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“De fuera vendrá quien de casa nos echará” Agustín de Moreto

Cataluña pendiente de Barcelona y… de Manuel Valls.

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Un bachiller francés, antiguo ministro de nuestra vecina Francia, don Manuel Valls, en virtud de quien sabe qué enredos legislativos de la CE, resulta estar en condiciones y legitimado, como cualquier otro español, para poder aspirar a ocupar la alcaldía de la importante ciudad española, en territorio levantisco, conocida como Barcelona; aunque algunos prefieren colgarle el apelativo de Ciudad Condal, quizá por ser la sede de los antiguos condes de Barcelona, ( en realidad el primer conde de Barcelona fue un tal Bera (801-820) aunque, para los catalanes, su referente preferido siempre ha sido Wifredo el Velloso). Puede que nunca, como en esta ocasión, la disputa de la alcaldía de dicha ciudad haya tenido la importancia como parece que va a tener en las próximas elecciones municipales previstas para el mes de mayo del año que viene. Y ello tiene su base en el hecho de que para el independentismo la circunstancia de que al antiguo alcalde, señor Trias, fuera derrotado por la señora Cola, de Podemos, les privó de un baluarte esencial para sus planes independentistas que ahora, en plena batalla con el Estado español en reivindicación de una utópica independencia de Cataluña, les reportaría, si lograsen situar un alcalde independentista, añadir un as más que añadir a sus estrategias soberanistas.


Se puede decir que la idea de traerse, al antiguo primer ministro francés, a España y, aprovechando sus orígenes catalanes (su padre era catalán) y la fama como político experimentado que se trajo de Francia (además fue alcalde de la ciudad francesa de Evry) fue de Albert Rivera, de Ciudadanos, quien seguramente tuvo la idea de presentarlo en nombre de su partido a las elecciones municipales como aspirante a la alcaldía de Barcelona. La política tiene sus tiempos y también sus sorpresas y se puede decir, sin temor a equivocarse, que lo que tenía en mente el señor Valls no era tanto formar parte de una candidatura de un solo partido político, sino más bien crear una plataforma de ciudadanos, en la que tuvieran cabida toda clase de tendencias, tanto de derechas como de izquierdas, que le poyase en su campaña y, a la vez le proporcionase la ayuda económica que cualquier campaña precisa para poder ser efectiva.


Hay que decir que la irrupción de este personaje en Cataluña, cuando se pensaba que la lucha quedaría reducida a un enfrentamiento de las fuerzas soberanistas (eso sí, bastante divididas, pero con un objetivo común: la creación de una república catalana) y el resto de los partidos que se pudieran calificar de constitucionalistas, en este caso minoristas y el de la actual alcaldesa, señora Colau, Cataluña en Comú,; ha venido a trastocar las estrategias que, seguramente, tenían previstas tanto unos como otros. No hay duda que Ciudadanos, aunque afirman que apoyarán la opción de Valls, se encuentran ante un dilema ya que su irrupción en la alcaldía de Barcelona les iba a dar un gran empujón en sus aspiraciones nacionales, algo que puede quedar reducido si el mérito se lo atribuye la coalición dirigida por Valls. No queda clara la postura que adoptará el PP de Barcelona y, lo más importante, cómo valorará la situación la cúpula del partido en Madrid. Es evidente, y sobre este tema ya escribimos un comentario, que el PP necesitará un periodo de adaptación a su nueva filosofía y de reconciliación con sus antiguos votantes que, muy posiblemente, no estará completado para las municipales de mayo, Casado ha hablado con claridad y es posible que, a la vista de cómo se presentan los acontecimientos, no es malo que Valls consiguiese un éxito electoral, de forma que el PP, aún sin sacar un gran resultado pudiera, como ha aceptado el presidente del PP se pudieran iniciar conversaciones para posibles alianzas con el objetivo de conseguir un frente común ante los comunistas de Colau y los independentistas del resto de partidos soberanistas.


En realidad, del señor Vallas que concurrió a la manifestación en Barcelona, pro la defensa de los derechos de los que se consideran españoles en Cataluña, convocada por la Sociedad Civil Catalana, fue mucho más agresivo, tajante y defensor de la unidad de España de lo que este señor Valls que se presenta como aspirante a la alcaldía de Barcelona en el que, un analista, seguramente vería ciertos trazos de intentar llegar a acuerdos con los catalanistas aunque fuera cediendo en algunos puntos que pudieran distanciarlo de lo que muchos españoles esperarían de un candidato que se consideraba capaz de esgrimir la bandera de la nación española frente a la del independentismo catalán.


