Nunca llegamos a pensar que, lo que sabíamos con certeza que iba a suceder antes o después, se materializara con tanta rapidez y, por añadidura, en la forma en la que ha sido dado a conocer o la verdadera magnitud de lo que se puede calificar como una verdadera claudicación del Gobierno español ante las exigencias del nacionalismo catalán, se hiciera con tanta desfachatez y desvergüenza que, aunque ya estamos preparados para cualquier tipo de sorpresas, en esta ocasión lo cierto es que nos ha cogido a todos descolocados y, en consecuencia, que algunos, entre los que nos contamos, todavía no hayamos acertado a encontrar una explicación medianamente razonable a lo que, sin lugar a dudas, se podría interpretar como una deslealtad, si es que no queremos llamarlo traición, a la patria y a los españoles que, en una gran mayoría, no comulgamos con el nacionalismo catalán y sus proyectos separatistas de ruptura con España.

En su trayecto hacia la incuria y la irresponsabilidad absoluta, el actual presidente del Gobierno español, señor Sánchez, no ha dudado en recurrir a cuantas artimañas, trucos, ilegalidades y deslealtades hacia el pueblo y la nación española ha considerado que le pueden ayudar a conseguir el único objetivo que le interesa: alcanzar la meta que se ha propuesto, de conseguir obtener el poder absoluto, para satisfacer este inmenso ego con el que intenta disimular su falta de talento, con el que se ha atrevido a gobernar una nación como la española, cuando es evidente que, para hacerlo, es necesaria una persona enérgica, preparada, honrada, entregada al bien del pueblo español y consciente de que un, país en el que se pretende gastar más de lo que se ingresa, como en cualquier domicilio de ciudadano privado, es de todo punto imposible sostener y mantener boyante su economía y el bienestar de sus habitantes. Claro que, para ello ya tienen los “sabios consejos” del grupo con el que parece haberse decidido a aliarse para la ejecución de sus planes: los señores de Podemos se han convertido en sus asesores financieros y le van enseñando la senda por la que deben transcurrir para conseguir los fondos necesarios, si no para lograr sacar a la nación adelante, al menos para intentar mantenerse al frente del ejecutivo, hasta que lleguen las próximas elecciones legislativas.

Entre tanto hay que pastelear, amagar, lanzar globos sonda y gobernar a base de decretos cuya convalidación, según su manera de pensar, quedará a cargo de un Parlamento más empeñado en discutir sobre el sexo de los ángeles que en dedicarse a resolver los importantes problemas que afectan a los españoles. Antes bien, algunos nos atreveríamos a decir que, en algunos casos, y hablo del tema catalán, parece que sus señorías están más por la labor de ir complicando las cosas, en lugar de dedicarse a hacer lo que, a cualquier ciudadano con un mínimo de sentido común se le ocurriría: liarse la manta a la cabeza y aplicar la Constitución y el CP, caiga quien caiga y proteste quien proteste. Es insostenible que este miedo enfermizo que atenaza a nuestros gobernantes a la reacción de los independentistas catalanes, tenga atenazado a todo el país, que ya lleva pendiente de los caprichos de los catalanes demasiado tiempo y que no debería pasar ni un día más sin que se aplicaran, con toda la fuerza de la ley, los correctivos de los que dispone nuestro Estado de derecho para acabar, de un plumazo, con semejante desafío por parte de una minoría rebelde, a la que se le han dado demasiadas ocasiones de volver a los cauces legales, sin que en ningún caso hayan aceptado la posibilidad de hacerlo, evidentemente porque no entra en sus planes continuar siendo una autonomía española.

Una vez más, excediéndose en sus funciones, tomando el hatajo que ha creído que mejor le podría favorecer, el señor Sánchez se ha olvidado del Parlamento y, directamente, por su propia cuenta, guiado por sus impulsos primarios y sin calibrar las consecuencias de sus actos, se ha lanzado a la piscina de la imprudencia, y le ha propuesto a su adversario, el señor Torra, un “referéndum de autogobierno y no de autodeterminación”, una propuesta en la que, la sola mención a la palabra referéndum ya es una tanto a favor de los soberanistas, que llevan años insistiendo en que se les permita hacer “un referéndum” para determinar su derecho a decidir sobre el futuro de la autonomía catalana. Es cierto que no es lo mismo autogobierno que autodeterminación, al menos para los que son capaces de distinguir entre una cosa y la otra, pero les aseguro que para una gran mayoría de los catalanes, especialmente para aquellos interesados en interpretarlo de la forma que más les favorece, esta oferta de Sánchez tiene toda la apariencia de una descomunal bajada de pantalones del ejecutivo español y un espaldarazo a la causa separatista catalana y, todo esto, sin contar con el efecto que tendrá esta oferta en las estancias internacionales que siguen, con suma preocupación, lo que está sucediendo en España con este amago de división de una parte de su territorio.

