicio de los artistas de la comedia? ¿Acaso la familia Clinton no tenían cosas que esconder o sólo son imaginaciones de mentes calenturientas los jueguecitos sexuales de Bill con la becaria, en su despacho de la Casa Blanca?


Los periódicos españoles, con poquísimas excepciones, no han dejado de apalear con furia vesánica la figura del señor Donald Trump y, por añadidura, cuando han tenido ocasión, se han ensañado con toda su familia por cuestiones mínimas, que nada tienen que ver con las acusaciones que estos días están cayendo sobre varios miembros de nuestro Gobierno, con el señor Presidente al frente de ellos. Según nuestros diarios, emisoras de radio y TV, el usuario del despacho oval de la casa blanca es un desnortado, un imbécil, un ignorante y, por si fuera poco, un millonario al que la fortuna le ha tocado en la lotería. En resumen, para sus detractores este señor ganó las elecciones de chiripa ( aunque el número de votos que consiguió fue muy superior al de su oponente la señora Clinton); desde que ocupó su sillón el frente del gobierno americano, no ha dado pie con bola ( aunque su política de “América para los americanos”, la vieja doctrina de Monroe, no parece que sea tan absurda cuando ha conseguido que haya menos de 6 millones de parados (3´7%) cuando nunca anteriormente se había conseguido bajar del 4%; incluso para los hispanos, los peor parados, ha caído al 4´5% y, desde su su elección como presidente de los EE.UU, los niveles de empleo arrojan la creación de 4,2 millones de puestos de trabajo más ¡no está mal! ¿Eh?


Hablemos de las mujeres, ya que parece que las que más atacan a Trump son este grupo de votantes. Pues bien, si hablamos de la tasas de paro en la actualidad, podemos fijarla en un 3´6%, una décima por debajo del promedio nacional. Si hablamos de los sueldos, un tema que no deja indiferente a nadie, se puede decir que, durante los doce últimos meses, el sueldo por hora trabajada ha avanzado a una tasa del 2´8% mientras los ingresos semanales se han acrecentado en un 3´4%. ¿Es este un país que va mal? Claro que la propaganda, evidentemente trucada, que vemos en nuestra prensa nacional, pretende hacer ver que, con Trump, América va mal. No piensan lo mismo los que le votaron que, según las encuestas, siguen permaneciendo fieles a su presidente algo que, sin duda, han tenido que ir asimilando los senadores y congresistas de su partido que han empezado a aceptar que, lo que daban por hecho que sería un gobierno corto con elecciones anticipadas, a medida que van pasando los meses da muestras de ir asentándose algo que hasta los demócratas empiezan a asumir que van a tenerle que aguantar toda la legislatura, viendo que todos los esfuerzos, martingalas, trampas y zancadillas que han intentado ponerle hasta ahora, no han servido para nada más que para reafirmarle en su puesto.


Se han querido reír de él, hasta sus propios socios europeos pero, finalmente, han tenido que aceptar que la defensa de Europa debía recaer sobre las naciones que la integran, algo que nadie puede decir que se trate de una rareza de Trump, sino de una decisión razonable para quien es responsable de la vida de sus soldados que el resto de presidentes, incluido Obama, mandaron a luchar en defensa de los europeos, pese a que aquellos siempre ocupaban un segundo lugar en las operaciones militares. Ha puesto a parir a las empresas del acero europeas con los aranceles y sigue en ello pese a las críticas de propios y extraños, marcando de cerca a los chinos imponiéndoles, cada día, nuevos aranceles a cientos de miles de productos del comercio con ellos.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, tenemos la impresión de que, la mayoría de las críticas que se le hacen al gobierno de Trump, están motivadas por el resentimiento que existe en la CE a causa de que, los recortes del presidente americano, están empezando a crearles dificultades a la economía europea que, marcada por los viejos países que se han nombrado a sí mismos como los directores de la política europea, Alemania y Francia, que han sido incapaces de ver en Trump algo más que un fanfarrón, un lunático o un inconsciente y se creyeron que iban a influir sobre él por tratarse de uno de estos americanos, “ignorantes y pedantes”, al que podrían torear a su antojo. La criada salió respondona y ahora los apuros los tenemos en Europa, pendiente de la política con los EE.UU y de lo que está sucediendo en el otro lado del mundo, con el enfrentamiento con China en cuestiones de tasas para las exportaciones mutuas. Puede que Trump, para el resto del mundo, no sea el mejor presidente o, al menos, el que mejor les convendría al resto de naciones, pero falta ver si, para su propia nación, la legislatura de Trump resulta ser tan mala como algunos ilusos de occidente se atreven a pronosticar. El tiempo lo dirá.

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