Si, en un principio, se hubiera podido barajar sacrificar el apoyo a los partidos propios, naturalmente de carácter constitucionalista, para apoyar la plataforma capitaneada por Valles, algo en sus últimas declaraciones nos va a impedir hacerlo debido a que se le nota un pactismo que difícilmente puede resultar positivo para quienes estimamos que el problema catalán, como el tiempo ha venido demostrando, no se va a solucionar con más retrasos, cesiones, concesiones, financiamiento y comisiones, debido a que desde el principio de este conflicto entre Cataluña y el Estado los únicos que han salido beneficiados en este contencioso han sido los soberanista catalanes mientras que, el resto de partidos se han limitado a intentar que sus cesiones fueran las menores posibles pero, de hecho, no lo han conseguido si vemos como ,aún ahora, el actual gobierno del Estado español sigue pagando a un gobierno, que se declara republicano y partidario de la división de España, con el único objeto de conseguir que le mantenga su apoyo en la Cámara baja para poder mantenerse en el poder mientras intenta, por medio de una propaganda intensiva, convencer a los españoles que lo que ha conseguido por medio de una moción de censura, se merece conseguirlo en una próximas legislativas.


Entendemos que ante un dilema como se presenta ante las próxima elecciones municipales de mayo del 2019, lo sensato o, al menos lo que parece ser más prudente es ir a por lo seguro que, en el caso de los que creemos que el PP, con el señor Pablo Casado al frente, se merece que volvamos a otorgarle la confianza, al menos, mientras mantenga su actual orientación política, sin concesiones absurdas ni actitudes equívocas, como hemos estado pidiendo todos los que sentimos simpatía por el PP desde que el señor Aznar se apartó de la política y un voluntarioso, honrado, íntegro y cabezón señor Mariano Rajoy se hizo cargo de una España en ruinas a la que salvó de caer en manos de los bancos europeos y de los hombres de negro pero que, durante su última legislatura, pagó el gravísimo error de no haber aprovechado su mayoría en ambas cámaras para poner orden en una España, que tenía una serie de carencias y desafíos, como el catalán, que una intervención radical del Estado en aquellos tiempos, con toda seguridad hubiera servido de freno a la radical evolución, que la propaganda desplegada por los gobiernos nacionalistas, sin control alguno por parte del gobierno central, junto a la falta de unidad de los partidos españolistas, han llevado a una situación tan complicada, peligrosa, insegura y extrema que, es posible, que si no se le encuentra una solución rápida y se le pone fin, los españoles nos encontremos a las puertas de una verdadera revolución social de consecuencias imprevisibles.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, si se llega a consolidar este tándem que se vislumbra en el horizonte, donde un despendolado señor P.Sánchez apoyado por Pablo Iglesias, de Podemos, siempre dispuesto a crear situaciones difíciles sabedor que lo que más beneficia a su partido es la miseria, el desorden, la inseguridad jurídica, las algaradas callejeras y las manifestaciones en contra de los gobiernos legalmente constituidos, sabedor que en las aguas revueltas de un país su partido es un experto pescador. Podemos seguir especulando sobre si es preciso calmar los ánimos, no apresurarse en tomar decisiones, permitir que con “el diálogo” y las comisiones de trabajo, dos formas de perder el tiempo y de ir alargando los problemas sin que en ninguna de ambas opciones, hasta el día de hoy, se haya conseguido resultado positivo alguno salvo el de enquistar los problemas esperando que cualquier día todos exploten y, las consecuencias de que esto ocurra, puede que las lamentemos entre todos.

Cataluña pendiente de Barcelona y… de Manuel Valls.