Y por si alguien tuviera dudas de lo ridículo, extemporáneo y absurdo de la coladura de Sánchez, no han hecho falta muchos días para que recibiera la gran bofetada en plena facies cadavérica (porque no creemos poder describir de otra manera el aspecto del rostro del señor Sánchez ante el severo correctivo que ha recibido del fanatizado presidente de la Generalitat catalana). La respuesta de Torra al ofrecimiento de Sánchez se puede resumir en tres apartados: a) no aceptaría ninguna sentencia condenatoria para los inculpados en prisión preventiva por los acontecimientos del 1.O, b) amenaza con grandes manifestaciones reivindicativas para apoderarse de las calles y c) intentar por todos los medios darle carácter internacional al conflicto catalán, para conseguir el apoyo popular del resto de naciones. ¿Cuál va a ser la reacción de P.Sánchez ante semejante desaire? O ¿ debemos entender que la contestación de la ministra portavoz del Gobierno, señora Isabel Celaá, hablando de mantener el diálogo, de que Torra sólo hablaba de cara a los suyos, de que una cosa es lo que se dice y otra lo que se hace; debiera contentarnos a todos viendo cómo el Ejecutivo actual ha caído en la misma trampa que Rajoy, dándoles tiempo a los separatistas que, en realidad, es de lo que siguen estando más necesitados para terminar de organizarse para su gran traca final, que será precisamente cuando el actual gobierno se vea en la imposibilidad de seguir engañando a los ciudadanos españoles con promesas que no pueda cumplir y se vea obligado a convocar nuevas elecciones? Entonces, y no antes, es cuando los soberanistas, en el momento de más debilidad de la nación, que es cuando todos se pelean para conseguir el poder y el gobierno en retirada se limita a dar salida a las cuestiones más urgentes, sin querer asumir responsabilidades que deban corresponder al siguiente ejecutivo; va a lanzar su mayor ofensiva, confiando en su poder en las calles y en la debilidad de aquellos que deban actuar en su contra.

Mientras tanto ya tenemos algunas muestras de lo que intenta hacer el actual ejecutivo, en dos actuaciones que vienen demostrando el caciquismo, el clientelismo, el totalitarismo y egocentrismo con el que van a actuar, sabiendo que siguen contando con el apoyo de los de Podemos, unos que se sienten cómodos cuando el PSOE adopta las medidas que ellos acostumbran a implantar cuando gobiernan. El caso de la TV1 se puede considerar el peor ejemplo de cómo una partido político, siguiendo el ejemplo de tiempos de la República, cuando accede al poder entra como elefante en cacharrería en los medios de comunicación, elimina a todos los reporteros, locutores o demás empleados de los que piensa que no comulgan con su propia ideología, para sustituirlos por otros de su entera confianza, leales a sus ideologías, dispuestos a mantener el monopolio de ideas y a evitar que la oposición tenga la oportunidad de dar a conocer sus propuestas. Una fanatizada, envejecida, amargada y rencorosa Rosa Maria Mateo (76) ha sido la elegida por los socialistas que la han aupado al cargo de administradora única del ente TV1, ha decidido hacerles pagar su larga ausencia de la TV a todos los que supongo que ha venido considerando como enemigos, el caso del presentador deportivo Jesús Álvarez, una institución en la TV, descendiente de uno de los locutores más carismáticos de los primero años del ente, ha sido a nuestro entender la barrabasada más odiosa de las que, esta advenediza resabiada ha llevado a cabo como venganza particular.

La enseñanza será la otra parte donde los socialistas han intervenido para perjudicar a la enseñanza concertada, molestos por la evidencia de que las familias de los niños en edad escolar prefieren llevarlos a escuelas concertadas, donde reciben una educación más completa en temas que no se imparten en la pública, para ayudarles a forjar su carácter. El hecho de impedir que sean las solicitudes de los padres las que determinen las ayudas que se les han de conceder a dichas entidades educativas, ya demuestra cómo el nuevo gobierno está llevando a cabo sus objetivos de suprimir cualquier cosa, aunque sea en detrimento de la enseñanza de los jóvenes, con tal de establecer el nuevo “cinturón sanitario” que los del PSOE y los de Podemos intentan volver a cerrar alrededor de la derecha española.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, no podemos menos de denunciar esta campaña iniciada por el PSOE, con el apoyo interesado del señor Pablo Iglesias, vuelto de su retiro de tres meses que, seguramente, le ha ayudado a preparar su plan de apoyar a este gobierno, que sabe que es finito en un plazo relativamente corto, para utilizarlo de trampolín, ahora que se les presenta la ocasión de superar las encuestas adversas que han tenido en los últimos tiempos, para cuando llegue el momento darle "la patada de Charlot” a los socialistas e intentar hacerse con lo que vienen buscando desde que llegaron de Venezuela: el gobierno de la nación española. O así es como lo vemos nosotros.