“De fuera vendrá quien de casa nos echará” Agustín de Moreto
Miguel Massanet
viernes, 28 de septiembre de 2018, 08:27 h (CET)

Un bachiller francés, antiguo ministro de nuestra vecina Francia, don Manuel Valls, en virtud de quien sabe qué enredos legislativos de la CE, resulta estar en condiciones y legitimado, como cualquier otro español, para poder aspirar a ocupar la alcaldía de la importante ciudad española, en territorio levantisco, conocida como Barcelona; aunque algunos prefieren colgarle el apelativo de Ciudad Condal, quizá por ser la sede de los antiguos condes de Barcelona, ( en realidad el primer conde de Barcelona fue un tal Bera (801-820) aunque, para los catalanes, su referente preferido siempre ha sido Wifredo el Velloso). Puede que nunca, como en esta ocasión, la disputa de la alcaldía de dicha ciudad haya tenido la importancia como parece que va a tener en las próximas elecciones municipales previstas para el mes de mayo del año que viene. Y ello tiene su base en el hecho de que para el independentismo la circunstancia de que al antiguo alcalde, señor Trias, fuera derrotado por la señora Cola, de Podemos, les privó de un baluarte esencial para sus planes independentistas que ahora, en plena batalla con el Estado español en reivindicación de una utópica independencia de Cataluña, les reportaría, si lograsen situar un alcalde independentista, añadir un as más que añadir a sus estrategias soberanistas.


Se puede decir que la idea de traerse, al antiguo primer ministro francés, a España y, aprovechando sus orígenes catalanes (su padre era catalán) y la fama como político experimentado que se trajo de Francia (además fue alcalde de la ciudad francesa de Evry) fue de Albert Rivera, de Ciudadanos, quien seguramente tuvo la idea de presentarlo en nombre de su partido a las elecciones municipales como aspirante a la alcaldía de Barcelona. La política tiene sus tiempos y también sus sorpresas y se puede decir, sin temor a equivocarse, que lo que tenía en mente el señor Valls no era tanto formar parte de una candidatura de un solo partido político, sino más bien crear una plataforma de ciudadanos, en la que tuvieran cabida toda clase de tendencias, tanto de derechas como de izquierdas, que le poyase en su campaña y, a la vez le proporcionase la ayuda económica que cualquier campaña precisa para poder ser efectiva.


Hay que decir que la irrupción de este personaje en Cataluña, cuando se pensaba que la lucha quedaría reducida a un enfrentamiento de las fuerzas soberanistas (eso sí, bastante divididas, pero con un objetivo común: la creación de una república catalana) y el resto de los partidos que se pudieran calificar de constitucionalistas, en este caso minoristas y el de la actual alcaldesa, señora Colau, Cataluña en Comú,; ha venido a trastocar las estrategias que, seguramente, tenían previstas tanto unos como otros. No hay duda que Ciudadanos, aunque afirman que apoyarán la opción de Valls, se encuentran ante un dilema ya que su irrupción en la alcaldía de Barcelona les iba a dar un gran empujón en sus aspiraciones nacionales, algo que puede quedar reducido si el mérito se lo atribuye la coalición dirigida por Valls. No queda clara la postura que adoptará el PP de Barcelona y, lo más importante, cómo valorará la situación la cúpula del partido en Madrid. Es evidente, y sobre este tema ya escribimos un comentario, que el PP necesitará un periodo de adaptación a su nueva filosofía y de reconciliación con sus antiguos votantes que, muy posiblemente, no estará completado para las municipales de mayo, Casado ha hablado con claridad y es posible que, a la vista de cómo se presentan los acontecimientos, no es malo que Valls consiguiese un éxito electoral, de forma que el PP, aún sin sacar un gran resultado pudiera, como ha aceptado el presidente del PP se pudieran iniciar conversaciones para posibles alianzas con el objetivo de conseguir un frente común ante los comunistas de Colau y los independentistas del resto de partidos soberanistas.


En realidad, del señor Vallas que concurrió a la manifestación en Barcelona, pro la defensa de los derechos de los que se consideran españoles en Cataluña, convocada por la Sociedad Civil Catalana, fue mucho más agresivo, tajante y defensor de la unidad de España de lo que este señor Valls que se presenta como aspirante a la alcaldía de Barcelona en el que, un analista, seguramente vería ciertos trazos de intentar llegar a acuerdos con los catalanistas aunque fuera cediendo en algunos puntos que pudieran distanciarlo de lo que muchos españoles esperarían de un candidato que se consideraba capaz de esgrimir la bandera de la nación española frente a la del independentismo catalán.


Si, en un principio, se hubiera podido barajar sacrificar el apoyo a los partidos propios, naturalmente de carácter constitucionalista, para apoyar la plataforma capitaneada por Valles, algo en sus últimas declaraciones nos va a impedir hacerlo debido a que se le nota un pactismo que difícilmente puede resultar positivo para quienes estimamos que el problema catalán, como el tiempo ha venido demostrando, no se va a solucionar con más retrasos, cesiones, concesiones, financiamiento y comisiones, debido a que desde el principio de este conflicto entre Cataluña y el Estado los únicos que han salido beneficiados en este contencioso han sido los soberanista catalanes mientras que, el resto de partidos se han limitado a intentar que sus cesiones fueran las menores posibles pero, de hecho, no lo han conseguido si vemos como ,aún ahora, el actual gobierno del Estado español sigue pagando a un gobierno, que se declara republicano y partidario de la división de España, con el único objeto de conseguir que le mantenga su apoyo en la Cámara baja para poder mantenerse en el poder mientras intenta, por medio de una propaganda intensiva, convencer a los españoles que lo que ha conseguido por medio de una moción de censura, se merece conseguirlo en una próximas legislativas.


Entendemos que ante un dilema como se presenta ante las próxima elecciones municipales de mayo del 2019, lo sensato o, al menos lo que parece ser más prudente es ir a por lo seguro que, en el caso de los que creemos que el PP, con el señor Pablo Casado al frente, se merece que volvamos a otorgarle la confianza, al menos, mientras mantenga su actual orientación política, sin concesiones absurdas ni actitudes equívocas, como hemos estado pidiendo todos los que sentimos simpatía por el PP desde que el señor Aznar se apartó de la política y un voluntarioso, honrado, íntegro y cabezón señor Mariano Rajoy se hizo cargo de una España en ruinas a la que salvó de caer en manos de los bancos europeos y de los hombres de negro pero que, durante su última legislatura, pagó el gravísimo error de no haber aprovechado su mayoría en ambas cámaras para poner orden en una España, que tenía una serie de carencias y desafíos, como el catalán, que una intervención radical del Estado en aquellos tiempos, con toda seguridad hubiera servido de freno a la radical evolución, que la propaganda desplegada por los gobiernos nacionalistas, sin control alguno por parte del gobierno central, junto a la falta de unidad de los partidos españolistas, han llevado a una situación tan complicada, peligrosa, insegura y extrema que, es posible, que si no se le encuentra una solución rápida y se le pone fin, los españoles nos encontremos a las puertas de una verdadera revolución social de consecuencias imprevisibles.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, si se llega a consolidar este tándem que se vislumbra en el horizonte, donde un despendolado señor P.Sánchez apoyado por Pablo Iglesias, de Podemos, siempre dispuesto a crear situaciones difíciles sabedor que lo que más beneficia a su partido es la miseria, el desorden, la inseguridad jurídica, las algaradas callejeras y las manifestaciones en contra de los gobiernos legalmente constituidos, sabedor que en las aguas revueltas de un país su partido es un experto pescador. Podemos seguir especulando sobre si es preciso calmar los ánimos, no apresurarse en tomar decisiones, permitir que con “el diálogo” y las comisiones de trabajo, dos formas de perder el tiempo y de ir alargando los problemas sin que en ninguna de ambas opciones, hasta el día de hoy, se haya conseguido resultado positivo alguno salvo el de enquistar los problemas esperando que cualquier día todos exploten y, las consecuencias de que esto ocurra, puede que las lamentemos entre todos.

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Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre un aspecto de la vida actual que parece extremadamente novedoso por sus avances agigantados en el mundo de la tecnología, pero cuyo planteo persiste desde Platón hasta nuestros días, a saber, la realidad virtual inmiscuida hasta el tuétano en nuestra cotidianidad y la posibilidad de que llegue el día en que no podamos distinguir entre "lo real" y "lo virtual".

Algo ocurre con la salud de las democracias en el mundo. Hasta hace pocas décadas, el prestigio de las democracias establecía límites políticos y éticos y articulaba las formas de convivencia entre estados y entre los propios sujetos. Reglas comunes que adquirían vigencia por imperio de lo consuetudinario y de los grandes edificios jurídicos y filosófico político y que se valoraban positivamente en todo el mundo, al que denominábamos presuntuosamente “libre”.

Pienso que habrá cada vez más Cat Cafés y no solamente cafeterías, cualquier ciudadano que tenga un negocio podría colaborar. Sólo le hace falta una habitación dedicada a los gatos. Es horrible en muchos países del planeta, el caso de los abandonos de animales, el trato hacia los toros, galgos… las que pasan algunos de ellos… Y sin embargo encuentro gente que se vuelca en ayudarles y llegan a tener un número grande de perros y gatos.

 
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